Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!

Piratería de asfalto made in Caracas

Si hay algo que me enseñó la política en la calle, es que ningún problema se da por implosión automática. Es el resultado de una serie de factores que se acumularon en un período de tiempo y frente a los cuales por acción u omisión, las políticas gubernamentales no han logrado ser efectivas. Evaluar factores como la inseguridad o la basura en las calles, resulta entonces más un análisis funcional que el desarrollo de una teoría conspirativa imperialista.

La falta de estructuras e instituciones en Venezuela es tan severa, que se ha desarrollado un sistema de interdependencia entre prácticamente todos los problemas que vivimos en éste momento, los cuales se van agudizado constantemente por la intensidad de la gente y los medios de comunicación; ése es el motivo por el cual apenas Maduro mencionó sus intenciones de obtener Manpa, al día siguiente había de nuevo escasez de papel de baño, porque 83 millones de personas salieron a comprar 83 millones de paquetes, reflejo de una inexistente falta de confianza en el sistema y un lamentable manejo de las comunicaciones gubernamentales.

Si tomamos como caso de estudio el tráfico caraqueño, podemos encontrar millones de aristas por las cuales es generado, y su repercusión en otros fenómenos paralelos; es decir, lo que mucha gente podría calificar como algo banal en relación a otros problemas como la seguridad, es precisamente el espejo del colapso de varios sectores que inciden directa o indirectamente en su práctica. Caracas está constantemente saturada porque no hay infraestructura actualizada frente a la crecida del parque automotor que se da (entre otras cosas) a causa de los altos subsidios a la gasolina por parte del gobierno, el cual, a su vez, no invierte, ni por error, en fortalecer a las fuerzas policiales que garantizan la seguridad ciudadana o el cumplimiento de la ley vial. Millones de carros + el país con la gasolina más absurdamente barata del mundo – infraestructura – estado de derecho = ¿Qué nos importa si el conductor del camión de carne que chocó está bien o no? Capaz mañana no consigo carne y tengo que comer así que si me lo encuentro en el camino saco lo que puedo y punto.

La mejor manera de ilustrar determinados comportamientos que se están arraigando socialmente es a través de la expresión darwinismo social, donde la ausencia de un gobierno organizado y que administre el estado adecuadamente, hace que la sociedad redirija su comportamiento en función de lo que considera más apto para sobrevivir. Y en vista de que no existe contención u orientación por parte del liderazgo oficial para evitar la anarquía en la que vivimos, bien sea porque es parte de su gran proyecto de fractura o sencillamente por ineptitud, vivimos en una jungla virtual donde la pirámide social está tomando nuevos cánones de organización y reinventándose.

En Somalia donde hace más de 20 años viven en un estado fallido, el actual gobierno de transición aún encuentra muchas dificultades para legitimarse y consolidar el país en el cual dos décadas fueron suficientes para revertir lo que se había construido anteriormente. Pese a que hay una clara distancia entre el desarrollo de descolonización de África y el de Latinoamérica, los procesos sociales que llegan a darse como práctica humana pueden ser similares en diferentes lugares del mundo.

El principal producto de exportación de Somalia parecen ser los piratas. Más allá de ser un chiste nerdísimo esto ilustra una realidad que se acerca bastante a la venezolana. Hoy en día ser pirata implica estar en la punta de la pirámide social, el nivel de aceptación es increíblemente alto porque aquellos que incurren en ello tienen recursos y acceso a medios de los que no gozan la mayor parte de la población. El resultado es que se forjó como una nueva forma de vida y como un medio de producción que reorganizó la división del trabajo somalí, transformando así las preconcepciones de lo socialmente aceptable.

¿Qué tanto dista eso de la realidad del narcotráfico o las redes de secuestro en los barrios venezolanos? Hoy en día ser Pran (o Pram) te da un bagaje de posibilidades que es casi imposible adquirir a través del trabajo honesto de una persona, promedio y constante, imagínense lo que significa para alguien con un poder adquisitivo mucho menor, y en un país con una severa inflación, falta de liquidez y dólares, desaparición forzosa de la producción nacional y un sueldo mínimo lamentable, ¿Cuál es la diferencia entre vender harina pan en un supermercado, o meter cocaína en un avión de AirFrance? Esto es lo que hace que la ilegalidad pase a un segundo plano y se empiecen a transformar los paradigmas que determinan quienes están arriba de la pirámide de aceptación social y quienes no. Te encuentras así con el hecho de que estudiar hasta los 25 años para ser abogado te rinde menos rédito práctico y económico que hacer encargos a los capos en Petare a los 16.

La discusión sobre si Venezuela es un estado fallido o no es un debate válido porque hay varias personas que lo han planteado en diversas ocasiones. Personalmente me parece una visión un poco radicalizada, pero sí existen elementos en la actualidad que pueden dar pie a que se den determinados fenómenos típicos de lugares donde predomina la anomia. La realidad es que estos cambios se dan porque la sociedad los acepta y se conforma; porque todos hablan de las cifras extraoficiales de los cuerpos que ingresan todas las semanas a la morgue como una estadística deshumanizada; porque la política dejó de ser el arte de lo posible y se convirtió en un deporte de alto riesgo; porque la gente sigue esperando que aparezca un mesías que los lleve a la luz; porque nadie está dispuesto a ceder ningún beneficio individual en función del colectivo y es mejor esperar sentados a que nos arranquen la silla.

Si vamos a hablar de país, vamos a hablar de país, nada es accidental, todo está entrelazado y somos grandes responsables de la realidad que nos contextualiza, gran parte de la cual es heredada desde el inicio (si es que puede darse tal fenómeno) de la cultura venezolana, vivimos en la nación que tuvo que esperar a que el petróleo floreciera del suelo para descubrir que tenemos las reservas más importantes del mundo, y más de 80 años después sigue siendo nuestro único sustento (sin contar los tráficos de la frontera con Colombia). Lo más lamentable de todo, es que en los últimos 15 años y pese todos los beneficios con los que contamos, y el crecimiento que tuvimos en la segunda mitad del siglo XX, hemos retrocedido tanto en todos los sectores, que nos encontramos con el mismo panorama que vislumbraron nuestros primeros políticos en 1830: en Venezuela queda todo por hacer.

 

Hey you,
¿nos brindas un café?