NUEVA YORK: La magia comienza en esos viajes cotidianos en el metro de Nueva York. Quizás sea esa atemporalidad única que ocurre cuando transitas el subterráneo, lo que dispara la creatividad de esta diseñadora. Un momento de soledades compartidas combinado con el constante movimiento del vagón. En el metro las personas se sumergen en un universo paralelo ideal para la contemplación, el ingenio y la fantasía. Ella lo sabe, y es por ello que aprovecha ese momento para diseñar sus bocetos. Les hablo de Mónica Sordo, una diseñadora de joyas, aficionada al metal, que está brillando en la Gran Manzana. Sus piezas son trascendentales, poderosas y excepcionales. Son capaces de convertirte en una Femme Fatale que consigue lo que quiere: exclusividad, lujo y estilo. Sus accesorios están elegantemente dominados por el metal. Sordo es una extraordinaria mujer, con una fuente creativa que se asemeja a un río caudaloso lleno de ideas increíbles. Sus piezas reflejan todas sus influencias adquiridas en las capitales más importantes del mundo. Joyas imponentes de formas arquitectónicas capaces de elevar tu estado de ánimo. Una mujer que tuvo el coraje de crear su marca homónima, siendo la columna fundamental de su éxito. Los primeros pasos los dio en Venezuela, después de pasar todo el verano trabajando en su proyecto, se sintió con la seguridad necesaria para presentarlo en una de las ciudades más competitivas del mundo. En fin, una diseñadora de visión vanguardista, cuyo éxito trasciende las maravillosas fronteras de Nueva York.
– Pasaste tu infancia en el taller de tu padre: tu influencia ¿De él aprendiste las técnicas de orfebrería?
Yo pasé mucho tiempo en el taller de muebles de mi papá. Él es una persona muy creativa, no hace joyería, pero es un fanático de las herramientas y siempre estuve rodeada de eso. Digamos que en el taller de él lo que más aprendí fue a desarrollar piezas que pueden ser desde una pieza muy pequeña hasta una muy grande. No soy orfebre, nunca he estudiado orfebrería como tal. Mi background es de Moda. Estudié Fashion Styling y Fashion Merchandising en Italia, y empecé trabajando en revistas como Editora de Moda. Estuve trabajando para Marie Claire en España y para las revistas de El País. Así que lo de las joyas fue una cosa innata que surgió después.
El trabajo de orfebrería como tal, lo hago con joyeros que tienen más de 40 años de experiencia, porque son piezas que tienen definiciones de alta joyería. Yo me encargo de la dirección creativa de la marca, y obviamente he aprendido muchísimo. Hoy en día soy parte fundamental del proceso de creación de las piezas, y me siento con mis joyeros a resolver todo.
– ¿Cuándo empezaste a crear joyas?
El launch oficial de la marca fue a principios del 2012. Salimos al mercado con la primera colección que hoy en día no tiene mucho que ver con lo que hago. La primera colección tenía piedras, y si te das cuenta, una de las cosas que define la marca es que trabajamos solamente en metal. En las primeras joyas utilicé unas aguamarinas facetadas porque estaba todavía probando, era la primera vez que hacía piezas y por ejemplo, en mi colección de Concrete Jungle -una de las más conocidas, que creó más impacto- las spikes nunca fueron pensadas como tal. Yo estaba buscando imitar esas piedras facetadas en metal y se convirtieron en las spikes que define hoy en día a la marca. La evolución se ha ido por otro lado, más arquitectónica con influencias del art déco. Me siento más identificada con mis nuevas piezas que con las primeras, pero todo viene de esa búsqueda y ese estudio de las formas.
– ¿Tienes planeado trabajar otra vez con piedras?
Por ahora no tengo planes. Yo soy una fanática del metal y mi influencia más fuerte es la arquitectura, sobre todo viviendo en una ciudad como Nueva York.
– ¿Tus joyas son la representación de lo que te está pasando en ese momento?
Yo pienso que todo es una evolución. Tengo muchos años trabajando en el mundo de la moda, asimismo, he tenido la oportunidad de viajar mucho y de vivir en distintos países. Por lo tanto, mis joyas son el producto de un melting pot de ideas y vivencias. Siempre que me preguntan cuál es tu inspiración, evidentemente, hay aspectos que resaltan más dentro de mis piezas como la arquitectura. Pero al final es un conjunto de vivencias y de todo lo que uno ve, sobre todo viviendo en una ciudad como Nueva York. Además, tengo la ventaja, desde muy joven, de estar rodeada de diseñadores, y haber trabajado como editora de moda y desarrollar ideas para meter en las revistas. Al final el proceso creativo es el mismo.
– ¿Cómo es el proceso creativo? ¿Te encierras primero a realizar los sketches?
Realmente estoy diseñando todo el día. Mi cabeza no para, y pienso que una de las cosas más difíciles para los diseñadores -sobre todo cuando están creando una colección- es saber cuándo parar. A cierto punto tienes que decir: “ya, this is it, esta es la pieza final y la tienes que producir”. Aparte de ser diseñadora también llevo todo el tema de la empresa. Creo que me gusta todo, no es solamente diseñar, es también: las relaciones públicas, la imagen de la marca, saber vender, saber moverte. Todos esos elementos, conforman un conjunto importante para la marca. Pienso que con uno sólo no llega al éxito. Tienes que englobar todo para crear un producto que guste, no solamente a nivel de diseño, sino también que sea capaz de transmitir la sensación que significa llevar una pieza. Esa es una de las cosas que define la marca: que la mujer que se la pone se sienta poderosa, se sienta bella. Tiene ese poder adquirido, que tiene mucho que ver con la energía que traen los accesorios. Por eso te digo, no solo es diseñar, si no también poder transmitir algo.
– ¿Diseñas para una mujer empoderada? Porque son piezas fuertes, no cualquier mujer puede llevarlas.
Para una mujer empoderada entre comillas. Yo pienso que lo bonito de una pieza es que te la pongas y te haga sentir de esa manera. Tengo clientes de todo tipo, tengo clientes que son súper fashion forward y otras que al principio les tenían un poco de miedo al tamaño de las piezas, o a lo fuertes que son, pero terminaron amando la sensación de poder que de ellas emana. Ese es el valor adquirido de la pieza: que te hagan sentir así cuando las usas. Es como ponerte una armadura, te cambia el mood completamente.
– ¿Qué es lo que tanto te inspira de las ciudades, en especial una tan agitada como Nueva York?
Creo que es la velocidad de como pasan las cosas, de hecho, uno de los sitios donde más me gusta diseñar -que es un poco insólito- es en el metro. Creo que es uno de los pocos momentos en los que estoy sola y completamente desconectada del mundo externo, entre comillas, porque al mismo tiempo estás compartiendo un vagón con muchísima gente. Pero es esa velocidad de una metrópoli cosmopolita como Nueva York. A nivel de inspiración: la arquitectura; aquí por donde vas caminando vas viendo algo y a pesar de que llevo muchos años acá, siempre veo cosas nuevas. Es realmente impresionante, y… bueno eso te mantiene vivo. También me gusta viajar mucho y soy muy observadora, y encuentro fuentes de inspiración en absolutamente todos lados: en el trabajo de otros diseñadores, en la joyería vintage, pero sobre todo en la arquitectura; y ni siquiera en algo en específico, hasta una misma sombra es bonita y de ahí puedes empezar a jugar con las formas y los volúmenes, y van surgiendo cosas súper interesantes. A la hora de dibujar, por ejemplo, dibujo la misma pieza 50, 60 veces. Siempre hago sketches muy informales y luego empiezo a trabajar en el metal. Siento que trabajando en el metal logro más el objetivo, ya que lo voy viendo, veo la forma, lo voy poniendo en el brazo, voy jugando, y una vez que lo tengo más definido en el metal, es que hago el sketch final, más técnico. Parecen cosas sencillas, pero además mis piezas son muy grandes. Para que piezas tan grandes se vean bien en el cuello o en el brazo hay que trabajarlas y estudiarlas mucho.
– Las personas dicen que en las ciudades tan competitivas como Nueva York lo difícil no es llegar sino mantenerse.
Supongo que sí. Yo también pienso que es difícil llegar. Lograr llamar la atención en una ciudad tan competitiva como Nueva York no es fácil. Obviamente, lo más importante es tener un buen producto, que sea atractivo y diferente, lo cual es súper difícil. La competencia que hay hoy en día, no sólo en Nueva York sino a nivel mundial es gigante. Cuando empecé a trabajar en el mundo de la moda hace 10 años, no había tantos diseñadores emergentes. Hoy en día hay muchísima gente haciendo lo que hago. Entonces hay que ponerle bastante empeño, trabajar mucho, y hacer grandes sacrificios. Hay que moverse y llegar a las personas indicadas. Yo creo que lo más difícil es crear un producto que realmente se ponga de moda, que veas en la calle y realmente guste, algo que la gente compre y desee; y obviamente ahí empieza todo. Luego para quedarte hay que seguir creando y seguir evolucionando.
– Tus accesorios han estado en el Latin Grammy representando a Venezuela con Mariana Vega. También los han llevado supermodelos como Coco Rocha en una revista importante en México. Y varias Fashion Bloggers.
Súper, Man Repeller salió con una pulsera mía. He tenido la suerte de haber trabajado con tiendas espectaculares como Fivestory y Moda Operandi en Nueva York. Tener la oportunidad de exhibir tu trabajo en esas tiendas te abre muchas puertas y definitivamente son una vitrina increíble. Gracias a ellas he llegado a revistas como Vogue Latinoamérica y Harper’s Bazaar Latinoamérica, entre otras. Por ejemplo, en el aniversario octubre 2014, Vogue Latinoamérica nos nombró dentro de los 15 diseñadores latinos que han logrado éxito internacional. Y ya estamos planeando trabajar con varias revistas importantes, Vogue, Cosmopolitan, Harper’s Bazaar, Vanity Fair. Me parece increíble, a veces no me lo creo. Sobre todo, haber trabajado con revistas de ese calibre y con grandes modelos como Coco Rocha y Adriana Lima.
En abril hicimos el launching en el Middle East en Dubai. Estamos súper emocionados con eso, y la verdad que la prensa latinoamericana nos ha apoyado muchísimo, sobre todo en México, básicamente todas las revistas están basadas allá. Pero es un trabajo de todos los días. Por eso te digo que, aparte del área de diseño, es importantísimo tener un buen producto. También lo es trabajar mucho en mover las piezas. Todo el tema de estrategia, estar en las tiendas adecuadas, sobre todo al principio. Yo tuve la suerte de que Claire de Fivestory, she is a fashion icon en Nueva York, fuera la primera en descubrir la marca. No me preguntes cómo, mis primeras piezas en aguamarina ya estaban en esa tienda. Recuerdo cuando recibí ese email, que no podía creerlo, y hoy en día es una de las tiendas más deseadas por los diseñadores.
– Fuiste editora de Moda de una revista importante en España ¿Lo volverías a hacer?
Por ahora no. En estos momentos estoy cien por ciento dedicada a mi marca. No me veo haciendo absolutamente otra cosa. No tengo un minuto para hacer más nada, tengo muchísimo trabajo, tomando en cuenta que yo soy mi misma production manager, mi PR manager, mi sales manager. Es algo que me gusta mucho y lo bueno es que tengo la oportunidad de hacerlo con la marca. También hago la dirección creativa de mis campañas. Es evidente que todo el background en editorial me permite saber cómo tratar con las revistas, y cómo llegarles porque sé cómo piensan, ya que estuve en su lugar. A pesar de que es algo que me encanta, creo que realmente he encontrado mi misión en la joyería. Es algo a lo cual me estoy dedicando cien por ciento y que evidentemente me permite trabajar de cerca con editores y revistas y eso lo complementa.
– También fuiste profesora ¿ese rol ya estaba en ti?
Yo pensaba que no, y estaba muy asustada cuando lo hice, pero la pasé súper bien. Es muy gratificante saber que hay gente que puede aprender de lo que tú haces. Estuve haciendo los workshops de estilismos en el Istituto Europeo di Design (IED) de Madrid y me gustó muchísimo. Eso fue hace aproximadamente 7 años. Ves, eso es algo que si me gustaría volver a hacer, y pienso que tengo el tiempo, y que hoy en día puedo ofrecer más de lo que ofrecí en aquel momento. Me pareció una experiencia súper gratificante que repetiría.
– ¿Cómo fue esa transición de pasar de ser editora de una revista a tener tu propia línea de joyas?
Cuando me vine a Nueva York estuve buscando trabajo como editora de moda y no conseguí nada. Terminé trabajando por año y medio en el departamento de relaciones públicas de Christian Louboutin, y realmente me encantaba, estaba feliz rodeada de todos esos zapatos, pero no era lo mío, no estaba contenta cien por ciento. Lo de las joyas fue un proceso interno, nunca me lo había planteado, nació de un día para otro, quería comenzar mi propia empresa, sentía que lo tenía que hacer. Toda la gente que me conoce, amigos, jefe, la gente con la que trabajaba en Madrid, siempre me decían que aparte de mis habilidades creativas tenía la capacidad de negocios y surgió. Sinceramente fue algo innato, sentía que tenía que hacerlo, lo hice, y conseguí expresar todo ese melting pot, todas esas ideas, y todo lo que tenía adentro. Hoy en día en vez de plasmarlo en una página en una revista, lo plasmo en mis piezas. Es difícil de explicar porque mi proceso creativo es algo súper íntimo, yo no le muestro los sketches a casi nadie hasta que tengo las piezas hechas.
– ¿De pequeña te imaginabas tener tu taller en NYC?
De pequeña siempre soñé con Nueva York. Recuerdo la primera vez que vine cuando tenía 4 o 5 años, le dije a mi mamá que quería vivir en esta ciudad. Siempre soñé con ser exitosa acá. Pero luego pasaron muchas cosas en el medio, decidí irme a Europa porque como venezolana pasé mucho tiempo en los Estados Unidos. Quería experimentar algo nuevo y vivir en otros países, lo cual nunca cambiaría por nada. Ahora estoy aquí y han sido muchos años de esfuerzo. Pero creo que finalmente estoy haciendo lo que me gusta, lo que sé hacer bien, My American Dream.
– ¿En que te ha cambiado profesionalmente trabajar en una ciudad tan competitiva como Nueva York?
Ya son muchos años que estoy aquí, pero me siento más acorde con el mundo competitivo y rápido de Nueva York que con el de Europa. Allá sufría un poquito más, porque la gente en Europa es más relajada. Yo no soy tan relajada y pienso que la competencia siempre es buena, te mantiene activo. Conoces a mucha gente que te apoya y aprendes bastante. Además, tengo muchos amigos diseñadores y nos ayudamos entre todos. Para mí la competencia es sana.
– ¿Qué te parece el auge y éxito de diseñadores latinoamericanos en Nueva York como Yliana Yepez, Eugenia Gamero, Ángel Sánchez?
Todos los que nombraste son muy amigos míos (risas). Me encanta, por eso te digo que entre todos nos apoyamos mucho. Ángel me ha apoyado muchísimo, Yliana también y yo los apoyo a ellos con lo que puedo. Eugenia es una gran amiga mía y de hecho fue ella la que me publicó en Harper’s Bazaar con Coco Rocha, porque Eugenia, además de diseñadora es estilista. No sé si eso lo sabe todo el mundo, pero trabaja con Styling súper importantes y de hecho ese proyecto de Harper’s Bazaar se llevó a cabo gracias a ella. El auge de diseñadores latinos me parece excelente, un gran orgullo. Una ciudad como Nueva York nos da muchas oportunidades
– ¿Y cómo es la experiencia del Fashion Week? Me imagino que es un poco caótico.
Fashion Week es un desastre (risas). Lo que pasa es que durante esa semana ocurren muchas cosas. Obviamente lo que más se conoce son: los desfiles, los eventos, las fiestas; pero para las marcas es una época muy importante, porque al mismo tiempo está sucediendo market que es cuando las marcas presentamos la colección a los buyers para las compras de esa temporada. Es un momento de mucho trabajo para presentar la nueva colección y conseguir clientes. Es un maratón. Estás trabajando, quieres aprovechar que está todo el mundo aquí. Quieres conocer gente, vender la marca, llamar la atención. Por lo tanto, puede ser un poco estresante. Ahorita nos estamos preparando para market, que definitivamente es la semana más importante para nosotros, porque los buyers son los que al final determinan el éxito de la marca. Puedes salir en muchas revistas y tener mucha prensa, pero luego a la hora de la verdad lo más importante es vender y estar en tiendas.