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¿Qué puedo hacer por México?

Es una pena que México se encuentre entre los países más violentos del mundo. Ya se compara con Siria que tiene años en guerra. Este calificativo nada honroso aleja a los turistas quienes tienen miedo de venir a nuestro país porque se imaginan que en todas las ciudades existe una delincuencia tan despiadada como la que aterrorizó, hace unas semanas, a la población de Sinaloa.

Es un hecho, la violencia se ha recrudecido, y una de las grandes causas son la impunidad y la avaricia. El aumento de hechos delictivos empezó en el periodo de la guerra contra las drogas, un proyecto fallido que dejó a miles de muertos.

El presidente López Obrador, empezó su mandato promoviendo un proyecto que llama de “abrazos no balazos” y en su primer año de gobierno se incrementaron los muertos y desaparecidos. Menciona casi todos los días que vivimos en democracia, pero, lo que importa no no son las palabras, sino los hechos. Y no puede existir democracia sin orden. John Dewey afirma: “la seria amenaza para nuestra democracia no es la existencia de los estados totalitarios extranjeros. Es la existencia dentro de nuestras propias actitudes personales y en nuestras instituciones de aquellos mismos factores que en esos países han otorgado la victoria a la autoridad exterior y estructurado la disciplina, la uniformidad y la independencia respecto a El Líder. Por lo tanto, el campo de batalla está también aquí, en nosotros mismos y en nuestras instituciones”.

México está en periodo de adolescencia: la sociedad anda enojada, resentida por tantas crisis económicas y tanta violencia. Hoy con un celular en las manos la mayoría se vuelve alarmista, el resentimiento lo expresa en “catarsis”. Canaliza la frustración a través de las redes sociales, sin tomar consciencia de las consecuencias y sin pensar en cómo nosotros mismos estamos perjudicando la imagen de nuestro país. Las malas noticias se multiplican y vuelan en la nube. Hace unos años mi hijo se percató, al cruzar migración en su ingreso a Inglaterra, de cómo pusieron en duda la honorabilidad de un joven con pasaporte de Colombia, solo por su ciudadanía, y de cómo lo interrogaron cual si fuera un delincuente. Vivimos en una época que plantea nuevos desafíos. Los cambios están conduciendo a la humanidad hacia un nuevo orden social.

El futuro del planeta depende del interés colectivo. Urge que la sociedad canalice las frustraciones hacia proyectos comunitarios, iniciativas cuyo propósito sea el bien común y que redunden en beneficio del planeta.

México necesita mexicanos responsables, de esos que vibran con pasión en lo que realizan, esos que no hay que empujar porque saben lo que tienen que hacer y lo hacen sin quejarse. Esos ciudadanos que viven con sentido de justicia, que son solidarios, aman sus raíces y las cultivan.

Necesitamos a líderes democráticos, que no busquen el poder político sino impulsen agendas y compartan por el bien común. Esos ciudadanos que crean alianzas y resuelven problemas.

¿Qué les parece si compartimos en las redes las bellezas de nuestro país, las que tanto admiran los extranjeros y disfrutan como turistas, y las buenas acciones por pequeñas que parezcan?

No dejemos de vigilar a las autoridades para que realicen su trabajo, vamos a laborar en coordinación, a denunciar errores pero también a motivar cuando cumplen.

Necesitamos redes de apoyo. la amistad y las relaciones surgen cuando hay intereses, valores y aficiones en común. Busca dentro de ti, todos tenemos habilidades que no desarrollamos, el arte y la cultura son la mejor terapia para sublimar la frustración. Si quieres influir, transmitir tus ideales aprende a ser un buen ejemplo para los demás.

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