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Sinuhe Padilla
Photo Credits: Flavia Romani

The Cloisters con el músico Sinuhé Padilla

Ombligo del mundo, rascacielos, hoyo profundo, 9/11, caleidoscopio, aeropuerto, de kilómetros a millas, desgarre, esperanzas que aterrizan, nostalgias que se enraízan, espacio físico que se encoge, subterráneo, subir escaleras, bajar escaleras, ratas insolentes, ratas resueltas, ratas urbanas, olores que ofenden, grúas, alcantarillas que fuman, ruido, ambulancias, bomberos, policías, pobreza desesperada, riqueza infinita, tribus tatuadas, trabajo, ojeras, sueño, sueño que agota, sueño que despierta, morir de visa, garras, casas compartidas, anhelos compartidos, camas compartidas, encuentros fugaces, amores que nacen, amores que se apagan, culturas, vibraciones, música, vivir sin límites, prejuicios que se desmoronan, libertad a ras de piel, arte que nutre, innovación, movimiento, tesoros escondidos, bares, soledad, amistades, raíces arrancadas y vueltas a reanudar.

Nueva York es eso y mucho más…

VIBRACIONES QUE COMUNICAN

 

Sinuhe Padilla
Photo Credits: Flavia Romani

 

Nueva York nunca deja de sorprendernos. Cuando bajamos de la línea A del metro en la estación 190th st., Washington Heights nos recibe con su vivacidad, el ruido del tráfico, el afán de las personas siempre en lucha contra el tiempo. Es la Nueva York que conocemos. Pero, a medida que nos vamos adentrando en Fort Tryon Park el lenguaje de la naturaleza va sustituyendo los ruidos de la ciudadEl invierno ha despojado los árboles de sus hojas sin restar belleza ni magia a un parque en el cual algunas manchas verdes resisten el rigor del clima y las ramas de los robles se levantan con una majestuosidad que inspira respeto. Esos árboles centenarios son el paisaje ideal para encerrar The Cloisterslos Claustros, construcción medieval, convertida en museo, que erigieron trayendo en tierra americana las piedras de cuatro abadías europeas de la Edad Media. Allí, entre columnas y piedras que han visto generaciones de personas del viejo y del nuevo mundo, encontramos a Sinuhé Padilla, musicólogo, compositor, guitarrista y productor mexicano.

En Los Claustros, al poco tiempo de haber llegado a Nueva York, fue invitado a tocar en una fiesta medieval. Llevaba su jarana, instrumento musical que desciende de la guitarra barroca española, y tocó para un público que parecía salido del pasado. Hombres y mujeres ataviados como en la Edad Media habían dejado afuera los celulares, para disfrutar de la emoción del pasado. Y es aquí donde Sinuhé ama refugiarse para pensar, para alejarse del afán diario, para sentir el paso del tiempo con un placer desconocido para los neoyorquinos.  

 

Sinuhe Padilla
Photo Credits: Flavia Romani

 

No podría existir un lugar más acorde con este músico quien, desde niño, ha sentido el hechizo de los ritmos y de las tradiciones antiguas, y cual arqueólogo se ha dedicado a buscar esas trazas de pasado.

“Siempre me cautivó el folclor mexicano, la música tradicional. Sus raíces ahondan en el barroco europeo, que, al llegar al Nuevo Mundo, recibió la influencia y se mezcló con los ritmos de los nativos y de los africanos. Viajé a España, a Marruecos, rastreando las raíces que lo generaron, aprendí a tocar también ritmos de darbuka, un tambor de origen egipcio que se utilizó en toda la Europa andaluza, en Portugal y en parte de Italia. Ahora me dedico a reproducir esos instrumentos antiguos para permitir a otros conocerlos y estudiarlos”. 

Será gracias a esa música e instrumentos, ignaros de los límites de tiempo y espacio, que Sinuhé Padilla llegó a Nueva York desde MéxicoLo invitaron a desarrollar también en esta ciudad su proyecto de música y performance Jarana Beat, con el cual había estado ya trabajando en Sudamérica.  

 

Sinuhe Padilla
Photo Credits: Flavia Romani

 

Jarana Beat expresa la alegría de personas diversas que se reencuentran a través de las raíces y de la culturaTras mis largas investigaciones sobre ritmos e instrumentos, entendí que en la música hay un fenómeno que llamo vibración por simpatíaSi una guitarra tiene una nota, por ejemplo un mi, y yo entono un miiiii, aún sin tocarla, esa cuerda vibra y suena. Igual pasa con un piano que tiene una misma nota repetida muchas veces en octavas diferentes. Basta con tocar una para que todas las otras empiecen a vibrar. Las notas reciben y reaccionan a la vibración aunque no las estén tocando. Lo mismo pasa entre las personas. Lo vemos en los Fandangos, celebraciones que se hacen en México para integrar culturas diversas a través de la música, la danza, la poesía. Empezamos a reproducirlas aquí en Nueva York y siempre se nos acercan personas que no son mexicanas y sin embargo vibran al son de nuestros ritmos, los sienten propios y hasta descubren versos que son iguales en sus países así como en el nuestro. En esos momentos todos están “vibrando por simpatía”, y así es como se titula el último disco de Jarana Beat que ya está terminado y saldrá en los próximos meses”. 

Nueva York con su diversidad y mezcla de personas de todas las latitudes ha permitido a Sinuhé profundizar sus investigaciones y ampliar la fusión musical que tanto le apasiona.  

 

Sinuhe Padilla
Photo Credits: Flavia Romani

 

“Considero que ha sido una gran suerte para mi poder venir a Nueva York. Esta es una ciudad que te exige pero en la cual, si eres bueno, siempre encuentras a alguien que te valora y te aprecia, sin importar el tipo de música que hagas. Hay mucha competencia pero es una competencia buena porque cada día llegan músicos de todas partes del mundo y son excelentes, muchas veces son los mejores en sus países. Aquí se esfuerzan y trabajan duramente para salir adelante. Por ejemplo el otro día encontré en el metro a un tocador de kora, un instrumento de África, y cuando vi su nombre, Jobarteh, no lo podía creer. Los Jobarteh son una familia de Gambia con una tradición musical de siglos tan apreciada que tienen el derecho hereditario de practicar la koraEse músico que estaba tocando en el subway por unos pocos dólares es un príncipe en su país. Es lo más hermoso de esta ciudad: te permite aprender de otros que se van transformando en tus compañeros de trabajo. A veces vienen solamente para dar un concierto en el Carnegie Hall o el Lincoln Center. Nos encontramos y muchas veces grabamos juntos. Cuando armas un proyecto personal puedes proponerles participar y es muy nutritivo. Es lo que hice con este último disco de Jarana Beat en el cual participan 54 músicos. Es un soundtrack que me llevó seis años de trabajo y que habla de esta comunidad de músicos. Muestra como interactuamos, como colaboramos. No creo que hubiera podido grabar este disco en otra ciudad”.  

A pesar de su agradecimiento hacia Nueva York que le ha permitido crecer mucho profesionalmente, Sinuhé Padilla considera que es una ciudad en la cual el tiempo, los esfuerzos, están volcados completamente hacia el trabajo y aspira poder mudarse un día a un lugar más tranquilo. Para vivir de su música trabaja sin pausa, tocando en la mañana para unas escuelas, en la tarde dando clases particulares y grabando en su estudio y en las noche tocando su música. “Tengo a un hijo adolescente con quien trato de compartir lo más posible pero el tiempo a mi disposición es realmente escaso. Unos meses al año voy de gira con la cantante mexicana Lila Downs, quien es muy famosa y me ha permitido tocar en muchos países de Europa, América Latina y también en diferentes ciudades de Estados Unidos. 

 

Sinuhe Padilla
Photo Credits: Flavia Romani

Paseamos en ese bosque de ramas, acariciamos piedras antiguas que han escuchado miles de historias e imaginamos la ciudad, que está tan cerca y sin embargo parece tan alejada. Un pájaro de un rojo vivo se acomoda en una rama y unas minúsculas flores amarillas anuncian la primavera. Sinuhé camina a nuestro lado en silencio. A pesar de su aspecto perfectamente en sintonía con una ciudad como Nueva York que transforma las extravagancias en normalidad, sentimos la vibración de su alma antigua en armonía con un entorno que ha logrado atrapar el tiempo. Cuando le preguntamos:  

– Si un día tuvieras que dejar Nueva York, ¿qué te llevarías? 

Sinuhé contesta sin dudar:

“Me llevaría mi propia Nueva York, la llevaría conmigo esté donde esté. Sé que esa fuerza, esas garras, me permitirán llenar los vacíos que encontraré en otrolugares”. 

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