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Los jardines de Shakespeare

1. Es una tradición (hay en San Francisco, Central Park, Barcelona) dedicar una parcela a Shakespeare: sembrar nada más hierbas o flores que haya mencionado en alguna de sus obras.2. A su forma desreglamentada, es la transposición de la poesía al mundo físico.

3. Solo conozco el de Nueva York. Más específico: solo conozco el de Nueva York bajo una llovizna.

4. Simulamos que vemos el mismo tomillo que Oberón, la rosa nominativa de Julieta, la menta de Perdita, el muérdago de Tito Andrónico, el níspero de Mercurio, el perejil que Biondello buscó para rellenar un conejo y acabó conociendo una mujer casada, etc.

5. Esas son las reglas de un jardín de Shakespeare: asumir que los tallos y la savia, que las hojas que se expanden al sol en clorofila, son intrínsecos a la obra. Que son verbo.

6. Fueron sembradas exclusivamente para ser una referencia.

7. Pero, en realidad, son una referencia a una referencia.

8. La palabra thyme no solo constituye el referente, como sabemos, sino que ni siquiera comprende su esencia, no es invención ni materia.

9. a) el tomillo existe, primitivo y silvestre b) Shakespeare escribe tomillo [no tomillo, sino thyme] c) después, en el jardín, el tomillo existe porque Shakespeare lo mencionó, es decir, escribió sobre la existencia del tomillo.

10. Entonces este tomillo es un reflejo no del previo, ni representante de su especie, sino del tomillo inmaterial de Shakespeare.

11. Deja de ser tomillo para ser el espejismo de la palabra tomillo.

12. De esta forma, un jardín de Shakespeare es perturbador, inquietante y engañoso.

13. Como escribe Shakespeare, el nombre no cambia la esencia.

14. Sin embargo, desde una visión aristotélica, estas plantas no poseen esencia.

15. Según Aristóteles, existe el ser natural y éstas no lo son porque poseen plan.

16. Es decir, no son parte de la naturaleza ya que no existen para sí mismas ni por sí mismas, ni existen en su valor natural sino por su finalidad simbólica.

17. O sea, caminamos entre fantasmas vegetales, en un cementerio de plantas que quieren ser plantas sin serlo.

18. Durante el estreno de Enrique VIII, antes de que el panfleto enaltezca a la reina Isabel I, un cañón causó un incendio que dejó al público ileso.

19. De no haber sido accidental, habría que sembrar hogueras en los jardines de Shakespeare.

20. Los mejores estadistas calculan que hay más bibliotecas con tomos shakesperianos en el mundo que jardines de Shakespeare. Concluyen que el fanatismo no da para tanto.

21. Ben Johnson acaba su elegía a Shakespeare así: ¡oh dulce cisne de Avon! Que visión sería verte sobre las aguas volar todavía y sobre el Támesis hacer aquellos vuelos…

22. Un cisne posado en un Jardín de Shakespeare es un monstruo ontológico.

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