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Guadalupe Loaeza

Mi grito

Nuestro grito, por fin, después de tantos y tantos años de lucha de feministas, intelectuales y de organismos de derechos humanos, en México se escuchó. El grito de las mujeres preocupadas por otras mujeres criminalizadas por el solo hecho de decidir sobre su cuerpo se dio justo en el momento en que la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que era totalmente ilegal penalizar a la mujer que aborta. «¡¡¡Viva!!!», exclamé desde mi ronco pecho. No, no era fácil que diez ministros, quienes no han dejado de estar presionados por la 4T, votaran unánimemente por la despenalización del aborto. Entre ellos y cuyo voto fue fundamental, fue el de Arturo Zaldívar, presidente del máximo tribunal, dijo: «Hoy es un día histórico para todas las mujeres (…) es un parteaguas en la historia de los derechos de las mujeres». No lo podía creer, de alguna manera su dicho hacía que recuperara al juez que tuve el gusto de conocer un día y a quien sentía un gran aliado de las mujeres. Todavía falta hacer los cambios legislativos en cada Congreso. Eso seguramente llevará mucho tiempo, discusiones, confrontaciones y demás. Como dice Friné Salguero, directora del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir en México: «Esta es una ‘semi-despenalización’ porque el fallo de la Corte lo que dice es que la penalización del aborto es anticonstitucional, pero no sale el aborto en los Códigos Penales estatales. Por lo tanto sigue siendo un delito y aunque todos los jueces tengan que acatar el fallo de la Corte, hace falta sensibilizarlos en el tema». (El País). Es importante hacer notar que esta despenalización ya se da en 4 de las 32 entidades federativas de México: CDMX, Oaxaca, Hidalgo y Veracruz. A partir de ahora se establecerá un «criterio obligatorio» para todos los jueces. Así lo dijo mi amigo Arturo Zaldívar. Mientras tanto la Ley de Texas prohíbe los abortos en todo el estado, después de seis semanas de gestación. La demócrata y presidenta del Congreso, Nancy Pelosi, presentará un proyecto de ley en el Congreso para proteger el derecho al aborto tras el fallo del Supremo (El País). En cambio en México, después de que la SCJN declarara anticonstitucional el delito del aborto, el gobierno de Coahuila ordenó liberar a las mujeres encarceladas por haber abortado. «Se destierra la amenaza de la prisión sobre las mujeres y es estigma», dijo el ministro ponente, Luis María Aguilar.

En relación a este tema tan polémico, no podía faltar el prietito en el arroz, al preguntarle a López Obrador su opinión respecto del aborto en la SCJN, ¿qué creen que dijo el conservador y el más anacrónico de todos los presidentes de México, incluyendo a Santa Anna? «No puedo exponerme a un desgaste». Claro, en lo que se refiere a temas que tienen que ver con las mujeres, al Presidente le da pavor desgastarse. ¡Uy, qué miedo tomar partido! Mejor me quedo calladito, para que me vea más bonito. No, el presidente de México no sabe que México está a la cabeza, según la OCDE, en embarazos de adolescentes con 77 nacimientos por cada 1000 mujeres entre 15 y 19 años, no sabe que en nuestro país se practican entre 750 mil y 1 millón de abortos clandestinos, y por añadidura no tiene ni idea de que en la Ciudad de México y Oaxaca, tienen servicios de «aborto libre» y gratuito hasta la semana 12 del embarazo, sin tener que explicar el motivo para solicitar la intervención. ¿Qué le pasa al Presidente? Hasta su hijo mayor, José Ramón López Beltrán, celebró la noticia de la despenalización del aborto en Argentina y escribió en sus redes el 30 de diciembre del 2020: «Gran avance por la despenalización. Ya nos toca», refiriéndose a México. Lástima que no escribió nada acerca de la reciente despenalización en nuestro país. Le ha de tener mucho miedo a su padre…

Como bien dice la antropóloga y gran luchadora por los derechos de la mujer, Marta Lamas: «Hace siglos, las mujeres decididas a interrumpir un embarazo no deseado encontraron la manera de hacerlo, y lo que ahora se resolvió es que no deben ser castigadas. Es injusto, a todas luces, que las mujeres con recursos aborten de manera ilegal, pero sin peligro de acabar en la cárcel; mientras que la mayoría que no los tienen se provocan el aborto o recurren a manos inexpertas que les causan graves daños o incluso la muerte». (Reforma).

El 15 de septiembre, mi grito fue: «¡Viva la Suprema Corte de Justicia! ¡Viva Arturo Zaldívar! y ¡Vivan todas las mujeres que durante décadas lucharon por este gran hecho histórico!».

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