NUEVA YORK: Hay quien asume la enseñanza como un trabajo normal, otros, como Patricia Velasco, la transforman en una misión de vida. De familia cubana, Patricia se crió en México y allí estudió para ser maestra de niños con problemas de audición. Completó su preparación en Harvard donde cursó un master sobre desarrollo de lectura. En esos años, ahondando sobre las distintas facetas de la enseñanza, Patricia entiende con mayor profundidad el rol social que implica el acceso a la cultura. Salud y educación son los sectores que determinan las diferencias sociales. El mayor o menor acceso a una buena alimentación, un espacio digno e higiénico en el cual vivir, escuelas, Universidades y bibliotecas, determina en gran medida la posibilidad de crecimiento de una persona así como la de una entera sociedad.
La sensibilidad de Patricia, frente a una realidad tan irrefutable, la ha llevado a dedicarse cuerpo y alma a la educación. Ella ha focalizando su atención en los menos afortunados, emprendiendo así una cruzada personal, que comenzó en México y sigue en Nueva York, vuelta a luchar contra las causas que roban futuro a los niños.
Cuando de Boston regresó a México transcurrió varios años en San Cristóbal de las Casas en Chiapas, una de las regiones más pobres del país. Allí mientras su esposo Pablo Farías se dedicaba a impulsar proyectos en el ámbito de la salud, ella abrió “La Casa de la Ciencia”, un centro que aún hoy, trabaja con maestros de escuelas públicas en zonas indígenas. Financiado por la Fundación Kellogg el proyecto comenzó con unos camiones y unos autobuses equipados con aparatos científicos que podían alcanzar las zonas más remotas, allí donde vive una alta concentración de población indígena.
– Fue una hermosa experiencia. – nos dice Patricia con una sonrisa que la ilumina – El Consulado de Alemania en México nos regaló unos microscopios y gracias a la Fundación Kellogg pudimos comprar hasta un telescopio. Teníamos libros y nuestros camiones viajaban por todo el territorio de Chiapas acercando a la ciencia personas que nunca hubieran podido llegar a nuestras escuelas. – Tras una pausa y sin disimular su satisfacción continúa – Lo que me alegra es saber que el proyecto continua, que hay otras personas que están luchando para que siga creciendo.
Hoy Patricia Velasco vive en Nueva York pero no se ha alejado de las poblaciones indígenas. Aquí sigue entregada a la enseñanza y, desde hace cinco años, en el Queens College, lleva adelante programas cuyo propósito es el de crear puentes de respeto y comprensión entre los docentes locales y las familias indígenas.
– Empecé a trabajar para la comunidad Mixteca que vive en Nueva York. Los mixtecos son un grupo indígena mexicano que vive en un área que abarca los estados de Guerrero, Guacaja y parte de Puebla. Los que están aquí son principalmente del estado de Guerrero. Es una de las zonas más pobres y deforestadas del país, con índices alarmantes de poca educación. Si se toman los datos del censo del 2000, que son los que se aplican a muchas de las mujeres que están aquí – sigue explicando Patricia – el índice educativo se sitúa alrededor de 2,5 años de educación.-
Al llegar a Nueva York, la falta de educación se agrava con la dificultad de comunicación. Muchas de estas mujeres llegan hablando solamente mixteco, una lengua que ha sido transmitida por vía oral durante más de 5 siglos y que no tiene ningún punto de contacto con otros idiomas.
El aislamiento es el riesgo que corren estas personas quienes viven su identidad casi como una culpa que hay que esconder. Llegan a Estados Unidos con la marca de la discriminación y la xenofobia impresa en su memoria y tratan de diluirse dentro de la comunidad mexicana que habla español. Las dificultades de comunicación se tornan particularmente graves cuando las familias tienen hijos en edad escolar.
Para entender mejor sus realidades, Patricia Velasco ha llevado adelante tres estudios con familias mixtecas.
– El primero involucró a tres madres mixtecas. El último, un papá con su hija. Fue muy hermoso ese trabajo, había entre padre e hija un cruce de enseñanzas, ella de inglés y él de español.-
El propósito de estos estudios, su objetivo, fue esencialmente mostrar la importancia de los idiomas para el mantenimiento de la cohesión familiar y también ir descubriendo la actitud de los padres en relación con la educación de los hijos.
– Los resultados – nos dice Patricia con el entusiasmo que acompaña cada uno de sus trabajos educativos – han sido muy interesantes. Por ejemplo se evidenció la inteligencia de los mixtecos quienes tratan de que los hijos estudien en escuelas bilingües donde esperan encontrar a maestros que los entiendan.
Pero, lamentablemente, no siempre es tan fácil esa comunicación, aún en las escuelas bilingües, porque muchas veces hay diferencias culturales que cuesta superar.
– En Queens College estamos trabajando para que los maestros cambien lo que llamamos “parental involvement” con el “parental engagement”. El “parental involvement” se refiere a las actitudes que los maestros esperan de los padres. Por ejemplo que actúen como chaperones cuando los niños van a los museos, asistan a las reuniones con los docentes, impongan limitaciones al tiempo en el cual los niños ven televisión etc. Son reglas que según los maestros, indican el mayor o menor grado de interés de los padres hacia sus hijos. El problema es que estos comportamientos son comunes entre las personas que han vivido aquí y han estudiado en escuelas americanas. La realidad de los inmigrantes es distinta pero, contrariamente a lo que piensan algunos educadores, la razón más importante que los mantiene aquí, aún teniendo que vivir bajo la amenaza de las deportaciones y en condiciones de graves dificultades, es justamente el deseo de ofrecer a los hijos una mejor educación.
Los esfuerzos de Patricia están orientados a impulsar el “parental engagement” que, por el contrario, promueve el acercamiento y la comunicación entre docentes y padres. Busca crear espacios en los cuales, a través del diálogo, los padres puedan comprender la importancia y el significado de las reglas y también apreciar el esfuerzo de los hijos entendiendo que el tiempo que dedican a sus estudios en casa aumenta a medida que pasan de grado. En síntesis significa promover el acercamiento entre padres y docentes a través del respeto de las diferencias, culturales y linguísticas.
– No podemos hablar de diversidad y multiculturalismo sin aceptar e integrar las diferentes lenguas. El estado de Nueva York está mostrando una interesante apertura hacia la educación bilingüe impulsando el proyecto “Bilingual Common Core Initiative”. Ha sido un proyecto al cual he dedicado un año y medio. Ha sido un trabajo súper intenso. Me han ayudado 18 maestros maravillosos y otras cuatro personas. El costo emocional ha sido enorme pero lo logramos gracias al esfuerzo y a la dedicación de todos. -.
Un profundo amor hacia su gente y en general hacia todos los inmigrantes que llegan aquí superando obstáculos, llevando a cuestas miedos y nostalgias, es lo que transmite Patricia con todo su ser. En ella se mezclan el amor protector de una madre con un profundo sentido de solidaridad y admiración.
– Es increíble la valentía de los grupos inmigrantes y en los casos de los pueblos indígenas esa valentía es mayor. Llegan hablando mixteco y más o menos el español, su control sobre la lectura también varía. Y los mixtecos no son los únicos. Hay muchos grupos que hablan lenguas indígenas. Vienen de Ecuador hablando quichua que es una lengua paralela al quechua peruano, de Honduras hablando garífuna y entre los mexicanos hay los que hablan náhuatl, triqui y zapoteco -.
Las dificultades de los padres, la baja autoestima que llevan como un estigma, se reflejan en los hijos. La falta de respeto y consideración hacia la cultura y los idiomas de origen crean graves problemas sobre todo entre los adolescentes quienes necesitan sentirse aceptados y, en cambio, tienen que enfrentarse a la actitud discriminatoria de los demás niños.
– Sería fundamental impulsar proyectos vueltos a permitir que las culturas se conozcan y que muestren a los niños la riqueza de las diferencias. ¿Crees que se está haciendo algo en este sentido?
– Creo que un trabajo importante es el que lleva adelante la profesora cubana Ofelia García. Se llama “New York State Initiative For Emergent Bilinguals” y está dirigido a las escuelas que tienen muy bajos resultados. No se hace todo lo que quisiéramos pero se empieza a entender que la integración de los idiomas y de las distintas culturas es necesaria también para combatir el racismo.
Patricia agrega que en un mundo en el cual el inglés fuera el único idioma las familias dejarían de comunicar con los niños.
– Sería terrible porque si los niños no entienden el idioma de los padres se rompe toda posibilidad de comunicación, de trasmisión de las tradiciones. Eso llevaría a una peligrosa disolución de los lazos familiares y las nuevas generaciones quedarían faltas de raíces.
Hablando del sistema educativo americano Patricia Velasco no puede disimular su amargura:
– Los maestros no tienen el lugar que merecerían a la hora de decidir políticas educativas. La profesión docente ha decaído en una posición de mucha desventaja y hay siempre menos personas dispuestas a dedicarse a ella porque nos han quitado toda creatividad.
La administración de Bush ha impuesto unos exámenes estandarizados que ha mantenido también el gobierno de Obama. Por un lado se pide que haya “differentiated instructions” y por otro lado se obliga a todos los niños a enfrentar los mismos exámenes. Estados Unidos quiso implementar estas reglas para lograr un mejor lugar en la lista de los países que participan en el “Project of International Student Assesement”, iniciativa implementada por la Organización Económica Europea, la OCDE. Ese proyecto prevé que se le dé el mismo examen a muchachos de la misma edad en todo el mundo. Estados Unidos está en el lugar 17 en lectura y en el 21 en matemáticas. Nosotros sabemos que no vamos a mejorar utilizando el método de los exámenes que nos impone el gobierno, pero nadie escucha a los maestros. Eso significa tener poco tiempo a disposición para desarrollar los programas de estudio porque los maestros tienen que preparar a los estudiantes para las pruebas y eso es muy frustrante.
Otro de los problemas que preocupa a Patricia Velasco es la disparidad de posibilidades entre las distintas escuelas:
– Las escuelas públicas se financian basándose en la “property tax”. Eso significa que si vives en una zona rica las escuelas tendrán a disposición fondos que les permitirán desarrollar muchos programas. En cambio las escuelas en las zonas más pobres tendrán serios problemas de dinero. Todo eso va en detrimento de los estudiantes.
– Como decíamos al comienzo, educación y salud son las áreas que determinan las diferencias sociales y las posibilidades de futuro de las nuevas generaciones…-.
Patricia queda en silencio, el dolor por una realidad contra la cual está luchando desde hace años y años, antes en México y ahora en Nueva York la hiere profundamente. La enseñanza es su vida entera y en ese silencio vislumbramos todos sus sueños y decepciones pero sobre todo una gran fortaleza y la disposición a seguir luchando. Quizás sea imposible resolver todos los problemas de la educación y de las iniquidades de una sociedad acostumbrada a pisotear a los más débiles, pero, sin duda, hasta tanto haya docentes con la mística de Patricia habrá niños que lograrán salvarse.