La clorotipia es una de esos procesos naturales, sencillos y complejos a la vez, donde el autor se convierte en un alquimista de la imagen. El soporte vegetal, hace que cada pieza sea única, y lo efímero – así como en la vida – permea lo poético de cada recuerdo, a veces tan breve que duele.
Recuerdos lacónicos es una propuesta que me ha permitido hacer una antología de varios trabajos previos, impregnada en una melancolía lasciva.