Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Marcelo Brodsky
David William Foster - ViceVersa Magazine

El proyecto de “Fotografía Intervenida” de Marcelo Brodsky (II)

El proyecto de “Fotografía Intervenida” de Marcelo Brodsky (I)

Publicado simultáneamente con el título en inglés (1968: The Fire of Ideas), por con el texto original de Brodsky en las anotaciones a las fotos,[1] el proyecto más reciente de Brodsky compagina 40 fotos referentes a los actos públicos acaecidos en los fogosos años 60—mayormente del 68—en relación a las instituciones sociopolíticas, a nivel mundial, de ese entonces y las protestas, marchas, manifestaciones, actos de resistencia y repudio, sin descontar eventos de violencia o por parte de los manifestantes o por parte de las agentes del status quo. La mayoría de las imágenes son del señero año de 1968, aunque algunas (muy pocas) lo preceden o siguen en un año. El resultado es una compacta exposición sobre un período de la historia reciente—apenas cincuenta años—en el que todo el mundo parecía estar tensado sobre cables de alto voltaje, unívocos en sus reclamos por los cambios institucionales. Aunque queda obvio que las motivaciones podían ser profundamente diferentes y contrariadas entre una y otra sociedad, la mera consonancia de tanta protesta social a nivel global es un hecho singular que las intervenciones de Brodsky pretende compaginar.

De las 40 imágenes (de 35 ciudades de 28 países), 11—la cuarta parte—corresponden a acontecimientos en América Latina (amén de una que se refiere a Madrid (Madrid, 1968 [18]): México, 1968 (2); Tucumán, 1967 (15); Rio de Janeiro, 1968 (20-21); Bogotá, 1968 [22-23]); Montevideo, 1968 (24-25); México, 1968 (26-27); Santiago de Chile, 1968 (44); México, 1968 (47); Rio de Janeiro, 1968; 48; São Paulo, 1968 (51); Córdoba, 1969 (60-61). El énfasis en América Latina es pertinente, pues se trata de la época en la que las dictaduras militares autoritarias comienzan a afirmarse en muchas partes del continente, pero especialmente en el Cono Sur, comenzando con la “vanguardia” de la del Brasil en los albores del 1º de abril 1964. Y no es fortuita la prominencia de la masacre estudiantil en México el 2 de octubre de 1968, debido a que este acontecimiento—una verdadera pérdida de inocencia para el imaginario político mexicano, por la manera en que destruye la convicción nacional de que México estaba exenta de las violencias militares-policiales que azotaban el resto del continente latinoamericano—pronto cumplirá cincuenta años. De hecho, 2017 va medio siglo desde el inicio de las protestas y disturbios estudiantiles que, eventualmente, desembocan en la confrontación en octubre 1968 entre las autoridades del Estado y los estudiantes y sus aliados en actos, y con una retórica oficial, rayanos en el neofascismo. De hecho, en la segunda de las tres imágenes mexicanas, Brodsky establece un enlace histórico entre la violencia oficial de 1968 en Tlatelolco y la de Ayotzinapa (2014, escenario de la todavía no aclarada desaparición de 43 estudiantes normalistas con la evidente complicidad de elementos del gobierno y de la policía).[2] Es notable que esta es la única imagen de 1968: The Fire of Ideas en la que Brodsky vincula acontecimientos históricos de los 60 con eventos de la actualidad.

Marcelo Brodsky
Marcelo Brodsky, MEXICO 1968 MARCHA DEL RECTORpp

 

Si examinamos de cerca esta foto, vemos las características señeras de la intervención artística de Brodsky en el documento de fotoperiodismo. El procedimiento más evidente es la aplicación, mediante el uso de crayones de alta calidad, de elementos de colorido a la imagen. No se trata de colorear la imagen como tal—es decir, de suplantar el consabido blanco y negro del fotoperiodismo tradicional—en el sentido de convertir los matices de negro y de gris en colores que corresponden con lo que se podría entender ser el “color natural” en el mundo que el fotógrafo trata. No es, un procedimiento paralelo al proyecto de convertir las viejas películas de blanco y negro en películas de Tecnicolor. En primer lugar, no toda la imagen está sujeta al proceso del coloreo y, segundo, los colores utilizados no aspiran a un efecto natural. Por ejemplo, esto último se detecta muy claramente en la imagen bajo consideración en el uso de un color dorado para una porción (pero no todo) de la calzada donde se realiza la marcha de protesta. Y solo algunas camisetas o blusas o camisas de los manifestantes resultan coloreadas, no como personalidades a ser destacadas por quienes serán, sino como un ardid de expresionismo artístico que puede pretender enfatizar cómo lo que parece ser una mera masa de humanidad se configura de individuos humanos que tienen la valentía de poner sus cuerpos en peligro en aras de los derechos civiles a los que apuntan las protestas y los reclamos. Asimismo, hay que notar que algunas manos vienen coloreadas, así como las hojas volantes que se están repartiendo a los espectadores o las banderillas que algunos también portan.

Esta cualidad personalizante se hace extensiva, con una lógica visual artística, en el uso del color para reproducir en los espacios por los que los manifestantes están transitando las consignas y los slogans pertenecientes a los actos. De más está decir que hay pancartas y estandartes que reiteran expresiones rectoras de la reivindicación de derechos, amén de símbolos pertinentes. Se nota, por ejemplo, la importancia de la imagen de Che Guevara, en un remedo de la legendaria foto icónica de Alberto Korda, ya llevado a la categoría de mártir continental tras su muerte a manos de la CIA en Bolivia en octubre 1967. Como la marcha aquí retratada es del 13 de agosto de 1968, el furor por el mártir de la Revolución Cubana es todavía apoteósico. Así las agregadas leyendas superpuestas a color de Brodsky hacen eco, por pertenecer al mismo inventario conceptual, de las que aparecen en las carteleras móviles de los participantes en la marcha. El efecto es dar nueva vida, por así decirlo, al histórico documento de fotoperiodismo, logrando, entonces, no simplemente una antología de actos repetidos en muchas de sus formas y contenidos a lo largo de 1968, sino imágenes vivaces cuyos principios ideológicos siguen siendo pertinentes hoy en día (como lo atestigua el caso de Ayotzinapa). Es debido esa pertinencia, y no simplemente la histórica conjunción de actos sociopolíticos de hace cincuenta años, que hacen pertinentes los motivos que atraviesan todas las fotos intervenidas por Brodsky. O, por decirlo de otra manera, las intervenciones de Brodsky, mucho más allá de cumplir el imperativo historiográfico de precisar contextos y personas de cierto renombre que servían para aglutinar la importancia de las marchas, actualizan los referentes intrínsecos a las fotos para así permitir que sus lectores perciban la actualidad o contemporaneidad del que, de otra manera, sería nada más que un archivo olvidado.

 

Marcelo Brodsky
MEXICO 1968 MARCHA DEL RECTORpp, Marcelo Brodsky

Brodsky hizo un enorme esfuerzo de indagación archivística para poder recuperar tan abundante material fotoperiodístico que pone a la disposición del lector. Pero en aún más esfuerzo, lo mismo artístico que intelectual, descansa el trabajo de intervención en dicho material para hacerlo pertinente al mundo represivo y opresivo que seguimos viviendo. Como aclara una anotación que Brodsky coloca en el ángulo derecho inferior del paspartú de la foto: “Si se hubiera juzgado la matanza de Tlatelolco y sus responsables hubieran pagado los asesinatos de la Plaza de las Tres Culturas, Ayotzinapa no hubiera sido posible” (27).

Una nota final: hay otro nivel de intervención fotográfica en la obra de Brodsky, que concierne a la manera en que la foto llega a insertarse/intervenir en el espacio público relativo al acontecimiento original que retrata. Esto se logra de dos maneras. Una, y la más directa, es la presencia de la foto periodística, debidamente intervenida por el fotógrafo en su gesto suplementario de anotarla, cual gigantesca valla publicitaria, en el lugar original de la fecha de 1968 que, de esta manera, se conmemora en forma eficazmente manifiesta. O puede figurar, así fomentando un diálogo trasnacional y transgeneracional, en el lugar de otro acontecimiento paralelo a los movimientos que sucedieron, como una irrompible cadena histórica, en el 68. La consecuencia, a este nivel, es un metatexto cultural que unifica, densifica y profundiza, en escala verdaderamente global, el acontecer de la historia humana.


[1] Esta nota maneja la edición mexicana (México: RM Editorial, 2017). Las imágenes se mostraron entre 1-4-16 y 10-6-16 en la Galería Rolf con el título 1968: El fuego de las ideas.

[2] Brodsky ha participado extensamente, en México y recientemente en Europa, en actos de conmemoración, memoria y reclamo por los desaparecidos de Ayotzinapa. Se trata de un fatídico paralelismo con los estudiantes desaparecidos (entre ellos su hermano Fernando) a fines de la década de 1970 del Colegio Nacional en Buenos Aires. Buena memoria (1997), el primero de los grandes proyectos de luego la modalidad que Brodsky llamará fotografía intervenida, versa sobre los desaparecidos y los sobrevivientes del Colegio Nacional de aquella época.

Hey you,
¿nos brindas un café?