Un poema escrito en los días de mayor encierro pandémico que repito con una fotografía de mi teléfono
Tenemos dos plantas orquidáceas.
Adoptadas.
Es muy bonita la palabra orquídea, pero significa “testículo”.
Una de las matas floreció y la otra permanece muda
la que ha florecido es muy vivaz
en medio de su soledad se la pasa preguntando ¿dónde están las selvas?
Para esa orquídea pequeña y delicada
mi esposa debe ser como un helicóptero cayendo
en una película de guerra
creo que mi esposa es la mascota de la flor
La orquídea se confiesa con el sol como si fueran amigos de toda la vida
pegada a la ventana sigue y sigue en esa confesión
yo no existo para ella, tampoco Ucrania ni Venezuela.
Unas gotas de agua son la gloria.
Las flores usan sus colores, sus formas
y sus incomparables perfumes para atraer y excitar
el proceso de polinización que dará continuidad a la vida
¿Es un comportamiento oficial femenino?
Aquí la ventana está cerrada
nuestra orquídea no podrá enamorarse
Le pregunto a mi esposa de qué color es esa orquídea
y ella explica: “es de un morado normal”
“y no es una orquídea exagerada porque es de aquí”
¿Una orquídea de aquí? Nunca sabré la diferencia
-Es la más común de las orquídeas- asegura mi esposa moviendo sus aspas
Y yo le respondo:
-Pero se comporta como una reina