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Retorno a Venezuela

Estuve fuera de Venezuela más de un mes en un interesante viaje por Vietnam, Laos, Camboya y Myanmar. Países que están atravesando una más o menos larga transición. En Myanmar hay una transición política reciente en la cual los militares que han gobernado el país durante décadas han aceptado que el partido mayoritario liderado por la premio Nobel Aung San Suu Kyi controle el Parlamento y comparta el Poder Ejecutivo con dos Vicepresidentes. Pero el Presidente, un Vicepresidente y los Ministros de Defensa, Interior y Fronteras siguen siendo militares. Vietnam y Laos son Estados postcomunistas con economías de mercado. Siguiendo el ejemplo de las reformas económicas de Deng Xiaoping en China, Vietnam, en 1985, diez años después de la reunificación del país, abandonó el colectivismo comunista, que había producido estancamiento económico con desabastecimiento, mercado negro y aumento de la pobreza. Actualmente es una pujante y exitosa economía de mercado que en pocos años ha convertido a Vietnam en el segundo exportador de café después de Brasil y el segundo exportador de arroz después de Tailandia. El gobierno se mantiene bajo el control de un partido único, que sigue llamándose comunista. Laos siguió el ejemplo de Vietnam, pero lo inició sólo a partir del año 2000. En Camboya, la experiencia comunista fue mucho más violenta, recordemos el genocidio masivo por parte de los Jemeres Rojos entre 1975 y 1979, en el cual se produjo la muerte de más de dos millones de personas, en una población que, en ese entonces, era de 6 millones de habitantes. En la actualidad se ha restaurado la Monarquía con el Rey Norodon Sihamoni, pero el gobierno está en manos de un partido Partido Popular, que recuerda la conducta hegemónica y fraudulenta del viejo PRI mexicano. Estos países, con sus diferencias, tienen gobiernos básicamente autoritarios, pero todos han entendido que, como bien dijo el estadista e intelectual polaco Bronislaw Geremek : “el socialismo no sólo no creó riqueza sino ni siquiera distribuyó con justicia la pobreza”.

El drama es que en Venezuela el llamado socialismo del Siglo XXI ha ido mucho más allá de Geremek, ha creado un verdadero desastre socioeconómico. Mi retorno a la sufrida Patria no pudo ser más dramático: dos “apagones” que dejaron sin electricidad por varios días a la mayor parte del territorio nacional y provocaron una prolongada escasez de agua y masivas y espontáneas protestas particularmente en las zonas populares. El régimen ha respondido con un incremento de la represión, utilizando grupos paramilitares armados, que son una peculiar mezcla de las SA nazi de Röhm, las “squadracce” fascistas del jerarca Farinacci, los CDR cubanos y los Tonton Macoutes haitianos de Papa Doc Duvalier. A esto hay que agregar la hiperinflación, el desabastecimiento, el colapso de los servicios públicos incluyendo transporte y sistema sanitario. La comunidad internacional tendrá que enfrentar la hecatombe social en puertas y el aumento creciente y brutal de la migración venezolana. Una tragedia creada por un régimen que se ha caracterizado por “ideas muertas”, incompetencia, ignorancia, corrupción y represión. “Vigilia pretium libertatis”.

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