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Recuperar energía para el cerebro

Transcurrió un año desde el inicio de la pandemia. Han sido meses de ansiedad, miedo, tristeza, soledad, incertidumbre y negativismo desafiante. Difíciles sobre todo para las muchas personas que poco toleran la frustración.

Las consecuencias debidas al estrés son evidentes, se producen cambios en la química cerebral. El síndrome general de adaptación se presenta en tres fases: la reacción de alarma, la fase de resistencia y el agotamiento. En la reacción de alarma el sistema límbico está en alerta listo para correr o pelear. Eso genera un estado de agotamiento, condición durante la cual somos más vulnerables a las enfermedades psicosomáticas. El sistema inmune se altera de manera que al bajar las defensas estamos más expuestos a los contagios.

Muchos se sienten como anestesiados, no saben cómo explicar su falta de interés hacia todo. El síntoma se llama anhedonia, es uno de los indicativos de trastornos de depresión y ansiedad.

Lo que es un hecho es que casi todos estamos batallando con la memoria reciente o inmediata. El síntoma se ha agudizado en la pandemia, muchos preguntan angustiados qué vitamina tomar, porque todo se les olvida. No recuerdan que desayunaron, y es grave porque, si el cerebro no registra esa acción, terminan comiendo en exceso. Muchos han elevado su peso. El olvido es muy simple, no recuerdan para qué abrieron el refrigerador, dejaron la cazuela en la lumbre, no saben dónde pusieron las llaves, si cerraron la puerta o a qué fueron a la tienda.

Son tantos los estímulos que los mantienen distraídos: desde las presiones económicas, hasta las prisas que viven para llegar al trabajo, o las horas pasadas ante la pantalla hasta para buscar trabajo. El déficit de atención es un síntoma constante en niños y adultos. No es para encuadrarlo en una patología y automedicarse, es suficiente con cambiar algunos hábitos para ejercitar la memoria y contrarrestar el estrés. El poder del cerebro no tiene límites, vamos practicando y poniendo orden.

Lo primero que hay que cuidar es lo que uno se lleva a la boca. No es lo mismo comer que alimentarse, los alimentos influyen de manera directa sobre la memoria, los nutrientes que aportan los buenos alimentos mejoran las funciones cerebrales y digestivas. El aparato digestivo es el segundo cerebro, ambos están muy conectados, guardarse las emocione produce estreñimiento y afecta el estado de ánimo. La dieta mediterránea es la clave: verduras, frutas frescas, pescado, carne, huevos, cereales y leguminosas; más proteínas menos carbohidratos refinados. Y cambien la manera de beber, agua en lugar de refrescos.

Es importante mantener el sistema circulatorio en condiciones óptimas para que fluya oxigeno y lleguen los nutrientes al cerebro para así mejorar la memoria. La solución no está en la farmacia está en el mercado. El aguacate, los arándanos, el brócoli, las verduras de hoja verde, el aceite de oliva, de coco, la cúrcuma, y el chocolate natural son alimentos que deberían estar a la base de nuestra dieta.

Otra recomendación es controlar los pensamientos. No es nada fácil, tenemos cerebros excesivamente acelerados. Con la alarma en alerta, el sueño no es reparador, por la mañana despiertan cansados, apáticos. No hagan caso de los pensamientos catastróficos, ni de esa gente que ve drama todos los días y lo comparte en las redes sociales.

Practiquen meditación. En internet encuentran muchos tutoriales y, si pueden asistan a un grupo con un buen facilitador. Retírense por lo menos treinta minutos de las pantallas. Practiquen ejercicios de respiración. Parece increíble, la respiración es vida, pero no la toman en cuenta hasta que necesitan oxígeno. Práctiquen ejercicio, no pongan pretextos.

Si tienen un problema, algo que resolver, escriban la preocupación y déjenla bajo la almohada. Verán que por la mañana tendrán la solución. Si tu problema tiene solución ocúpate, si no la tiene, suelta y verás que pronto encontrarás la manera de resolverlo.

El confinamiento sin socializar, el aislamiento, están reconocidos como un problema de salud pública que requiere atención. Manténganse cerca de familia y amigos. Las artes: la pintura, la danza, la música activan el rendimiento visomotor. Mientras duermen el cerebro se reorganiza, se recarga, produce hormonas y elimina los desechos tóxicos. El sueño es importante para transformar experiencias, mantener la función cognitiva, emocional y reducir la fatiga.

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