Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Miguel Prypcham
Photo Credits: Miguel Prypchan

Miguel Prypchan: El espectador es quien completa mi obra

Las montañas son sus cómplices desde siempre. De sus picos se lanzaba al vacío con el parapente y sobre ellas viajaba al mando de los aviones que había aprendido a manejar. Allí mientras saboreaba la libertad que solo el vuelo puede dar, admiraba con amor incansable, los claroscuros de esas cimas que la luz, jugueteando, volvía tornasoladas. Imágenes que quedaron impresas en los ojos de Miguel Prypchan quien, cuando finalmente decidió dedicar al arte su vida entera, las transformó en esculturas capaces de devolver al espectador las emociones que en él había generado verlas en todo su esplendor.

 

miguel prypchan
Photo Credits: Miguel Prypchan

Su primer amor fue el Ávila, montaña que domina el valle en el cual se extiende Caracas, ciudad en la cual Miguel Prypchan nació y creció. Su padre, ingeniero, trabajaba junto con artistas de la envergadura de Jesús Soto, realizando los cálculos que necesitaba para la realización de sus obras. Él fue quien le transmitió el amor por el arte y le dio los instrumentos para desarrollar más adelante un estilo proprio dentro del lenguaje constructivista y geométrico.

– Trabajaba en el mundo de la publicidad con una agencia propia – cuenta Prypchan – cuando empecé a hacer bocetos de las montañas de Venezuela y en particular del Ávila. Esta montaña tan emblemática había sido pintada y fotografiada muchas veces pero yo sentía la necesidad de darle otra interpretación. Hice varios sobrevuelos, la levanté en digital 3D resaltando las partes más emblemáticas y poniendo en evidencia los picos más significativos en los diferentes momentos del día y con clima diverso. Poco después me aventuré a transformar esos bocetos en una escultura en hierro de grandes proporciones. La presenté en la Feria Iberoamericana de Arte… la extinta FIA – agrega con un dejo de amargura en la voz -.

 

Photo Credits: Miguel Prypchan

Es solo el comienzo. La obra toma vida propia y poco después la Alcaldía de Caracas quiere utilizarla como imagen de Caracas en ocasión de los 444 años de la ciudad. La Alcaldía, en conjunto con el Fondo de Valores Inmobiliario de Venezuela, financia una gran intervención en el Centro San Ignacio de Caracas. Allí Prypchan instala Paseo por el Ávila, su obra más ambiciosa en escala y tridimensionalidad, de 25 metros por 3 de alto, en la cual las personas pueden caminar y vivir una intensa experiencia cromática.

En los meses siguientes su labor artística va robando cada vez más tiempo a su actividad en la agencia de publicidad. Las horas que transcurre sumergido en la creatividad son tan valiosas y nutritivas como las que vive dentro de la naturaleza que explora con curiosidad infinita. Su obra llega por primera vez a Nueva York, gracias a su amiga Anabella Kogan, para participar en una subasta organizada por la Asociación sin fines de lucro Aid for Aids.

– Fue un momento muy importante porque representó la primera internacionalización de mi obra. Luego, con la galería venezolana que me representa, Graphic Art dirigida por la experta en artistas geométricos y cinéticos Magdalena Arria, participé en distintas ferias, entre ellas la Feria de Arte de Lima, y organicé una exposición individual en la Galería La Cometa de Bogotá.

 

Photo Credits: Miguel Prypchan

 

¿En qué momento llegaste a Miami y qué representó esa experiencia para ti?

Tuve la oportunidad de participar en el Art Context Miami e intervenir el Bayfront Park en Biscayne Boulevard. Fue muy importante porque mi trabajo tuvo una acogida muy positiva. A raíz de eso fui invitado a la Feria de Palm Beach que es un poco más formal y también muy significativa. Paralelamente participé en el concurso Public Space Challenge que organiza cada año The Miami Foundation, al fin de apoyar ideas que puedan mejorar los espacios públicos en beneficio de las comunidades. Escogí una zona que se llama Little Haití en la cual están migrando muchos artistas y galeristas. El nombre Haití significa “Tierra de altas montañas” así que viajé a ese país, sobrevolé sus montañas, las fotografié y luego preparé un proyecto inspirado en ellas. Gané el concurso y ahora estoy trabajando en su realización. Me invitaron a presentar una maqueta para que las personas conocieran mejor el proyecto y en esa ocasión entré en contacto con Verona Zeng, directivo de Art Basel Asia, para analizar la posibilidad de realizar una intervención similar en una plaza de Shanghai, algo que me emociona muchísimo.

 

También te invitaron a Dallas.

Si, me invitaron a participar en la Bienal de Arte Geométrico en el Geometric MADI Museum de Dallas y fue una experiencia increíble porque es un Museo bien específico. Mi obra quedó finalista y me invitaron a realizar una exposición individual en abril de 2018, fecha en la cual también se realiza el Art Dallas.

 

Photo Credits: Miguel Prypchan

 

¿Tus obras reflejan las montañas de Venezuela, otras de América Latina, el Mont Blanc y el Matterhorn de Suiza. ¿Por qué te atraen tanto las montañas?

Prypchan piensa mucho antes de contestar.

En realidad me apasiona la naturaleza, toda. De las montañas amo los colores, el silencio, la capacidad de ser siempre diferentes. A veces pongo una cámara que va realizando fotos y videos durante toda la noche y es increíble ver la cantidad de cambios de color que asumen a lo largo de las horas. Es un juego de luces y sombras que no deja nunca de sorprender. Para conocer mejor el Mont Blanc lo sobrevolé con un globo y fue una experiencia maravillosa. Pude apreciar la diferencia de colores de esta montaña con respecto a las del trópico, su particular translucidez. Es lo que trato de reflejar en mis esculturas. Para lograrlo utilizo muchas capas perladas de pintura que alterno con otras transparentes. El espectador, cuando camina dentro de la pieza, percibe diferentes colores, las capas reflejan esa sensación de translucidez que cambia con la luz. Basta un pequeño movimiento, hasta el color de nuestra ropa que absorbe los de la obra, para vivir una experiencia cromática y tener una visión nueva, desde otra perspectiva. Esos cambios mueven emociones distintas, como lo hacen los colores que en la realidad reflejan las montañas.

 

¿Qué importancia tiene para ti la relación entre el espectador y tu obra?

Una gran importancia. El espectador es quien completa mi obra. Cuando haces una obra de esa envergadura, una obra que interviene un espacio público, el espectador es parte de la obra. Con sus movimientos genera los cambios cromáticos y su interacción, el disfrute de esos colores que la luz modifica continuamente, son lo que da vida a la obra. Más que montañas yo construyo siluetas y volúmenes que, en un juego de perspectiva, recuerdan las montañas generando una relación-conexión con el espectador a través de los cambios cromáticos. La experiencia que produce ese lenguaje en quien la mira, la vive, es fundamental.

 

Photo Credits: Miguel Prypchan

Vivir en un país como Venezuela, sumergido en una crisis de grandes dimensiones, ha obligado a los artistas a salir de la esfera estrictamente creativa y a asumir una posición en la vida social y política. ¿Crees tu que el arte debe tener esa connotación de denuncia, de eco de una sociedad y hasta qué punto lo logras con tu obra?

El artista es parte integrante de una sociedad. En Venezuela vivimos el drama de un país en el cual van desapareciendo los espacios a través de los cuales podemos mostrar nuestro arte. Mi trabajo quiere romper ese entorno que ha sido opacado por una determinada situación política y recordar que en Venezuela hay muchas creatividad a pesar de todo. Es un reto que tenemos, el reto de gritar que existimos y que podemos ir en contra del retraso en el cual nos quisieran sumergir, un grito de necesidad para que otros volteen la mirada y entiendan lo que está pasando en Venezuela.

 

¿Proyectos futuros?

Actualmente me encuentro explorando diferentes elementos de la naturaleza y del reino animal. Estoy empezando a trabajar bustos de caballo, siempre revisitados con una interpretación geométrica y abstracta, así como hice con las montañas. El caballo es un animal de culto que ha sido interpretado de diferentes maneras y para mi es un reto hacerlo dándole una connotación diferente. Mi mayor deseo es seguir creando piezas de grande dimensión que interactúen con el espacio y que sean accesibles al ciudadano común. El próximo año volveré a participar también en la Feria Context Miami y a consolidar los otros proyectos en marcha.

 

Photo Credits: Miguel Prypchan

 

¿Hasta qué punto el arte cambió tu vida?

Es un cambio profundo. Dejé definitivamente el trabajo en la agencia de publicidad y estoy dedicado cien por cientos a mi arte. Esto, lejos de ser un trabajo, es una gran pasión. Creo que la creatividad debe ser espontánea, libre. Yo disfruto cada instante del proceso creativo, cuando me dedico a estudiar las montañas o el sujeto que quiero trabajar, luego cuando experimento nuevos materiales y nuevas técnicas para lograr los efectos que deseo producir, y finalmente cuando me dedico a la realización de la obra. A veces me encierro en mi estudio durante días y eso me hace sentir muy feliz. Es muy grato hacer lo que te gusta, que lo sientas como una pasión y un proyecto de vida. Yo lo vivo como un privilegio que me han regalado el arte y la creatividad.

Hey you,
¿nos brindas un café?