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Enrique Bernales Albites - ViceVersa Magazine

Objetos sin casta: Poemas escogidos (1998-2009)

Objetos sin casta: Poemas escogidos (1998-2009) es una antología poética de Chrystian Zegarra, quien actualmente se desempeña como Associate Professor de Colgate University. Concuerdo plenamente con lo que sostiene el poeta y crítico, José Antonio Mazzotti, sobre la poesía de Zegarra: “Se trata sin duda de una de las voces más valiosas y poderosas de las recientes promociones de poetas peruanos”. Esta selección de poemas, a diferencia de la que usualmente editan otros autores se organiza a partir de temas que son recurrentes en el imaginario del autor como la crueldad, el desierto, el sacrificio y la escena primordial (freudiana). Me llamó la atención desde un primer momento el título del conjunto Objetos sin casta. ¿Por qué objetos sin casta? ¿Cómo un objeto puede ser o estar descastado? Mi respuesta la encuentro en ciertas categorías creadas por Deleuze y que recurrentes en la obra del autor cuerpo sin órganos, por citar una de ellas. Ahora bien, rescato del filósofo francés, para entender la poesía de Zegarra, el concepto de rizoma y la posibilidad de crear múltiples centros desde los cuales se cuestionan ciertas ideas o conceptos inmanentes, acechando así de diferentes puntos de vista y ángulos al sujeto hegemónico occidental. Este se encuentra debilitado en los tiempos actuales, pero con un buen golpe de espada de la Judith de Caravaggio puede ser definitivamente decapitado.

Hay un verso de Zegarra que en mi opinión ilumina a los lectores para definir la totalidad de su obra poética: “la forma más pura del deseo es siempre una mutilación“ (53). Diferentes significantes inundan mi febril mente imaginativa cuando lo leo, lo pienso, lo degusto, lo devoro, lo disecciono, lo mutilo. Antes prefiero regresar al maestro Antonio Cillóniz De La Guerra y su reflexión acerca de que el mundo es una fábrica de dolor. A partir de esa afirmación, representamos el fenómeno artístico y en este caso particular, lo poético como la plusvalía de esa fábrica de dolor. Luego, esta máquina poética deviene en una nueva fábrica de dolor. En el caso específico de Zegarra nos encontramos exactamente con esa fábrica del dolor que continuamente reproduce objetos hechos de palabras, objetos hechos de escritura, objetos donde el deseo, la pureza, la mutilación reinan en una dialéctica en la que el silencio (la muerte) y el grito (la vida) configuran los grandes ejes de una inconsciencia poética singular.

En términos cinematográficos, una de las obsesiones de esta mente poética muy visual, podría ubicar muy bien la obra de Zegarra al nivel de la poesía visual del canadiense David Cronenberg. Pienso que el verso anteriormente citado y que constituye toda una poética: “la forma más pura del deseo es siempre una mutilación” (53) adquiere mayor profundidad si lo leemos volviendo a Dead Ringers de 1988. Además, la mutilación permite el desdoblamiento del sujeto poético porque se trata de una acción donde la voz-carne se desmembra en el lenguaje y crea un doble oscuro y maligno hecho de palabras, un golem hecho de metáforas góticas y sangrientas. Considero que el grupo Inmanencia del cual Zegarra formó parte sobre todo en el trabajo poético del autor trujillano, elevó el concepto de lo gótico y del lenguaje gore en la poesía peruana a niveles altísimos, nunca antes ejecutado con tanta maestría, tomando en cuenta que la tradición poética peruana es una de las más reconocidas en el continente precisamente por su riqueza, complejidad y diversidad. Los dejo con un fragmento del poema “La cicatriz luce con odio en la mano del verdugo”, no lo intenten en casa, chicos:

El criminal es una efigie clavada entre la carne y el espíritu
He visto cuellos degollados a punto de ladrar
(pues el lenguaje
aún el de los animales
se distorsiona en la sutura de una trompa muda)
he visto la cicatriz no el cuchillo
no la madera

porque en estos cuerpos solo siento levedad
el sol sepulto
y el grito que hoy los atraviesa (30-31)

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