Una extraña multitud te arropa entre miles de historias anónimas que te luchan, te aman, te extrañan y te abrazan con la imaginación y su alma, perdidas en el infinito azul de tu cielo.
En ese verde que se asoma atrevido por tus paisajes y calles e invita a respirarte y descubrirte en medio del caos de unos días que en ti se sienten tan intensos como los recuerdos que te empeñas en dejar en todo aquel que llegue a conocerte con tus luces y tus sombras.
Entre la cuerda floja que tensa el miedo y la fuerza. Colgando entre la valentía y el dolor, entre las ganas que quieren imponerse sobre la injusticia; en el ímpetu que impulsa a no morir en el intento de vivirte para dejar de sobrevivirte de una vez por todas y para siempre.
En ese sentimiento que quiere ir a buscarte para que seas la misma de ayer, o al menos te parezcas un poco a la Caracas que todos perdimos, estando en tu suelo o fuera de él.
En ese impulso que quiere reencontrarse con tu reflejo alegre y lleno de color que hacía sonreír a todos más allá de la adversidad. Sin ideologías ni competencias, sin absurdos bañados de desigualdad.
Celebrarte en libertad es un deseo compartido por millones de venezolanos que hoy están lejos de tu tierra o sumidos en el imán de su torbellino lleno de dificultades, pero también, de una inmensa fortaleza.
Todos están presentes en tu memoria con esa profunda sensación de querer volver a ti para seguir contando historias increíbles que solo una estampa como la tuya puede enmarcar.
¡Feliz cumpleaños 453 Caracas!
Que tu destino sea de reencuentros, renacer y sonrisas.