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Mujeres en cifras… no tengo palabras

En los Estados Unidos de Norteamérica, 42 millones de mujeres viven en la pobreza; dos tercios de las trabajadoras cobran un sueldo por debajo del mínimo establecido: las afroamericanas ganan 64 centavos mientras las latinas 55 centavos, por cada dólar que cobra un hombre blanco. (The Shriver Report. Maria Shriver Kenedy)

En el mundo entero, las mujeres representan el 67% de las horas trabajadas, pero sólo reciben el 10% de los ingresos globales y poseen solamente un 1% de las propiedades. (Welt am Sonntag)

El promedio a nivel mundial es que las mujeres ocupamos apenas un 20% de los puestos gubernamentales fuertes, vale decir en senados y parlamentos. ¿Tendrá eso algo que ver con que 60 millones de niñas en el mundo son forzadas a casarse antes de los 18 años? Según la ONU, las mujeres representan 66% de los 796 millones de personas analfabetas en el mundo y 60% de las personas que padecen hambre crónica son mujeres.

En México 6 de cada 10 mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual. Pero es Venezuela la que reporta la tasa de embarazo adolescente más alta de Suramérica y la tercera de Latinoamérica, precedida por Nicaragua y República Dominicana. En Venezuela son mayoritariamente mujeres las que educan a las niñas y niños que en el futuro reproducen los esquemas de desigualdad y maltrato: del total de los docentes del país, 424.722 son mujeres y apenas 121.942 son hombres; y los hogares monoparentales, con madre jefa de hogar, sin el padre como parte del hogar son el 29%, casi el doble que los hogares formados por papá, mamá e hijos o parejas del mismo sexo, que sólo ascienden a un 15%.

En América Latina el número de hogares con madres jefas de hogar representa alrededor de un tercio del total de los hogares.

Aunque estas cifras no dejan de ser muy inquietantes, lo peor está por venir: según el reporte de la Organización Mundial de la Salud en 2013, 1 de cada 3 mujeres y niñas han sufrido algún tipo de violencia física y/o sexual por lo menos una vez en su vida. Eso equivale a decir que de cada tres mujeres que conoces, una es parte de esta estadística. No hablemos de España, sin ir tan lejos en México, 47% de las mujeres mayores de 15 años han sufrido un incidente de violencia por parte de una pareja, ¡casi la mitad de las mujeres!

Este tipo de violencia “es una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer, que han conducido a la dominación de la mujer y la discriminación en su contra por parte del hombre e impedido el adelanto pleno de la mujer”. (Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, 1993)

Según el Estudio a Fondo sobre todas la formas de violencia contra la mujer, presentado por el Secretario General de Naciones Unidas ante la Asamblea General, “en el ámbito mundial, las mujeres de entre 15 y 44 años tienen más probabilidades de sufrir mutilaciones o de morir debido a la violencia masculina que por causas como el cáncer, la malaria, los accidentes de tráfico o la guerra, combinadas”.

Afirma el mismo estudio que “por lo menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, obligada a tener relaciones sexuales o maltratada de otro modo a lo largo de su vida. Por lo general, el autor de la violencia es un miembro de su propia familia o algún conocido.

La violencia en el hogar es la forma más generalizada de maltrato de la mujer en el mundo entero, independientemente del origen étnico, la educación, la clase social y la religión”.

Después de estas cifras, no tengo palabras. 

Sin embargo, estos números son menos de los casos que suceden y no se denuncian. Hay que saber además que las mujeres que se atreven a denunciarlo, lo hacen luego de un promedio de cinco años de la agresión por parte de su pareja.

Pero ¿quién y cómo es el hombre agresor?

El agresor procede de cualquier clase social, sin distingo de nivel cultural ni económico.

– En el 80% de los casos la conducta del agresor no está ligada al consumo del alcohol o drogas. No es la causa.

– El agresor no es una persona violenta de forma habitual; ejerce la violencia sólo contra su mujer.

– La mayor parte de los agresores no presentan patologías mentales. Sin embargo, en todos los casos aparecen alteraciones psicológicas en el ámbito del control de la ira, la empatía y la expresión de las emociones, así como en la habilidad de comunicación y solución de problemas.

– Hasta los momentos, la posibilidad de recuperar a un agresor no son muy alentadoras, y la causa fundamental es que en éste no existe sentimiento de culpa porque atribuye la responsabilidad a la víctima, a la familia, al estrés laboral o al alcohol.

– Suelen existir creencias como que “a las mujeres hay que pegarles para que aprendan”, porque “ellas se lo merecen”, e incluso, que esto “hasta les gusta”, todo lo cual justifica tácita o expresamente el maltrato a la mujer.

– Los hombres agresores tienen graves obstáculos para reconocer y aceptar sus sentimientos como la tristeza y el dolor emocional, que a menudo se denigra como sensiblería femenina.

– Muchos agresores vivieron violencia doméstica en su entorno y/o en lo personal, y crecieron con estereotipos equivocados de lo que debe ser un hombre y una mujer.

Lo peor de todo es que los mitos sobre la violencia de género son muchos y siguen activados y causando estragos, a pesar de que no se corresponden con la realidad y que han sido ampliamente refutados por la investigación científica; a pesar de todas las campañas de concientización.

Las creencias erróneas, estereotipos y prejuicios heredados de generación en generación hacen de las suyas cualquier día de parrilla entre amigos o familiares, que conversan acerca de lo que le pasó a tal o cual pareja. Hagan memoria y los encontrarán en cualquier conversación íntima entre amigos o amigas, entre primos o primas, que comentan la violencia que sufren otras…

– La violencia contra la mujer es un asunto privado que debe ser resuelto en la familia.

– La violencia familiar contra la mujer frecuentemente es provocada por el comportamiento de la mujer.

– La violencia familiar contra la mujer es producida por el consumo de alcohol y/o drogas.

– En familias de bajo nivel educativo es más frecuente la violencia familiar contra la mujer.

– Los problemas económicos inciden en la violencia intrafamiliar contra la mujer.

– La violencia familiar es una consecuencia natural de los desacuerdos entre las personas.

– Si las mujeres quisieran podrían salirse de una relación donde hay violencia familiar.

– La violencia contra la mujer ocurre primordialmente en familias desestructuradas.

– En la actualidad se exagera la discusión acerca de la violencia contra la mujer.

– Los hombres son tan víctimas de la violencia familiar como las mujeres.

Para ilustrar la gravedad del problema, basta con decir que en Venezuela no existen siquiera estadísticas consolidadas que permitan ilustrar con precisión el problema de la violencia hacia mujeres y niñas. Sin embargo, datos publicados por ONGs indican que durante el 2005 se registraron 36.777 casos de violencia contra las mujeres en Venezuela, lo que equivaldría a decir que, en promedio, cada cuatro horas ocurre un hecho de violencia hacia la mujer en el país.

Tal vez sea útil acotar que la violencia de género no es un problema de mujeres. Es un problema de la sociedad que afecta la historia que vivimos: según declaración del Secretario General en Informe de la ONU, “Los costos de la violencia contra la mujer, fuera de los costos humanos, van más allá de la disminución de la producción económica y la reducción de la formación de capital humano, y comprenden también los costos conexos a la inestabilidad política y social mediante la transmisión intergeneracional de la violencia, así como los fondos necesarios para los programas a favor de las víctimas/sobrevivientes de violencia”.

Después de estas cifras, no tengo palabras. Tengo malos recuerdos.

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