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Adrian Ferrero

Saúl Sosnowski: el proyecto coherente

Saúl Sosnowski nació en Buenos Aires en 1945. Pasó allí su infancia y adolescencia. Pero a la edad de tomar las decisiones respecto de la vocación se orientó hacia el Norte, hacia EE.UU. donde se diplomó como Dr. en Letras (allí quieren los protocolos institucionales llamarlo Ph.D. en Literatura latinoamericana) en 1970. Desarrollará toda su carrera profesional en ese país, pero de modo definitivo instalado ya en la University of Maryland, con sede cercana a Washington D. C.. Dirigió desde 1980 hasta 2000 el Departamento de Español y Portugués. Hasta 2008 el Centro de Estudios Latinoamericanos, que fundó en 1989. Y desde 2000 hasta 2011 fue Vicerrector para Asuntos Internacionales.

Su trabajo ha girado en torno, fundamentalmente, de poéticas judeoargentinas. Pero también de Cortázar, Borges, con énfasis en su relación con la Cábala. También manifestará inquietudes persistentes en torno de la institución literaria y los Estados burocráticos/autoritarios, esto es, las dictaduras de América Latina. Naturalmente, en muchos casos, el antisemitismo lo ocuparán como un eje sémico que irradiaría de manera concéntrica hacia otras zonas de la experiencia en torno de las prácticas y los discursos sociales. En tal sentido, su tarea consistirá en la producción bibliográfica u organización de eventos científicos en directa relación con este eje sémico, persecutorio de la alteridad. Circunstancia que se manifestará en torno de otras zonas de la experiencia social.

Desde las páginas de la revista Hispamérica, programáticamente subtitulada “Revista de literatura”, cuyo primer número data de 1972, y en la cual han desfilado las plumas mayores de América Latina, tanto en lo referido a lo académico como a lo creativo, autores y autoras argentinos o latinoamericanos radicados también en otros continentes. Esta preocupación intercultural y transcultural (por qué no decirlo) da cuenta de un interés por un registro de la experiencia literaria en directa relación con los contextos que no son los unívocos de América Latina. Sino que entran en un diálogo fecundo con los de otros espacios socioculturales. Este punto me parece un mérito crucial de la revista de Saúl Sosnowski. No se trata de un trabajo atento exclusivamente a pensar América Latina como un ghetto. Sino a ser pensada en diálogo con otros espacios idiomáticos (punto primordial, porque estamos ante un momento insular en esos espacios si los creadores y las creadoras siguen escribiendo en español) y socioculturales.

Si lo pensamos en términos socioculturales, el interés por los escritores judeoargentinos también forma parte de un coloquio intercultural y transcultural entre el pueblo judío y la vida argentina en su dimensión simbólica y material pública. Uno puede evocar libros paradigmáticos y precursores en tal sentido, como Pantalones azules (1963), la novela de la gran creadora Sara Gallardo, proveniente de la oligarquía pero con perspectiva severamente crítica respecto de aquella y su ideología social. La iniciativa tiene un valor suplementario porque ella es de formación católica, de modo que el gesto revulsivo, rebelde, insurreccional, en el caso de Gallardo, se torna me atrevería a afirmar que radical. En esa novela un antisemita que comete atentados contra judíos mantiene una relación sentimental con una chica judía. Hasta romper el vínculo al advertir recíprocamente ella de lo que él es capaz y él de estar ante la presencia de su objeto de persecución y repudio. Otra novela que pinta de modo paradigmático al pueblo judío es Los gauchos judíos (1910), una descripción de una colonia judía en Argentina de los inmigrantes de ese pueblo. Mencionaría, entre tantos otros, a la fallecida autora argentina Alicia Steimberg, quien escribió su novela Músicos y relojeros (1971), que narra la infancia de una niña judía, en la medida en que lentamente crece durante esa etapa de la vida, en una familia grande, no exenta de conflictos familiares, de lo que observa y de lo que debe tolerar y padecer. Alicia Steimberg es profundamente crítica de la institución familiar de ese grupo, motivo por el cual recibió críticas oportunamente. Ana María Shua es otro caso representativo de ficción o bien de libros en torno de compilación sobre el humor o la cocina judía, por dentro de esta vertiente. Ella ha trabajado muchas otras.

Lo cierto es que, regresando a Saúl Sosnowski, su revista Hispamérica, como dije, es de naturaleza académica. No obstante hay espacios para la poesía, la narrativa y el teatro breve (pienso en Patricia Suárez, como caso paradigmático en lo relativo a la dramaturgia) y otras secciones de las que quisiera dar cuenta. Ensayos académicos, entrevistas, recuperaciones, testimonios, talleres, notas, en fin, como puede apreciarse, una revista que manifiesta un nivel de apertura genérica de naturaleza inhabitual. Y también quisiera poner el acento en que existe pluralismo en lo relativo al tema género: estudios sobre la mujer, estudios de género y sobre minorías sexuales también han circulado por sus páginas. Esto es: estamos ante una publicación de un nivel de pluralismo infrecuente, que va de la mano de una excelencia, producto solo de un atento ojo maestro.

Más recientemente se ha revelado una dimensión de Saúl Soswnoski, vinculada estrictamente con la escritura creativa. No obstante, hay algunos matices que mantienen al discurso literario empapado de jirones del discurso académico. Búsquedas obstinadas de los protagonistas, comportamientos, espacios de circulación, prácticas sociales. Ha publicado el poemario Rugido que toda palabra encubre (Córdoba, Alción, 2017) y el presente año 2020 la novela Decir Berlín, decir Buenos Aires, (Bs. As., Ed. Paradiso) una novela sorprendente no tanto por lo reveladora de sus temas relativos a las búsquedas académicas, a la génesis de escritura de los escritos académicos, sino más bien del vínculo entre el sujeto varón que protagoniza la trama en directa relación con una vida privada donjuanesca hasta un amor crepuscular definitivo o que, al menos eso deja entrever la novela, si bien las palabras finales nunca están dichas en la vida de una persona o en las dos, sí están insinuadas o existe una expresión de deseos.

Rugido que toda palabra encubre, en cambio un poemario que recupera la experiencia vital desde una perspectiva existencial (de modo predominante) preocupada por a la recuperación de una experiencia nostálgica en función de un pasado que se percibe ha avanzado ya en demasía a la altura del presente de la enunciación, motivo por el cual, el yo lírico manifiesta no precisamente un balance de su vida, pero sí una proyección de su biografía hacia lo que su genealogía proseguirá bajo la forma de un linaje. De modo esperanzado, de modo firme y seguro (pero también cauteloso, lo ignora todo). Estas figuras protagónicas se dejan entrever como puro fulgor que justifica el presente crepuscular que es la descendencia.

Diera la impresión de que Saúl Sosnoski hubiera sentido la necesidad de sacar cuentas a cierta altura de la vida (y que el dispositivo para hacerlo fuera acudir a la escritura creativa) en la que sin embargo la acción, la percepción, los viajes, el trabajo, la pasión permanecen intactos. No hay ni detenciones ni emociones paralizantes. Más bien Sosnowski potencia su costado en lo relativo a la invención y a la investigación de modo indetenible. Y lo hace de modo perceptivo, sumando su dimensión sensible, agregaría yo. Lo que en quien toda su vida se ha desempeñado como un scholar, parece un síntoma que cambia un rumbo que parecía ya como un destino demasiado previsible. En tal sentido, hay detección de plasticidad, de movilidad, de desplazamiento entre los signos y los géneros, entre las disciplinas en equilibrio con el arte que no solo se asedia en los estudios literarios sino que es producido como obra personal. Hay aquí un punto de giro (dos) que da cuenta de un cambio que, en principio, me atrevería a tildar como mínimo de emotivo.

El amor por las mujeres es una constante que como un leitmotiv está presente en su ficción no exactamente desde la reivindicación de sus derechos (causa que no me caben dudas también aprueba o hasta en las páginas de su revista promueve) sino más bien desde la mirada del amante que en su lugar de figura en permanente movimiento se desliza por los intercambios siempre a partir del respeto, pero también desde el encuentro fugaz. A este punto quiero llegar cuando apunto a su novela Decir Berlín, decir Buenos Aires, en la cual ve la llegada de Tamar como un destino. La experiencia del Holocausto y el genocidio en Argentina durante la última dictadura militar da cuenta del marco por dentro del cual, como en un espacio asfixiante, se debe discutir, actuar, polemizar, debatir, pero sobre todo tomar medidas para que esos dos períodos de violencia sociocultural, material, simbólica, sean reparados en la medida de lo posible y sean debidamente ajusticiados los responsables. Pero ante todo: se debe actuar. Es el punto de vista de quien, desde la intervención en el mundo material toma decisiones concretas.

Con sentido de apertura intelectual a propuestas para su revista. Con sentido de apertura para presentir dónde está la calidad en la literatura por olfato de trayectoria de alguien acostumbrado a traficar con ella, a rectificar las colaboraciones en diálogo con sus autores o autoras buscando el consenso amable si se detectan momentos de imperfecciones o bien posibilidad de potenciar la calidad, me parece que este retrato dibuja las facciones del rostro de un referente de los estudios latinoamericanos en EE.UU. con reconocimiento internacional en estrecha relación con Argentina por origen puesta de manifiesto en continuos viajes, bajo la figura, digásmolo así, de un embajador cultural itinerante (como de hecho así ha ocurrido durante una etapa de su vida académica). Y que mantiene permanentes relaciones con sus compatriotas tanto por trabajo como por lazos de amistad y afectivos.

Así cerraría estas líneas, callando respetuosamente acerca de alguien que merece del silencio, para estudiar, enseñar y escribir con serenidad. Y que lo hace desde una ética y una política con principios de naturaleza inamovible.

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