Una batalla moral, cívica y social mantiene al pueblo venezolano en las calles desde hace más de 60 días.
No sabemos cuál será el desenlace, lo que sí tenemos claro es que somos millones los que le apostamos al cambio, a un nuevo país, a la libertad de de una nación en duelo.
Atravesamos un túnel oscuro y largo, pero resistimos con la esperanza de ver luz al final del camino.
Venezuela:
A ti que nos diste todo, a ti que te han quitado todo.
Deseo recordarte alegre y bonita.
Por eso, entre tanta impotencia y tristeza mantengo mis ojos en tus mares.
Mi corazón en tu suelo.
Mis recuerdos bajo tu cielo.
Calor y frío. Azul y sol.
Mis sueños escalan tus montañas, se bañan en tus playas, abrazan tu tricolor.
Se quedan con el valor de tu gente, que hoy dispersa por el mundo, se labra un futuro sin olvidar jamás el compás de tu son.
Mis ilusiones se posan en tu gente que te lucha en las calles, la que todos los días hace lo suyo para construir y no para destruir.
Ríos de andanza, paisajes de esperanza, deseos que alzan su voz para rescatarte de una vez y levantarte como debe ser.
Las culturas se enlazan y el mundo te observa librar tus batallas, hasta lograr entonar el alma llanera con acordes de libertad.
Y por fin comenzar a escribir tu mejor historia; la de los reencuentros y las sonrisas, la que resurgirá de un profundo dolor para buscar regocijo en la paz.
La que se reconfortará en la justicia de ver caer a los que enfermos de poder, te dejaron caer.
Y brillarás con tu luz.
Y las estrellas de tu bandera ondearán con el viento, del lado correcto, ese que apunta al infinito del cielo.
Y tus silencios gritarán con valentía la victoria que guiará los pasos de tu RENACER.
Por ti, Venezuela seguiremos de pie hasta volverte a encontrar.