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Salvador Marinaro
Salvador Marinaro

Historias de una pandemia. Shenzhen y Hong Kong desde la ventana

 

Reflexiones, vivencias, aprendizajes, temores. Así vivimos el coronavirus en ViceVersa Magazine.

 

Salvador Marinaro, docente y especialista de China

Salvador Marinaro y su pareja Lucila Carzoglio, originarios de Argentina, viven desde hace muchos años en Shangái. En la Universidad de esa ciudad Salvador estudió un doctorado en Estudios Globales, tras el cual ahora ejerce la docencia, y Lucila está terminando un doctorado en Literatura Comparada. La pandemia los sorprendió durante las vacaciones por el Año Nuevo Chino que habían decidido pasar antes en una playa en Filipinas, luego en la ciudad de Shenzhen, que está en la parte continental de Hong Kong, y finalmente en la provincia de Yunnan, en la frontera con Vietnam.

Durante esta última etapa Lucila Carzoglio, quien está preparando un proyecto de crónicas sobre mujeres asiáticas, quería estudiar la realidad de esa provincia que se caracteriza por ser la que tiene una mayor diversidad étnica y en la cual hay ciudades y pueblos que se rigen con sistemas matriarcales.

Sin embargo, la pandemia desbarató todos sus planes.

“Habíamos organizado el viaje con gran antelación, era mi primera vacación después del doctorado y por primera vez en la vida viajé sin mi computadora. Quería regalarme un descanso total”.

 

Salvador Marinaro

 

Salvador Marinaro, confiesa que en un comienzo todo el mundo pensó que el peligro de este nuevo virus estaba localizado en la región de Hubei y en particular en su capital Wuhan. Es decir, en el centro del país. Recién habían llegado a Shenzhen, cuando el Secretario General del Partido Comunista Chino Xi Jinping anunció la clausura de Wuhan.

“Si bien, aún parecía que el problema estaba focalizado sobre todo el centro del país, decidimos anular el viaje a Yunnam y esperar un poco para ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.

A los pocos días la Universidad de Lucila le envía unos mensajes invitándola a que no regresara. Entendimos que las cosas eran más serias de lo que habíamos creído en un principio. Mi Universidad me dijo que hubiera podido volver con un pedido administrativo; sin embargo, poco después también me recomendó no hacerlo. Al mismo tiempo me decían que íbamos a empezar las clases en modalidad online pero que tenía que estar listo para volver en cualquier momento y reanudar las presenciales. En ese momento todavía nadie pensaba que las cosas iban a llegar a estos extremos”.

Al hablar de las diferencias que se empezaban a percibir en el paisaje humano que observaba desde la ventana de su hotel en Schenzhen, Salvador Marinaro comenta que la ciudad se veía muy vacía. Lo atribuyeron a la proximidad con las celebraciones de Año Nuevo.

 

Salvador Marinaro

 

Schenzhen es una ciudad fundada a comienzo de los años ’80 del siglo pasado. En ese momento tenía unos 20mil habitantes. Hoy hay 15millones, la gran mayoría inmigrantes de otras ciudades del país. El promedio de edad de la población es de 28 años. A Shenzhen, se la considera la Silicon Valley de China. Para los jóvenes, es la ciudad de las oportunidades. Por esa razón no nos sorprendimos al verla tan vacía. Pensamos que habían viajado para transcurrir las fiestas con sus familias. Sin embargo, ya se veían a muchas personas usando tapabocas y en el hotel nos dieron unos gratis para usarlos cuando salíamos a la calle”.

En esos mismos días también se empezó a hablar del cierre de las fronteras chinas así que Salvador y Lucila decidieron viajar a Hong Kong, pensando que esa ciudad, por su estatuto intermedio, iba a ser la última en cerrar fronteras.

Nos quedamos unos días en Hong Kong siempre con la esperanza de poder regresar a Shangái. Allí la diferencia en el movimiento de las calles era mucho más evidente. También aquí todos usaban tapabocas y nosotros tuvimos que usar los mismo varios días porque estaban agotados. Teníamos la esperanza de poder asistir a la celebración del Año Nuevo Chino ya que Hong Kong es la única ciudad en la cual lo festejan todavía en la calle con fuegos de artificios y bailes del dragón. En el resto del país lo desarrollan en familia de una forma más íntimas. Además, los fuegos de artificios están prohibidos. Naturalmente este año Hong Kong canceló la celebración pública”.

La situación, no solamente en China sino también en el resto del mundo, fue empeorando rápidamente. Estados Unidos paralizó los vuelos desde y hacia China así que, para evitar quedarse atrapados en Hong Kong, Salvador y Lucila decidieron viajar a Madrid. Para ir a Argentina hubieran tenido que pasar por Estados Unidos y esas fronteras estaban cerradas. Eran los días en los cuales también en España se estaban disparando las alarmas por el contagio. A medida que la pandemia disminuía en China aumentaba en Europa y en Estados Unidos. Y a los pocos días fue China la que bloqueó los vuelos provenientes de esos dos continentes.

“Cuando entendimos que las Universidades no iban a reabrir sus puertas durante estos meses, decidimos volver a Argentina con un vuelo de repatrio que organizó Aerolíneas Argentinas. En Buenos Aires tuvimos que quedar en cuarentena 14 días y luego finalmente pudimos volver a casa”.

 

Salvador Marinaro

 

El Covid-19 exacerbó el conflicto entre Estados Unidos y China. Las reiteradas acusaciones de Trump y la xenofobia más o menos visible que se desató contra los asiáticos en general, tuvieron una repercusión bastante fuerte en China. Las acusaciones de intolerancia y segregación hacia los extranjeros han ido in crescendo sobre todo porque los nuevos casos de coronavirus son interpretados como “casos importados”, es decir provenientes de pacientes quienes estuvieron fuera de China hace menos de dos semanas.

Existe una percepción generalizada en China, difundida en gran medida a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, de que los países occidentales no han sabido tomar medidas a tiempo para disminuir el contagio y que la gente es menos propensa a respetar las reglas. Si bien en un primer momento hubo grandes críticas hacia el gobierno (sobre todo, local de Hubei) por la gestión de la información referente la peligrosidad del Covid-19, a medida que la curva del contagio ha ido bajando y se han visto los resultados positivos de la política de Xi Jinping, la población se ha cohesionado a su alrededor. Las personas, en su gran mayoría, confían en las informaciones que divulga el gobierno y, así, poco a poco también ha ido creciendo un fuerte sentimiento nacionalista”.

Salvador Marinaro es un estudioso de la cultura y la política china así que le preguntamos si, según su opinión, esta situación podrá llevar a un cambio en la estrategia internacional de China.

“Es difícil prever en este momento cuál será la política internacional de China. Posiblemente reivindicará con más fuerza los valores colectivos que le permitieron superar la crisis con relativa rapidez (como el consenso popular hacia las medidas del gobierno). También es necesario observar que cada potencia internacional emerge con un concepto matriz. El fundamento discursivo de la política internacional china es la idea de desarrollo en contraposición al de libertad que defiende Estados Unidos. China subraya su eficacia al haber logrado sacar de la pobreza a 500-600 millones de personas en poco más de 30 años. Es un argumento que tiene una repercusión muy amplia sobre todo en América Latina y en todos los países en desarrollo. Por otro lado, hay que tener en cuenta que China necesita mantener vínculos con el extranjero, no está en condiciones de aislarse. Su política reflejará esa necesidad de apertura en contraposición con la del actual gobierno norteamericano que se inclina siempre más hacia el aislacionismo”.

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