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Enrique Rondon Nieto

Maduro y el legado de Chávez

Cuando Hugo Chávez fue juramentado el 2 de febrero de 1999, dijo que lo hacía “sobre esta moribunda Constitución”. Se refería a la de 1961, de manera que no había cumplido 40 años.

Una de sus promesas electorales fue “impulsar las transformaciones democráticas necesarias para que la República tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos”. Y con ese planteamiento completó el juramento.

Dos meses después, el 25 de abril de 1999, los venezolanos fueron convocados a un Referéndum Consultivo para que decidieran si aprobaban o no la propuesta y el 17 de noviembre de ese año el texto sancionado por la Asamblea Constituyente fue sometido a Referéndum popular. Fue la primera Constitución en Venezuela que pasa por una consulta popular, la primera en reconocer los derechos de los pueblos indígenas, estableciendo como oficiales sus lenguas y reconociendo derechos sobre los territorios ocupados ancestralmente. Desde el punto de vista ambiental, esta Constitución es pionera en la región al reconocer el derecho de los ciudadanos a vivir en un ambiente sano y ecológicamente equilibrado.

En el campo de la Comunicación Social le dio rango supremo al derecho a réplica y rectificación que hasta entonces era un principio ético para los periodistas y además, garantiza el “derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin censura…” (Artículo 58).

A los ciudadanos le otorgó pleno derecho “a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura”.

Además, “se prohíbe la censura a los funcionarios públicos o funcionarias públicas para dar cuenta de los asuntos bajo su responsabilidad” (Artículo 57).

La Constitución hija de Chávez terminó siendo la Carta Magna de todos los venezolanos. Su promotor promulgaba que era “la mejor Constitución del mundo”.

Esa nueva Constitución no había cumplido 10 años cuando Chávez propone una reforma de 33 artículos. Uno de ellos, el más polémico, definía a Venezuela como Estado Socialista. La propuesta fue sometida a referendo el 2 de diciembre de 2007 y la respuesta fue negativa. El Consejo Nacional Electoral dio el resultado el lunes 3 a la 1:15 de la madrugada.

De inmediato Chávez se dirigió al país en cadena nacional de radio y televisión. Lucía sereno. Agradeció “a todos a quienes votaron por mi propuesta, esos más de 4 millones de compatriotas, a quienes votaron contra mi propuesta igual les agradezco y les felicito”.

Esa Constitución fue el mayor legado de Chávez que, irónicamente, hoy su heredero pretende mandar al diablo y la defiende quienes fueron sus opositores basados en el mandato contenido en el artículo 333, según el cual “…todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia” si la misma “dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella”. Y eso es lo que están haciendo millones de venezolanos: evitando que Maduro mande la Constitución al diablo

El legado que se esfumó

El billete de 100 bolívares fue otro legado de Chávez. Fue el resultado de una reforma monetaria que tenía como objetivo “reforzar el bolívar y combatir una inflación que para febrero de 2007 era de 17%, la más alta de América latina para ese momento.

«Vamos a quitarle tres ceros a la unidad monetaria», declaró Chávez en su programa televisado Aló, presidente. Agregó que “el Gobierno prepara una bajada progresiva de cinco puntos del IVA, que pasaría del actual 14% al 9% el próximo mes de julio”.

El anuncio fue el 17 de febrero de 2007 y en el mismo se estimaba que el nuevo cono monetario entraría en vigencia el 1 de enero de 2008. Es decir, un año. Tiempo suficiente para sustituir las monedas y poner en circulación “el bolívar fuerte”. Entre quienes saludaron la medida consideraban que tenía ventajas macroeconómicas y en la economía doméstica: “…de esta manera retomamos el uso de las monedas que hace muchos años circularon en Venezuela. Bienvenido sea el bolívar-fuerte, el real, el medio, la locha y la puya”. (1)

El bolívar fuerte se fue transformando en raquítico, con valor escuálido y la estocada final se la dio el heredero con su decreto el decreto 2.671, con fecha 16 de enero del 2017, según el cual, el billete de 100 bolívares tendría validez hasta el 20 de febrero. ¡Mayor irresponsabilidad imposible! Lo que se tardó un año en ser montado se pretendía dinamitar en un mes. Todos a correr a cambiar los billetes de 100.

El economista y diputado José Guerra tuvo razón. Advirtió que el nuevo cono monetario no podría estar en circulación en menos de tres meses. Pero el señor Maduro no escucha. Y si el bolívar fuerte fue creado en 2007 para bajar la inflación que estaba en 17% y retomar el uso de las monedas, hoy, diez años más tarde, se calcula una inflación superior a 100%. No la mayor de América latina, sino del mundo.  Y en cuanto a las monedas: ya las de bolívar fuerte quedaron para los coleccionistas.

El bolívar fuerte es un legado de Chávez que Maduro sí mandó al infierno y lo que eso ha significado para la economía doméstica es una de las razones por las que los venezolanos llevamos cerca de 90 días de protesta pidiendo al Presidente que siga dirección por donde pretende mandar la Constitución y donde se encuentra el bolívar fuerte.


1. https://www.aporrea.org/actualidad/a31581.html

2. https://www.aporrea.org/ideologia/a247373.html, Artículo de Dietericn

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