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Los “caminos” en Venezuela

Que las elecciones regionales en Venezuela fueron un fraude, no hay dudas al respecto. El promedio de las encuestas serias en Venezuela generalmente aciertan en sus estimaciones y las pocas veces que no lo han hecho se equivocan en resultados muy cerrados y por una diferencia de unos pocos puntos. Pero es simplemente inverosímil que la estimación más favorable al régimen fuera de 70% a 30% en contra y que se transforme en 54% a favor. El régimen utilizó violencia, irregularidad, manipulación, ventajismo, corrupción, trampa, extorsión, coacción y chantaje, para torcer y desconocer la voluntad del electorado. En efecto, la absoluta parcialidad y complicidad del CNE en el fraude fue evidente. Entre otras muchas asombrosas arbitrariedades voy a mencionar que más de 700 mil venezolanos fueron migrados de sus centros electorales 48 horas antes de la elección e inclusive ese mismo día. Con la particularidad de que los nuevos centros eran mayoritariamente en zonas de alta peligrosidad y al final de la jornada en casi todos estos centros los testigos de la oposición fueron agredidos, amenazados y/u obligados a retirarse por parte de las bandas armadas del régimen, los mal llamados “colectivos”, con la complicidad de los militares presentes. El CNE, después de las elecciones parlamentarias del 2015, que le dieron una mayoría de 2/3 partes en la Asamblea Nacional, canceló inconstitucionalmente el referéndum revocatorio y las elecciones regionales, previstas para el 2016, pero organizó a toda velocidad las elecciones de la “constituyente”, electa a dedo por el régimen, como los soviets comunistas y las corporaciones fascistas. Además es realmente “curioso” que en pocas semanas los 8 millones y medio de “gobiernistas” que supuestamente votaron en la ANC se transformaron en apenas 5 millones y medio en las regionales.

Hay que dejar atrás la polémica sobre si había que ir o no a las elecciones regionales. Había sólidos argumentos a favor y en contra, sin embargo fue lo que nos pidieron todos los gobiernos democráticos, no necesariamente todas las personalidades. Y el apoyo de los gobiernos es vital e indispensable para la oposición. Hay mucho de criticable en la actuación de la dirigencia de la MUD. Deberían, por ejemplo, haber estado preparados para enfrentar mucho mejor el muy probable “escenario” del fraude. Algunos cambios en la dirigencia de la oposición son necesarios, sin embargo hablar de sustitución total, además de irreal, favorece claramente al régimen, porque lleva ineluctablemente a la división. Recordemos que la única legitimidad sólida de la oposición reside en la Asamblea Nacional y los diputados de los partidos que la componen. Además es necesario recomponer la unidad, aunque sea defectuosa, para mantener la credibilidad y el apoyo en la comunidad internacional. Por eso es absolutamente insoslayable que la fundamental coordinación de la acción internacional de la Unidad debe ser definida por el más alto liderazgo político. Los gobiernos democráticos ahora afirman que cualquier elección futura debe ser con un nuevo CNE y con observación internacional seria. Alrededor de esta solicitud debería haber un acuerdo general en la oposición. Es también evidente que el régimen ha optado por mantener el poder aunque sea violando la Constitución y todos los principios democráticos. En las contadas ocasiones que el gobierno admite haber perdido la elección, le arrebatan las atribuciones y el presupuesto al organismo y le nombran una administración paralela. Así ha sido y está siendo con gobernadores, alcaldes y la propia AN. En Venezuela, por tanto se vota no tanto para elegir, sino para protestar contra el régimen. En efecto, la historia nos enseña que las dictaduras se enfrentan exitosamente a través de diversos “caminos”, complementarios y simultáneos. Los “caminos” se dividen en presiones nacionales e internacionales. Las nacionales incluirían protestas pacíficas y no violentas, alrededor o no de movilizaciones electorales. En la experiencia histórica hay también guerrillas como la Contra en Nicaragua y el ANC en Sur África y obviamente los diversos tipos de golpes de Estado militares. Entre las presiones internacionales, hay que mencionar las diplomáticas, las sanciones individuales, financieras y comerciales, el apoyo financiero y logístico a las guerrillas internas, como en el caso de la Contra en Nicaragua, el apoyo discreto a un golpe de Estado y la intervención militar directa, como pasó en la caída de la “narcodictadura” de Manuel Noriega en Panamá.

La situación socio económica y financiera del país es absolutamente desastrosa, ojalá que los venezolanos logremos salir de esta pesadilla a través de los “caminos” no violentos.

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