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Preocupa la salud mental en los jóvenes

La adolescencia supone cambios en la salud mental que deben ser atendidos. La pubertad como síndrome es tema de los tiempos modernos, anteriormente se pasaba de niños a adultos. Cuando entré a esa etapa recuerdo lo difícil que era encontrar sostenes, ropa para niñas y hasta toallas sanitarias. Según la OMS, los trastornos mentales causan la mayor parte de las incapacidades que afectan la salud y el desarrollo en la etapa de la adolescencia. La depresión, el estrés escolar, los cambios hormonales y psicosociales que experimentan los jóvenes, son la causa del bajo rendimiento y hasta del abandono de sus estudios. Un gran porcentaje de jóvenes presenta depresión subclínica, es decir que no está detectada como tal, otros, depresión mayor que, al no ser atendida los lleva a tomar decisiones fatales como el suicidio.

Uno de los síntomas de la depresión es la anhedonia, un desequilibrio bioquímico que inhibe el placer en las actividades habituales, lo que los lleva a buscar estímulos artificiales para sentirse eufóricos. Es esta una de las razones por las cuales es tan fácil para un adolescente quedar atrapado en el consumo de alcohol y de cualquier droga. Incluso a los deportes extremos en los cuales no miden el peligro, porque se eleva la dopamina.

Las relaciones sexuales eran un tema prohibido entre las generaciones anteriores y la regla era que la mujer tenía que llegar virgen al matrimonio. Hoy pasa todo lo contrario. Las jóvenes se fueron al otro extremo, tienen relaciones sin protección, incluso con ambos sexos para ver con cual se sienten mejor. Preocupa el tema del noviazgo, las relaciones son neuróticas y las parejas discuten por mensaje a todas horas del día.

Cuando se dispara el trastorno paranoide al grado de amenazas de muerte, en algunos casos pueden llegar a matar por celos. Me causó sorpresa en una de mis pacientes, que la hija, una joven de 15 años, haya pedido como regalo para su próximo cumpleaños un DIU (método anticonceptivo). La madre no supo ni que contestarle. Cuando investigó descubrió que la niña ya había tenido relaciones con varios jóvenes incluso con un profesor.

Varias maestras de secundaria me han comentado que el desenfreno sexual es tema de todos los días en las escuelas públicas. Es importante atender la depresión, trastorno del estado de ánimo con síntomas muy variados: apatía, falta de deseos de vivir y de energía, problemas de sueño. Hay jóvenes quienes, atrapados en las redes sociales, duermen 3, 4 horas. No tienen apetito o por el contrario comen demasiado, están de mal humor, sufren de dolor de cabeza, falta de atención y de concentración.

Es muy común la falta de visión a futuro, todo lo ven negativo y solo están atentos a lo que les causa interés como salir. Otros vegetan encerrados en su habitación, introvertidos, y distantes, sin querer socializar. Uno de los problemas en la actualidad es que las familias están desintegradas, la madre o el padre en plan de proveedores no tienen tiempo para comunicarse con sus hijos.

Muchos depresivos vienen de estados de ansiedad permanente, ocasionados por las preocupaciones económicas que les transmiten sus padres y también por la violencia doméstica. Otro de los temas importantes es la violencia entre ellos mismos que se une a los traumas de la infancia por abandono y abuso sexual.

Me dijo un adolescente: “como están las cosas, la violencia de los narcos y tanto loco que de pronto se les ocurre una masacre, más los efectos del calentamiento del planeta, yo creo que no vamos a llegar a la edad adulta”.

Tenemos que darle importancia a la salud mental de los jóvenes, los padres que tienen recursos invierten muchísimo en la formación universitaria de sus hijos sin percatarse de otros problemas. Las causas de los trastornos son muchas: los movimientos sociales, el vacío existencial, el crecimiento de la población, el estilo de vida consumista y permisivo. El problema se incrementa en los Estados unidos en donde la mayoría de la población es inmigrante y muchos carecen de identidad con sus raíces. Lo mejor que le pueden dar los padres a sus hijos son: raíces y alas. Las raíces son los valores y las alas la seguridad y confianza en ellos mismos necesarias para enfrentarse al mundo competitivo en el que estamos inmersos.

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