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Mariela Dreyfus
Mariela Dreyfus

Mariela Dreyfus: un requisito importante de la poesía es conmover

Los poemas de Mariela Dreyfus hablan de una vida que se desgrana en versos. Respiran vivencias, desnudan verdades, gritan, susurran, cantan, lloran, ríen, bisbisean. Esconden y revelan, en un juego que atrapa y seduce. Son versos con personalidad propia, que descubren intimidades, crean complicidades, entrelazan amistades.

Peruana de nacimiento Mariela Dreyfus, vivió en una casa que concedía lugar de honor a la palabra. Casa de libros y de escritura. El padre periodista deportivo y editor de textos acunó la infancia y adolescencia de la hija con el repiqueteo de las teclas de su máquina de escribir que, confiesa Mariela, “creaban un sonido muy seductor”.

Mariela lo ayuda en su trabajo de editor y, mientras descubre los matices que encierran las palabras, aprende a respetarlas, a utilizarlas con el cuidado que los grandes compositores destinan a una nota musical y los artistas a los matices de un color.

La palabra es su primer amor, pasión que sigue invariada año tras año.

 

En sus versos la transforma en música y también en el trazo de un dibujo, en la pincelada de un cuadro. A medida que pasan los años, disminuyen sus aristas y capas de experiencia se sobreponen unas a otras. Las emociones se tornan más profundas, la sátira más amarga, nos enfrentamos con más sombras, infinidad de matices. Los versos gritan menos y sin embargo nos tambalean, nos arrollan con la fuerza sorda de los temblores.

– Cuido mucho el lenguaje que apunta a la exactitud. No debe sobrar nada, quiero que la expresión llegue al hueso, desprovista de ornamentos pero al mismo tiempo cargada de una densidad en la emoción que no deja espacio para la quietud. El tono emocional va en relación con la austeridad de la palabra, es una mezcla que genera fuerza en los poemas.

 

Mariela Drejfus

 

Mariela confiesa que ahora su mirada es más reflexiva, que hay en ella un mayor desencanto, obligada como está a enfrentar la verdad desnuda de la vida, de la muerte, del tránsito del tiempo.

Habla de la música que acompaña su proceso creativo.

– A veces es una música ligada a la voz poética, es personal, interior. En otras ocasiones escribo un poema siguiendo ciertas formas musicales. Por ejemplo mi libro Cuaderno músico, desarrolla un diálogo con el jazz y, al igual que el jazz, da cabida a la improvisación. Son largas tiras de versos sin puntuación. Para mi ha sido como soltarle las amarras a las palabras.

 

Mariela DreyfusPero en tus versos también influyen las artes visuales…

Es cierto. De hecho hay poemas míos que están pensados como un diálogo con determinados artistas. Por ejemplo en el libro Morir es un arte, hay uno que se llama La dama y el opio y está dedicado a Elizabeth Siddal, artista y modelo del grupo de los prerrafaelitas quien llevó una vida bastante desesperada. Escribí el poema a raíz de una exposición que me dejó muy impactada y con una gran curiosidad de conocer con mayor profundidad a esa pintora que también fue la modelo de Gabriel Rossetti, su pareja. En otras ocasiones he coincidido con la atmósfera, con los materiales o los temas de cuadros de artistas que había previamente consumido y visto con mucha atención. Una vez, durante una lectura con Carlos Germán Belli, poeta peruano, leí el poema El ojo, que es muy visual y habla de un acto cotidiano: freír un huevo y descubrir al hacerlo una traza marrón que denota un embrión y que al final será ingerida. Cuando terminé Belli dijo: “Ese poema lo acabo de ver en un cuadro de Magritte”. Es el cuadro en el cual Magritte pinta un huevo con un ojo dentro. Son los azares maravillosos que a veces pasan. Para mi el elemento de las imágenes es tan importante como el ritmo, la música del poema.

 

Mariela Dreyfus empezó su camino literario en la Universidad Nacional Superior de San Marcos, en Lima, donde estudió Literaturas Hispánicas. Llegó allí con la creatividad a flor de piel y las palabras que pugnaban por salir y en ese recinto encontró a poetas, escritores, filósofos, personas todas que a la palabra habían dedicado una vida entera. Son años de formación en los cuales va creciendo como poeta y como ser humano. Se enfrenta con una sociedad profundamente machista aunque atravesada por una corriente juvenil decidida a romper barreras, a apostar a los sueños, a construir una sociedad diferente. Pronto entendió que la poesía era su espacio, que en la libertad de los versos residía su misma libertad creativa. Y la poesía que brota de sus entrañas es transgresiva, impetuosa, irreverente. En uno de sus primeros poemas escribía:

 

Como todas las potrancas de este mundo
cabalgo me encabrito y al borde de la noche
cedo mis ancas al jinete de las barbas del oeste
para después relinchar gozosa sobre el prado.
Incapaz de monturas o de riendas,
sólo el azúcar, las hierbas y los niños
y este mi jinete de potencia de centauro
para calmar mi sed
a pelo, entre los lomos.

 

Son años inquietos los que Mariela Dreyfus transcurre en la Universidad. Allí en el patio de San Marcos, nacen amistades entrañables con otros jóvenes igualmente enamorados de la lectura y la escritura. Y por primera vez en muchos años un grupo de mujeres irrumpe en la literatura peruana, la influencia, la cambia.

– Fue un fenómeno interesante que no había aparecido en todo el siglo. A finales del siglo XIX hubo antecedentes de narradoras importantes, entre ellas Mercedes Cabello de Carbonera, Clorinda Matto De Turner, María Alvarado Rivera, Juana Manuela Gorriti pero en el siglo XX solamente aparecieron figuras aisladas: Magda Portal, quien viene de la vanguardia, Blanca Varela en la posguerra, Cecilia Bustamante. Pero las mujeres que nos conocimos en el patio de la San Marcos empezamos a tratar temas que tenían que ver con la condición femenina, a generar una voz, que en varios casos es una voz confesional. El tratamiento de los temas es de una intensidad particular porque, al menos en apariencia, no hay distancia entre la autora y la voz poética que esa autora está creando. Esa irrupción crea gran sorpresa e incluso malestar dentro de la crítica y la sociedad misma. Tratan de delimitar el fenómeno y empiezan a hablar de poesía del cuerpo, poesía erótica asociada a nuestro grupo de poetas. Sin embargo creo que lo más importante es que nosotras mismas estábamos descubriendo el mundo más allá de la casa familiar y de las grandes verdades impuestas en un país como Perú que fue siempre muy conservador y profundamente machista.

 

¿Hasta qué punto lograron incidir y cambiar esa sociedad y esa visión machista de la sociedad?

Creo que de algún modo pudimos establecer una presencia y una voz crítica a la que la gente prestó atención. Podían aceptarla o estar en contra pero lo importante es que esa no les permitía quedarse en una zona de confort. La urgencia de la escritura y el tipo de discurso que llevábamos adelante confrontaba al lector, lo hacía cuestionarse. La gran cantidad de revistas literarias que se hacían con el mimeógrafo y se distribuían en la Universidad contribuyeron a la circulación de nuestros poemas. Si bien en la mayoría de los casos esas revistas tenían vida breve aseguraban una continuidad a la circulación de la poesía entre personas de nuestra generación. También eran importantes los recitales que durante muchos años organizaron los colectivos feministas del Perú para conmemorar el 8 de marzo. Eran lecturas que hacíamos en un lugar abierto, llamado Campo de Marte, en el cual se reunían miles de mujeres y hombres. Todavía recuerdo con mucha nostalgia esas lecturas, nunca más he podido recitar mis poemas frente a un público tan amplio.

 

Mariela DreyfusEn esos tiempos Mariela Dreyfus se sumerge con toda la pasión de sus veinte años en los debates, en las reuniones, en los grupos de lecturas.

Perú vivía años difíciles, la sociedad estaba corroída por males que desembocarían en una de las épocas más oscuras de la historia del país y Mariela, junto con otros poetas, entre ellos su amigo Roger Santivañez, funda el grupo Kloaka.

– Kloaka con k para respetar una grafía de quetchua. Un nombre que no era una metáfora del grupo sino de la sociedad en la que vivíamos, del caos social, financiero, político, de un país que se estaba desmoronando. Esa palabra es el punto de partida de la novela Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sábato. El personaje Martín la usa para referirse a la sociedad de Buenos Aires y a la madre que era de un rigor tremendo. Madre cloaca, ciudad cloaca. Para nosotros una manera de nombrar aquello que nos rodeaba.

Kloaka se transformó en un colectivo interdisciplinario que unía la poesía con las artes visuales y bandas de rock subterráneo. Los recitales se convertían en happening y la capacidad de convocatoria para la gente de su generación era muy grande.

 

Fueron años en los cuales la poesía se transformaba en activismo político y social. Hoy corremos el riesgo de perder muchas de las conquistas sociales por las cuales luchamos y que dábamos por descontadas. ¿Sigues pensando que la poesía ofrece un camino para denunciar y luchar?

Creo que los colectivos y grupos son una experiencia de la juventud. Para mi fueron momentos muy importantes porque no solamente hablábamos de los problemas de la sociedad sino, y mucho, de poesía, de lo que cada uno de nosotros quería decir y cómo pensaba hacerlo. Era la poesía como fuerza capaz de expresar el caos y también de crear un bálsamo, una esperanza. Era un seguir cantando y creando en la desesperanza. Intercambiábamos textos de lectura, leíamos en grupo a nuestros autores preferidos. Cada uno de nosotros iba buscando su propia voz. En mi trayecto como poeta he ido decantando mi voz y generando un universo propio pero eso no significa que no esté atenta a los tiempos que corren. Me parece importante el debate de ideas y me resulta muy perturbador que las mismas mujeres estén declarando que el feminismo es una etapa superada. Hoy no solamente están en riesgo los derechos de las mujeres sino de todas las minorías, de los homosexuales, de los transexuales, de los inmigrantes. Todos somos parte de lo mismo y creo que no debemos quedar indiferentes.

 

Tus poemas revelan mucho de ti, muestran que tu vives de poesía. En esos versos quedan las huellas de tus experiencias, de los momentos más significativos de tu vida, desde la relación con la sexualidad, hasta la maternidad, la muerte.

De muy joven me sentí muy cercana a la estética de los surrealistas y a la propuesta de André Breton de borrar las fronteras entre arte y vida. También leí mucho y en algunos caso he traducido, a poetas norteamericanas como Silvia Plath, Anne Sexton, Diane Wakoski y AI quienes trabajan la voz confesional. Amo igualmente a los poetas confesionales: Robert Lowell, el padre, John Berryman -que me gusta más que su casi acrónimo y tocayo, Ashberry-, Randall Jarrell, sureño con una voz muy intensa, suicida, como Plath y Sexton. Voces que escriben al borde del abismo, eso. Aunque esa voz sea un artificio, te permite encontrar un lugar entre la experiencia vital y la experiencia de escritura, y borrar la distancia entre ambas. Es cierto, mi poesía puede leerse como un recorrido vital y la voz se ha ido modulando con el paso del tiempo. En los primeros poemas está la urgencia de decir las cosas en voz alta, de arrojar las palabras al lector, para sacudirlo o, como me dijo una vez Emilio Adolfo Westphalen, casi con la intención de atormentarlo. Hoy considero que un requisito importante de la poesía es conmover y así generar ese sentimiento que te saca de tu zona de confort para proponerte otra mirada, una propuesta distinta.   

 

Mariela Drejfus

 

Tu también eres docente. ¿Es posible enseñar la poesía?

Creo que lo que hago mejor es ayudar a cada uno de los estudiantes a entender su propia voz, a reconocerla. Un docente puede ayudarte a buscar tu registro. En los talleres leemos los textos, los comentamos, se dan sugerencias. Es importante que una persona que transita un proceso de aprendizaje reconozca su voz y lo haga en función de una genealogía. Digo siempre a mis estudiantes que la tradición es como un río que fluye y en el cual cada uno tiene que encontrar las voces más próximas.

 

¿Hasta qué punto la docencia quita o agrega a tu proceso creativo?

El reto de enseñar escritura creativa es que tu tienes que tener una cabeza para cada estudiante, tienes que ponerte en su lugar, en su sensibilidad para poder entender donde apunta su escritura. Es un proceso muy absorbente que te obliga a dejar de lado tu propia voz. Pero, por otro lado es muy rico porque estás en un constante proceso de escritura y de lectura.

Mariela Dreyfus

 

¿Cómo surge un poema? ¿Qué detona tu proceso creativo?

Depende, a veces puede ser la recuperación de una memoria, de un hecho que por algún motivo te ha resultado impactante y se está recreando poéticamente. Puede ser también el espacio para preguntarte sobre uno de esos temas que nos inquietan de manera fundamental como seres humanos, por ejemplo el por qué de la fragilidad del amor o de la existencia. A veces el punto de partida es una pregunta.

 

Este viernes presentarás, Gravedad. Poemas reunidos, un libro importante, ya que es la recopilación de poemas escritos a lo largo de toda tu vida. ¿Cómo te sientes?

Es algo bastante fuerte. Por un lado hay todo un recorrido de tantos años y por otro me surge una pregunta que es la que se puso Vallejo, un poeta muy importante para mi: ¿Y si después de tanta palabra no sobrevive la palabra? Es un poco como decir tanta vida y jamás. Ese libro contiene toda una experiencia de vida y al mismo tiempo lo estoy ofreciendo a los demás sin saber cuál va a ser la respuesta. Lo veo como un objeto que es tan mío y que siento vulnerable.

Por otra parte – concluye Dreyfus – me siento muy afortunada de poder publicar toda mi poesía en castellano aquí, en la Ciudad de Nueva York, donde hay una presencia fundamental de escritores latinoamericanos y españoles que están produciendo su obra en nuestro idioma. Nueva York es además mi casa, qué duda cabe: ya llevo casi media vida aquí!

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