Cuando las dinámicas cotidianas cambian, el sonido cambia. El ruido también suena y, aunque no es discurso articulado, existe en el espacio –tanto físico como virtual–. A veces la información que circula es tanta que se convierte en una masa amorfa, un ruido que dejamos de escuchar porque es tan excesivo, que se vuelve inaprensible.
El potencial del ruido está en no ser discurso articulado.
Si el ruido es un desecho, ¿qué hacemos con él?