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Millennials y los Z la generación deprimida

Las generaciones actuales de jóvenes, los millennials (los que nacieron entre 1981 1995) y la de los Z (1995 y 2010) son consideradas “juventudes deprimidas”. Entre los factores que afectan su bienestar emocional y mental están: la frustración laboral, la responsabilidad excesiva por los problemas globales, las pocas horas de sueño debido al tiempo que invierten en las redes sociales, el futuro incierto, el calentamiento del planeta y sus efectos, la violencia y la inseguridad.

Los jóvenes de hoy son el opuesto de los de la generación de la postguerra, los baby-boomers, en lo que se refiere a fortaleza. Carecen de tolerancia a la frustración, viven la inmediatez, quieren todo al momento, son hijos de la cultura de la permisividad, el hedonismo y el consumismo.

Las empresas se quejan de la rotación de personal ya que los obreros y empleados por cualquier llamada de atención renuncian. Le temen al compromiso, en todos sus aspectos.

Por ejemplo el miedo a firmar un papel para casarse, los ha llevado a crear el lema “vamos a vivir juntos a ver si nos entendemos”. Son muy vulnerables comparados con la generación de sus abuelos.

Entre los síntomas para encuadrarlos en el trastorno depresivo es primordial poner atención en la anhedonia; la falta de placer y motivación por la vida. Se quejan de las actividades cotidianas: arreglar una casa, lavar su ropa o preparar su comida. Otros síntomas son la falta de energía, el aumento de peso, el insomnio o hipersomnia, el retraso psicomotor (no practican ejercicio) los sentimientos de inutilidad o el narcisismo, la culpa por gastar demasiado, la desconfianza para socializar, hasta las dudas sobre su género. La disminución de la capacidad para pensar y concentrarse, el famoso TDA y los pensamientos de muerte.

Son notorias las quejas de los padecimientos obsesivos-compulsivos, la ansiedad, tristeza, depresión. Se ha incrementado la venta de narcóticos, psicóticos, pastillas para dormir y la asistencia a cursos costosos en los que se apoyan en el pensamiento mágico. Cursos en los que ofrecen resolver todos sus problemas y felicidad eterna en un fin de semana.

También llama la atención la libertad sexual, hasta les estorba la virginidad, algo que tiene que ver con la cultura de la rebeldía, pero que no les permite medir las consecuencias, ni aprender con la experiencia de los adultos. A través del puro ensayo y error, como dice el dicho popular “van a la guerra sin fusil”.

No podemos evitar reflexionar en los efectos que ha tenido la pandemia, en los dos años con la educación en línea más la psicosis social y la ansiedad excesiva por el coronavirus. Algunas universidades están haciendo un balance de los aprendizajes en línea y han descubierto que no fueron favorables para todos, y que las enseñanzas no se retienen al igual que en los salones de clases y con el grupo.

Otros factores que provocan ansiedad y depresión son la soledad, la vergüenza y la culpa. La soledad se relaciona con la tristeza, y es curioso que, a pesar de estar rodeados de su familia, estos jóvenes se sientan solos, sin comunicación, y sin sentirse entendidos. La necesidad de relacionarse con su grupo de pares es primordial en esas edades, pero, la poca tolerancia a la frustración y la desconfianza hacia los otros tanto en el seno de la familia como de la sociedad, es una característica de los tiempos actuales que los afecta.

La soledad que se vivió en la pandemia tuvo consecuencias en personas de todos las edades, desde los niños hasta los adultos mayores; llama la atención la vuelta a la vida social, la reactivación de los eventos. La gente busca recuperar la resaca social, y de nuevo se quiere comer el pastel de una sola mordida.

La generación millennial fue educada en la meritocracia, enfocada hacia el éxito laboral y socioeconómico, su lema ha sido: “si te esfuerzas consigues lo que quieres”; “pide al universo y te pone donde hay”. Los padres apostaron para que estudieran en las mejores universidades y en el extranjero. El objetivo final era que, con un buen currículo, sus hijos serían aceptados en las mejores empresas o lograrían crear una muy exitosa, como Bill Gates, Carlos Slim o el millonario número uno del mundo: Elon Musk.

Sin embargo, no contaban con la competencia laboral, la crisis económica, los bajos salarios, la pandemia y ahora la incertidumbre y las consecuencias de la guerra en Ucrania. Es necesario, indispensable que incluyan en el programa de estudios materias de inteligencia emocional, manejo de conflictos y emprendimiento. También habrá que enfocarse en las necesidades actuales. Se necesitan técnicos ya que los empleos para las carreras de licenciatura están saturados.

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