Mac Donald volteándonos la M para convertirla en la W, con la que se escribe woman, para hacernos sentir celebradas en el fulano Día de la Mujer, ya es más de lo que tolera mi hacerme la vista gorda. Me pregunto si las empleadas de Mac Donald se sienten reivindicadas en sus condiciones de trabajo, con esa volteada de M. A juzgar por el reposteo y shareo en celebración de la efeméride que hacen tantas mujeres, pareciera que hay una mayoría que no se da cuenta de que el Día de la Mujer es la fiestica que nos hace el patriarcado dominante, en muchos casos a manos de la empresa para la que trabajan las susodichas, con la intención de hacernos sentir ilusoriamente apreciadas, valoradas, incluidas, respetadas, honradas, igualadas, empoderadas… ¿queridas?
A los fieles gerentes de Apple, Google, Facebook, Spotify, Uber y demás empresas, que son cada vez más, que deciden subvencionar la congelada de los óvulos de sus trabajadoras, por “favorecerlas”, “apoyarlas” en su desarrollo profesional… les es más fácil trasgredir la naturaleza, que afectar los intereses de la empresa, o cambiar su organización. Tal es su visión de futuro y poder. Ellos también, llegado el Día de la Mujer, se esmeran en felicitaciones para sus extraordinarias, valientes, brillantes empleadas mujeres, que apuestan toda su libido en beneficio de la empresa, a cambio del sano ejercicio de sus cuerpos de mujer. Y ellas, bien gracias, se sienten halagadas. De que les expriman hasta la última gota, aunque eso signifique postergar lo que el cuerpo no perdona, y las empresas tampoco: preñarse después de los 40, y tratar de volver luego al mundo laboral.
A todos y todas las que celebran con tanto entusiasmo el Día de la Mujer, cabría preguntarles si es que el resto de los días están celebrando el día de los hombres. Claro, como son tantos, no hace falta enunciarlo, supongo. Algo parecido a como cuando un libro de antología poética, solo incluye poetas hombres, y nunca se ven en la necesidad de aclarar en el título en portada, que se trata de una “antología masculina…”. Pero cuando el libro incluye solo poetas mujeres, sí ha de señalar necesariamente en portada, que se trata de una “antología femenina”. Eso está claro, lo hemos entendido todos y, sobre todo, lo hemos acatado todas. Y sin que nos haga mella, seguimos de lo más militantes con nuestro “feminismo” masivo, y creemos que todos los que se visten de negro en los Golden Globes, o los que aplauden los discursos de feminismo incendiario en la palestra de cinco minutos de “libre pensamiento” en los Oscars, tienen las manos limpias de acoso, y van por la vida sin abuso que pese en sus conciencias…
El tema justiciero de la mujer, se ha vuelto tan popular que llega hasta el escocés. La mujercita enfundada en traje de “jinetera” –invoco aquí el femenino de jinete y no me refiero a la acepción que el término tiene en Cuba, ¿o sí debiera? -, en el logo, y su recién estrenado nombre de mujer, Jane Walker, ¿significa que el whiskey que viene en la botella tiene un gusto más… vaginal… o reporta una cierta equidad de género en las rocas?
Definitivamente toda esta parafernalia adosada al Día de la Mujer y similares, no es más que una sacrílega manipulación comercial de lo que es la aún pendiente y legítima lucha por los derechos de la mujer. Asumir que Mac Donald celebra mi condición de género, es más de lo que me permite “gafear” mi respeto por las mujeres del mundo. Porque entiendo que, con todo esto, lejos de honrarnos, nos están faltando el respeto. Y de forma muy deshonesta. Digamos que de tanto usarnos semi-desnudas y valerse de nuestras curvas hasta para vender desinfectantes, llegó el momento en que surgieron las protestas cada vez más aireadas; y así pasaron los años hasta que dejó de estar de moda vender a través de la obviedad de nuestras carnes. Ahora el asunto se ha vuelto tan sofisticado, que lo que usan es nuestro pensamiento contestatario, ¿y nosotras?, aplaudiendo como focas.