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El pueblo de Gaza es la verdadera víctima

La limitación del suministro de electricidad a Gaza llevada a cabo por la Autoridad Palestina (AP) en Ramallah en connivencia con las autoridades israelíes daña seriamente a la población de esa región. Los habitantes de Gaza se han convertido en víctimas de los enfrentamientos políticos entre la Autoridad Palestina (AP), gobernada por Fatah, y los líderes palestinos en Gaza, que representan a Hamas. La AP paga a Israel por el suministro de electricidad a Gaza. Sin embargo, la Autoridad Palestina ha decidido reducir el suministro de electricidad a Gaza y llevarlas de tres horas al día a sólo dos horas, empeorando así una situación ya seria.

La salud de los habitantes de Gaza ha sido particularmente afectada. «El sector de la salud es capaz de proporcionar sólo el nivel mínimo absoluto de atención – los hospitales se ven obligados a cancelar algunas operaciones, están recortando el mantenimiento y dependen de la ONU para el combustible de emergencia para administrar sus generadores», declaró Michael Lynk, Relator Especial de la ONU para los derechos humanos en los territorios ocupados.

Con su característica indiferencia, Avigdor Lieberman, ministro de Defensa de Israel, declaró: «No somos participantes activos en esta cuestión. Ellos pagan, obtienen electricidad. Ellos no pagan, no obtienen electricidad». Lieberman no parece darse cuenta del enorme costo que el bloqueo israelí de Gaza está imponiendo a sus habitantes.

El influyente diario israelí Haaretz ha informado que para castigar al Gobierno de Hamas en Gaza, la Autoridad Palestina también ha amenazado con dejar de suministrar medicamentos y fórmulas para bebés a los hospitales de Gaza. Esta medida tendría consecuencias terribles para los residentes de la Franja de Gaza, especialmente para los enfermos crónicos y los niños, advirtió el Dr. Munir al-Bursh, director del Departamento de Farmacia del Ministerio de Salud de Gaza.

Estas acciones fueron aprobadas por el presidente palestino, Mahmoud Abbas, como represalia por el establecimiento por parte de Hamas de su propia unidad administrativa para dirigir Gaza. La decisión fue precedida por una reducción del 30 por ciento de los salarios pagados por la AP a sus empleados en Gaza. Abbas admitió que continuaría tomando medidas tan fuertes contra Hamas para presionar al grupo y obligarlo a decidir si gobernará por sí mismo o si cooperará con la AP y pondrá fin a la división entre ellos.

Robert Piper, coordinador humanitario de la ONU en el territorio palestino ocupado, advirtió en junio sobre las trágicas consecuencias que tendría sobre la salud y la situación de dos millones de palestinos una reducción ulterior de la electricidad en Gaza. Pidió a la Autoridad Palestina, a Hamas y al gobierno israelí que dieran primacía al bienestar de los habitantes de Gaza y tomen las medidas necesarias para evitar más sufrimientos. «La población de Gaza no debe ser rehén de esta larga disputa interna palestina», dijo Piper.

Uri Avnery, ex soldado israelí y ex miembro de la Knesset, escribió recientemente: «El espectador no involucrado se pregunta: ¿cómo puede ser eso? Después de todo, todo el pueblo palestino está en peligro de existencia. El gobierno israelí tiraniza a todos los palestinos, tanto en el West Bank como en la Franja de Gaza. Mantiene a la Franja bajo un bloqueo estrangulador, en tierra, en el mar y en el aire, y está estableciendo asentamientos en todo el West Bank para expulsar a la población».

Debido a que Israel sigue teniendo un control efectivo de la vida en Gaza, también es responsable del bienestar de sus residentes, según las leyes de ocupación especificadas en los Convenios de La Haya y de Ginebra. Además, el derecho internacional humanitario y las convenciones de derechos humanos exigen que Israel proteja a los civiles, proteja a los heridos y a las personas enfermas y permita el envío de los medicamentos necesarios. En cambio, según el Dr. Munir al-Bursh, el noventa por ciento de los pacientes de cáncer carecen en Gaza de las drogas necesarias.

Siham es una mujer de 53 años quien vive en Gaza y es madre de 10 hijos. Ella fue diagnosticada con leucemia linfocítica crónica en 2013, en lo que fue el inicio de un doloroso y costoso proceso. Ella ejemplifica las dificultades que atraviesan los habitantes de Gaza. «Ser un paciente de cáncer en Gaza significa estar a merced de la ocupación. Significa ser condenado a una lenta muerte por el régimen de permisos, las duras condiciones de vida, la pobreza y el bloqueo. Queremos vivir el poco tiempo que nos queda con dignidad.»

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