Advertencia: Leer completo y con cuidado.
El pasado jueves 8 de octubre dos mujeres resultaron ganadoras de dos concursos disímiles: Mariam Habach como la Miss Venezuela 2015 y Svetlana Alexievich con el Nobel de Literatura.
Latinoamérica cuenta con 23 reinas de belleza portadoras de la banda de Miss Universo, y sólo una ganadora del premio Nobel de Literatura. ¡Una! La única latina merecedora de este galardón fue la chilena Gabriela Mistral en 1945 “por su poesía lírica que, inspirada por poderosas emociones, ha convertido su nombre en un símbolo de las aspiraciones idealistas de todo el mundo latinoamericano” («Nobel Prize in Literature 1945»). De esto han pasado ya 70 años. Es cierto que la competencia por el Nobel es mucho más reñida, pero aun así, la diferencia me parece horrorosa e indignante. Más allá de eso, pienso que es un reflejo claro de las prioridades de la mayoría de las mujeres en esta latitud. Cuerpo sobre mente, belleza sobre cultura.
En las conversaciones femeninas suele predominar un acento en lo estético. Dicho de una manera clara: Es más fácil encontrar una mujer latina con la cual hablar de senos operados que de un buen libro. Es duro admitirlo, es más, me cuesta escribirlo y leerlo, pero es lo que la experiencia me indica.
No quiero decir que las mujeres latinas seamos vacías, ni que todas seamos iguales, o que no existan féminas con grandes logros literarios aunque no estén reconocidos por la Academia Sueca, tal como Isabel Allende o Laura Esquivel, e igual comprendo que no es una situación que sólo se circunscriba a esta geografía; pero tampoco podemos vendarnos los ojos y taparnos los oídos ante una realidad histórica. Sé que muchas niñas latinas, especialmente venezolanas, sueñan con ser reinas de belleza, pero no sé si muchas sueñen con premios Nobel de Literatura.
Es cierto, podemos justificar hasta un punto la escasez de escritoras latinas premiadas con esta distinción por hechos que se le han criticado por mucho tiempo a los otorgantes, como el eurocentrismo y la predominancia masculina en los ganadores; así como las consabidas dificultades han debido superar las mujeres para destacarse en diferentes campos del saber que desde tiempos ancestrales han sido dominados por hombres; pero eso tampoco es un chaleco a prueba de balas.
Recuerdo un día que discutía con un amigo el papel de la mujer en la historia, y él me dijo algo que me resultó amargo, machista en apariencia pero real en esencia. Me pidió que nombrase un área donde hubiese una predominancia de la mujer avasallante y reconocida. No pude darle una respuesta porque ni siquiera en el mundo culinario, lo más estereotípico en lo que pude pensar, esto pasa. Años después, sigo sin poder responderle. Si alguien tiene una idea, por favor hágamela llegar, para poder callarlo de una vez por todas. Gracias.
La intención de este artículo no es que sea extremista: Ni hacernos las sufridas diciendo que somos oprimidas por los meros meros machos, ni despertar inclinaciones de tipo feminazi. La idea es que podamos reconocer que hay tendencias que se pueden cambiar, que la mujer latina no sea descrita y reconocida sólo como bonita. Creo que más libros y menos Barbies para las Navidades podría ayudar. Además, sería bueno proponerse que alguna de nosotras, nuestras hijas o nietas gane un puto Nobel.