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Murió Fidel

Murió Fidel. ¿Ha muerto el sueño?

A primeras horas de la madrugada la noticia me quitó el sueño.

Fidel ha muerto. 

Bastaron tres palabras para estremecer al mundo, tres palabras llenaron las páginas de los periódicos del mundo entero, tres palabras para desatar las pasiones, la alegría o la tristeza. Definitivamente tres palabras marcaron el final de una vida que no nos dejó indiferentes.

Podemos diferir, y diferir es un derecho, y a veces un deber, sobre el rumbo que tomó la Revolución cubana, sobre los errores cometidos en la persecución de un sueño, la concretización de un ideal, podemos intentar esconder tras la mágica palabra “errores” que resta gravedad a las violaciones de los derechos humanos, los campos en que se encerraron a opositores al régimen, al poeta que silenciaron, al condenado al exilio.

Podemos intentar cerrar los ojos a los avances en el terreno de la medicina, de la educación, en el dar derechos a aquellos cuyos derechos se les habían negado durante la dictadura.

Podemos decir tantas cosas, alabar o condenar, repetir y no pensar, podemos hablar del héroe o del tirano, podemos recordar al que nos dio el sueño o al que nos entregó la pesadilla, tantas cosas podemos pensar si miramos en blanco o negro y damos vuelta la página a la historia antes de que ésta nos absuelva.

Y antes de los “errores”,  fue el sueño, el de un hombre y de un pueblo que derrocaron a un tirano para instalar la democracia, que en un mundo de blanco y negro separado por una rígida cortina intentó un socialismo caribeño, alegre, despreocupado, menos dogmático, así al menos lo creímos en aquellos años, un hombre que se paró frente a la primera potencia mundial, aquella que estaba acostumbrada a imponer sus designios a sangre y fuego, aquella que invadía y cambiaba presidentes y gobiernos con el poder que le confería y le confiere el voto de las armas.

El hombre mito que creció en bahía Cochinos, que trajo un aire fresco al corazón de Nueva York cuando un joven de incipiente barba y ojos brillando de ideales se paró en las Naciones Unidas, el hombre que abrió las puertas para luego encerrar el pensamiento al llevar, una vez más a pensar sea en blanco, sea en negro, o sea al pensamiento neutro.

Podemos decir tantas cosas, pero hay algo que no podemos negar, el hecho de que una madrugada del mes de noviembre del año 2016, tres palabras remecieron al mundo. Fidel ha muerto y yo trato de ver en qué momento traicionaron mis sueños.

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