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Los virus son parte del ecosistema

La mayoría no ha visto un virus en un microscopio. Sin embargo, durante la pandemia, el del Covid se convirtió en el virus invisible más poderoso. Al hablar de virus pensamos en enfermedades. Una de las consecuencias que sí podemos ver es la proliferación del marketing de productos para “sanitizar” los espacios.

Ignorancia científica. No tenemos los conocimientos para valorar el papel que desempeñan los organismos microscópicos en el ecosistema. Vamos a ir hablando de los beneficios de los virus. Algunos se utilizan en la fabricación de antibióticos. Mohos y bacterias se utilizan en la producción del yogurt, en bebidas como la cerveza y el vinagre. Además, en el tratamiento del cáncer, como en el caso del retinoblastoma, el cáncer ocular que afecta principalmente a los niños y puede causar ceguera. En casos graves tienen que extirpar los ojos para que no se extienda a todo el cuerpo.

El adenovirus modificado se utiliza para el tratamiento de las infecciones respiratorias de las vías inferiores, como bronquiolitis, crup y pulmonía. Este virus, provoca tos similar a la tos ferina o pertussis. También puede causar gastroenteritis, infección en los intestinos.

El adenovirus modificado se utiliza en tumores como melanomas, glioblastomas, incluso para el cáncer de cuello del útero. En el caso de la fibrosis quística y la colitis ulcerosa se utilizan bacteriófagos; virus que atacan a las bacterias. Las personas sanas tienen “fagos” especie de virus que fagocitan a las bacterias. Los bacteriófagos han sido las herramientas base del laboratorio para el desarrollo de las ciencias en virología y biología molecular. Las personas sanas tienen una composición de fagos en el intestino, la microbiota, de la que carecen los que padecen colitis ulcerosa, también conocida como enfermedad de Crohon. De hecho, algunas empresas que se dedican a los animales de granja les administran cocteles de fagos a los animales.

La industria alimentaria está interesada en utilizar fagos para hacer frente a las principales bacterias patógenas más comunes con el objetivo de mejorar la salud de los animales y disminuir el uso de antibióticos. Los insecticidas químicos tienen desventajas, generan resistencia, afectan también a las especies de insectos benéficos como las abejas encargadas de la polinización y, además son tóxicos y pueden causar cáncer. Los Baculovirus son altamente específicos para unas especies de insectos, sin ser patógenos para las plantas y no afectan a otros insectos. Forman asimismo una cápsula de proteína que los protege del medio ambiente. Los baculovirus se utilizan para fabricar vacunas, para esa tarea se introduce el gen en el virus y luego se infecta al insecto, lo que lo convierte en una pequeña biofactoría para producir la proteína. En algunas de las vacunas para el SATS.CoV-2 utilizan adenovirus y en otras para el Ébola y el Zika.

La primera vacuna que descubrieron fue para la viruela en 1797 en Inglaterra. En esa ocasión utilizaron el virus que venía de las vacas; de ahí que nace la palabra “vacunación” La aplicaban con una guja de metal de dos puntas. Las jeringas como las conocemos ahora llegaron a mediados del siglo XIX, y se utilizaron por primera vez en la vacuna contra la rabia.

Lo más sorprendente de los virus es su función en el desarrollo de la vida humana; en el genoma humano hay un 8% de ADN vírico, son restos de retrovirus que se han insertado en el ADN a lo largo de la historia de la humanidad. Este ADN codifica una proteína, la sincitina que es esencial para la formación de la placenta, el órgano que permite el intercambio de sustancias entre la sangre de la madre y el feto.

Tomemos en cuenta que las reglas de la pandemia como el lavado frecuente de manos, el uso constante de geles, los insecticidas y la sanitización exagerada, pueden volverse un remedio peor que la enfermedad, porque nos dejan sin defensas. Los anticuerpos se fabrican al contacto con los patógenos. Tengamos presente que solo un pequeño porcentaje de los virus causa enfermedades y para eso se necesita el terreno adecuado: la inflamación celular, una enfermedad comórbida: diabetes, cáncer, enfermedad autoinmune y otros factores mentales que disminuyen las defensas: el estrés, el miedo y la ansiedad fuera de control.

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