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Si los políticos hicieran yoga

Gomesyoga kessels en kramer campagne
Gomesyoga kessels en kramer campagne

El yoga es una práctica ancestral originada en la India que mezcla la mente, el cuerpo y el espíritu a través de la realización de posturas físicas que involucran meditación, valores y consciencia sobre “el aquí y el ahora”. No sólo permite incrementar el bienestar físico, sino que disminuye el estrés, favorece la concentración y la capacidad de razonamiento.

En la actualidad, la política y la espiritualidad son como el aceite y el vinagre. No hay manera de mezclar uno con el otro. Y no es por culpa de la política en sí, sino por culpa de los políticos, de su escepticismo y de su poca humildad para hacer el trabajo que ellos eligieron y por los cuales fueron electos: servir y estar a disposición de las necesidades de la gente.

La mayoría de los políticos de hoy han tomado el camino egoísta de la corrupción y de  intereses personalistas, ahogándonos en una crisis de valores que intoxica la epistemología de Platón, Aristóteles, Locke y Montesquieu. La verdad, es que no es tan difícil darse cuenta de la tensión, falta de concentración y una capacidad de razonamiento reducida a su mínimo exponente en nuestros políticos de hoy.

Entre los vencedores a la decadecia de valores y de una práctica política cercana al “deber ser” se encuentran los países nórdicos (Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca). De acuerdo con The Economist los nórdicos, en general, son personas que creen en la naturaleza, son modestos, puntuales, honestos, trabajadores y no les gusta la ostentación. Como resultado indiscutible, estos países gozan de tener un alto nivel de desarrollo, gente productiva y políticos altamente eficientes. Al lado de ellos, el resto del mundo parece sacado de un capítulo de Game of Thrones.

Para los que no gozan de la suerte nórdica, se nos ofrece un abanico de conflictos mundiales sin resolver en donde somos espectadores de una guerra sin fin entre Palestina e Israel, grupos radicales que atentan contra personas inocentes, incapacidad política para resolver el cambio climático, la persistencia de la crisis económica en Europa y el recién declarado estado de emergencia humanitaria en 4 países (Irak, Siria, Republica Centro Africana y Sudán del Sur).

Si aterrizamos el espectro a nuestra América, el panorama es aún más nublado y gris. Vemos una Venezuela en terapia intensiva  pataleando por sobrevivir, una Argentina que va caminando en modo zombi hacia una crisis, una Centroamérica acribillada por los carteles de drogas, el posible resurgimiento de atentados raciales en Estados Unidos y 164 millones de pobres que esperan tener las condiciones adecuadas para mejorar sus vidas.

Eso me lleva a pensar que… si los políticos hicieran yoga, supieran equilibrar su energía y sus pensamientos para dar una mejor respuesta a las crisis actuales. Si los políticos hicieran yoga fuesen más espirituales, humildes y cumplieran su trabajo de servidores públicos. Si los políticos hicieran yoga supieran mostrarse como son, siendo más sinceros tanto con ellos mismos como con la gente. Y como dice Sting “Si tienes el cuerpo flexible, la mente también. Estoy seguro de que si los políticos hicieran yoga el mundo estaría mejor”

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