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Alejandro Ramírez Morón

Santo Rosario «mode on»

Octubre es el mes del Santo Rosario. Sí. Esa clásica oración católica, que, por lo general, todo el mundo detesta. Pero esa animadversión no es sino el más claro reflejo de la severa incomunicación del mundo de hoy. ¡Yo amo rezar el Rosario! Y para hacerlo cada día pongo como música de fondo, por ejemplo, chill out, nu jazz, trip hop, etcétera. Enciendo una vela, de tenerla, y un incienso, también de tenerlo; en Venezuela son muchas las cosas que escasean.

Extraído del portal Catholic.net: “En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses, como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra ‘rosario’ significa ‘corona de rosas’. Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires”. ¿No es una historia tan dolorosa como bella?

Las promesas

El Rosario era la oración preferida de San Juan Pablo II. San Pío de Pietrelcina es el santo del Rosario por excelencia. El Padre Pío tenía rosarios por todos lados, y no recitaba menos de 5 por día. “La oración es la mejor arma que tenemos”, decía el Padre Pío. Y eso es una verdad como un templo. La más clásica de las oraciones católicas, después del Padre Nuestro, es el Santo Rosario. Y María Santísima ha hecho promesas muy hermosas para los devotos. Son estas:

1.- El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.

2.- Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.

3.- El Rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.

4.- El Rosario hará germinar las virtudes y también hará que sus devotos obtengan la misericordia divina; sustituirá en el corazón de los hombres el amor del mundo al amor por Dios y los elevará a desear las cosas celestiales y eternas. ¡Cuántas almas por este medio se santificarán!

5.- El alma que se encomiende por el Rosario no perecerá.

6.- El que con devoción rezare mi Rosario, considerando misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá muerte desgraciada; se convertirá, si es pecador; perseverará en la gracias, si es justo, y en todo caso será admitido a la vida eterna.

7.- Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin auxilios de la Iglesia.

8.- Quiero que todos los devotos de mi Rosario tengan vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia, y sean partícipes de los méritos de los bienaventurados.

9.- Libraré pronto del purgatorio a las almas devotas del Rosario.

10.- Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo una gloria singular.

11.- Todo lo que se me pidiere por medio del Rosario se alcanzará prontamente.

12.- Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.

13.- Todos los que recen el Rosario tendrán por hermanos en la vida y en la muerte a los bienaventurados del cielo.

14.- Los que rezan mi Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.

15.- La devoción al santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.

Se lee en el portal Devocionario.com: La tradición atribuye al beato Alan de la Roche (1428 aprox. – 1475) de la orden de los dominicos el origen de estas promesas hechas por la virgen María. Es mérito suyo el haber restablecido la devoción al santo rosario enseñada por Santo Domingo apenas un siglo antes y olvidada tras su muerte.

La batalla de Lepanto

El 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la batalla naval de Lepanto en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Por eso los católicos romanos celebramos en el mes de octubre el mes del Santo Rosario. Es una oración poderosa, que mueve arenas muy fuertes, que desata tormentas colosales, que agita las energías más poderosas. “Dadme un ejército que rece el Rosario y lograré con él conquistar el mundo”, decía San Pío X.

Mi humilde sugerencia es que dejes de lado los prejuicios, el pediátrico anticlericalismo, y te animes a rezar cada día el Rosario. Es una oración hermosa, que cura el alma, es una compresa tibia en las heridas, y la verdad no hay un rigor escolástico para rezarlo. Yo, incluso, puedo despachar un roncito después de hacerlo. Acá un enlace con la guía del usuario: http://www.devocionario.com/maria/rosario_1.html. Lejos de arrepentirte de rezar el Rosario, es muy probable que un día te arrepientas de no haberlo hecho nunca. ¡Anímate! Es bien chic.

Te sugiero el volumen 3 de Buddha Bar. Date una ducha de agua helada. Ponte colonia de bebé. Agua bendita. Velón. Incienso. Y de rodillas: SANTO ROSARIO “MODE ON”. Cierra con un roncito.

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