Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!

Mujer y cine hoy (Parte I)

Los meses recientes nos han traído a la cartelera de Nueva York una serie de películas de talentosas directoras, así como otras donde la mujer ha tomado el papel activo para empinarse por encima de la dominación masculina, al tiempo de retar la institucionalidad de un establishment sexista, machista y negado a la diferencia.

En tal sentido, los escándalos de la vigente administración, con respecto a la influencia rusa en el resultado de las elecciones pasadas, y sus maquinaciones para anular el sistema de salud que, salvando enormes obstáculos en el Congreso, logró hacer ley el presidente anterior a fin de beneficiar a una gran parte de la población que nunca había podido tener seguro médico, han estado en primera línea de fuego. Por eso una película como La fille inconnue de Jean-Pierre y Luc Dardenne, ha resultado ser tan actual, pues ejemplifica la diferencia entre un régimen corporativo de atención al paciente y uno socializado tal cual existe en Bélgica.

Aquí Jenny (Adèle Haenel), joven y promisoria doctora trabajando para la seguridad social en Lieja, constituye el nudo argumental de un film en el cual se muestra hasta dónde la responsabilidad profesional puede llegar para resolver un determinado conflicto. La muerte de una muchacha de origen africano, quien en horas fuera de trabajo toca a la puerta de su consultorio buscando ayuda y, posteriormente, la doctora cae en cuenta de que, si le hubiera abierto, la muchacha probablemente se habría salvado, le crean un sentido de culpabilidad, llevándola a rechazar una posición más ventajosa en la medicina privada, y haciéndole simultáneamente arriesgar su propia vida para llegar al fondo de aquella desgracia.

Como una avezada detective, Jenny va atando distintos cabos hasta resolver el misterio. Ello la lleva por el submundo de la droga, la prostitución y las mafias que trafican con los inmigrantes, además de hacerle ver los fallos del sistema de salud. Un sistema que, aún en sus puntos más débiles, es muy superior al norteamericano. De hecho, la doctora realiza numerosas visitas a las casas de sus pacientes, lo cual le ayuda a encontrar al culpable indirecto de la muerte de la mujer; algo imposible de encontrar en los Estados Unidos, donde raramente se establece una relación cercana entre el doctor y los pacientes —que las empresas de la salud prefieren llamar clientes—, dado lo enrevesado, costoso e impersonal del trato.

El uso de una cámara que privilegió los planos medios y los primeros planos de Jenny para hacernos participar de sus luchas internas y la compasión para tratar a sus pacientes, creó una situación de complicidad con la audiencia, al tiempo que le permitió a los cineastas mostrar una vez más su dominio del medio y su interés por destacar el heroísmo femenino mediante protagonistas extraídas de la cotidianeidad. Esto, espejeando el trabajo de otras actrices como Emilie Dequenne en Rosseta (1999), con la cual los Dardenne obtuvieron su primera Palma de Oro en Cannes, Cécile de France en Le gamin au vélo (2011), Gran Premio en Cannes y Marion Cotillard en Deux jours une nuit (2014), Palma de Oro en Cannes.

Si bien el film no logró crear un retrato de la protagonista tan preciso y potente como el de estas producciones, la serenidad de Jenny tanto en escenas de alta tensión y dramatismo como en secuencias de gran intimidad, produjo un efecto hondo e intenso en el público, permitiéndonos igualmente reflexionar acerca de cuán importante es el contacto de una mano profesional amiga, cuando el mundo parece cerrarse sobre nosotros y hundirnos en un insondable abismo.

Otra película de resonancias similares ha sido Marie Curie de la directora hispano-francesa Marie Noëlle-Sehr. Los años transcurridos entre los dos Premios Nobel de la científica, donde destacan la muerte del marido y colaborador Pierre Curie, y su relación amorosa con el colega y amigo de la pareja Paul Langevin, centraron los pormenores de la diégesis. En el ojo de esta directora, Marie Curie, interpretada con gran sensibilidad por Karolina Gruzska, emergió como una heroína segura de su talento y en control de sus emociones, sin temor ante quienes, muy sexistamente, querían impedirle el ingreso a la Academia de Ciencias, pues una mujer nunca había tenido tal prerrogativa en Francia.

Aún tras obtener el Premio Nobel de Física en 1903, junto a Pierre y Henri Becquerel, la entrada estuvo vedada para ella, alegando que su aportación a los descubrimientos se limitó a ser la asistente de su marido. Ni siquiera al ganar en solitario el Premio Nobel de Química ocho años después cayó la ciudadela, pues coincidió con su relación con Langevin, sugiriéndole incluso la propia Academia Sueca que declinara el Nobel para contener el escándalo. Ella no solo no renunció al galardón sino que estimuló en sus hijas el amor por la profesión y el orgullo hacia su sexo, llegando incluso la mayor a emular a la madre cuando compartió con su propio esposo el Premio Nobel de Química en 1935.

Una cinematografía puesta a privilegiar los contrastes entre colores fríos y cálidos, buscando marcar la distinción entre la figura pública y la amante apasionada que también fue, así como el uso de entornos naturales dables de realzar lo femenino y las habitaciones en penumbra donde la protagonista se abandonaba al placer, tejieron un poético tapiz de sensaciones que hicieron al personaje más humano, desligándolo del carácter edulcorado y acartonado, impreso por Greer Garson en la versión de 1944 dirigida por Mervyn LeRoy. Incluso en las escenas más dramáticas, Curie no perdió su mesura y voluntad para superar todos los obstáculos, convirtiéndose en inspiración de muchas otras mujeres, entre ellas la propia cineasta. En sus palabras: “A los diez o doce años me dieron un libro sobre Marie Curie y su ejemplo resultó fundamental para la vida que yo quería tener. Ella fue mi modelo. Porque no debemos perder de vista que, aún en Europa, no hay sino un 13% de científicas dedicadas a la investigación de alto nivel, aun cuando se diga que las mujeres están mejor dotadas para el estudio de las matemáticas”. Un perspicaz comentario que recoge el tono de otros films por o desde la mujer, tal cual veremos en la segunda parte de este artículo.

Hey you,
¿nos brindas un café?