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Motívalo o prémialo

México debe transformarse. Tenemos todos los elementos: talento, buenas universidades, turismo, arte, cultura, historia, litorales, más recursos que otros países que nos superan en economía y seguridad. Lo que hace falta, y es urgente recuperar, es el Estado de Derecho y abatir la corrupción. Todos estamos inmersos en la corrupción de manera directa o indirecta, entre políticos se rasgan las vestiduras, se culpan unos a otros y nos damos cuenta que se muerden la lengua por habladores.

Las figuras de autoridad: padres de familia, maestros, autoridades en la función pública tenemos la responsabilidad de vivir en congruencia ya que somos modelos a imitar. En la práctica cotidiana, las reglas del juego vienen de los dobles mensajes: el maestro que “vende” la calificación por algún favor; el que se hace notar dejando mucha tarea que ni califica; el padre que miente ocultando otra familia, la casa chica o la grande según el caso y los que ocultan la procedencia ilícita de sus bienes. El ingeniero, el empresario que abusa de sus trabajadores, el abogado que cobra abusando de su cliente, hasta el médico, el psicólogo, el Psiquiatra que le crea dependencia a su paciente volviéndolo un cliente cautivo; ejemplos sobran.

Los padres de familia se enfocan cuidando al hijo rebelde, al que tiene problemas de adicciones y descuidan al hijo responsable, ese que asume el rol de padre y que también necesita reconocimiento. Invertir en el talento deja dividendos, el ascenso a través de conocimientos, de la experiencia, es lo que la meritocracia necesita, es indispensable dejar de lado el nepotismo, el compadrazgo. Es importante motivar a los líderes democráticos, esos que son ejemplo de consciencia social, de emprendimiento, los que promueven acciones en beneficio de los demás. Necesitamos una cultura de la meritocracia, de la recompensa por el esfuerzo; en la escuela, hay que motivar a los alumnos responsables, a los que hacen buenas acciones en beneficio de sus compañeros, son solidarios, no solo a quienes obtienen los mejores promedios, tienen talentos artísticos, deportivos. En la práctica no siempre los mejores promedios son emprendedores, les da miedo correr el riesgo.

La partidocracia nos divide, los militantes solo trabajan por los intereses de su partido, se enferman de poder. La motivación del mérito es una herramienta que puede dotar de nuevos líderes al sistema político, la palabra meritocracia se entiende como el gobierno de los mejores. Los ciudadanos no confían en la partidocracia, es tanta la corrupción que queda impune, que los ciudadanos ven a los políticos como a enemigos. Sabemos que nada les amenaza. Iniciemos y motivemos las pequeñas acciones, hablemos bien de lo bueno, rechacemos la corrupción. Un país que valora a las personas es la mejor inversión.

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