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Los autócratas y sus cosas

Venezuela reactiva recientemente el reclamo territorial por el territorio Esequibo, que tiene pendiente con Guyana –inicialmente Reino Unido- desde hace más de 100 anos.

El pequeño detalle que los medios no mencionan al respecto, es que casualmente, fue al mismo tiempo que el anuncio por parte del consejo Nacional Electoral de los comicios parlamentarios Venezolanos a finales de éste ano. El tiempo y sus cosas.

Entonces de repente el Esequibo despertó la vena patriótica de aquellos medios hambrientos de cosas sobre las cuales el gobierno les permitiese informar, y se convirtió en el nuevo objetivo más importante de todos los venezolanos. El tema es, como todo, que de la mano empezó a ejecutarse una estrategia gubernamental para utilizar al conflicto como la perfecta cortina de humo para tapar la escasez que lleva todo el año asechando al país y las gigantescas colas que la acompañan, una devaluación del bolívar frente al dólar paralelo sin precedentes en nuestra historia, cifras de inseguridad tan ridículas que aparentemente no está de moda informar al respecto, y de la mano de todo eso, un descenso en picada de la popularidad de Nicolás Maduro, porque en algún momento tenía que pasar.

Además de los acontecimientos temporales que coinciden con la reactivación, medios como el Universal en sus reseñas temporales sobre el conflicto, saltan del ano 2000 al ano 2013 cuando relatan eventos y anuncios del presidente Chávez, lo cuál tiene demasiado sentido porque son un medio lacayo del miedo y Diosdado (que en realidad uno podría pensar que son lo mismo), porque resulta que fue justamente en ése período de tiempo, que Venezuela a efectos de derecho internacional público, perdió toda razón sobre el reclamo de manera definitiva. Por ejemplo, tras una visita a Guyana dónde se esperaban anuncios estratégicos sobre el tema, Chávez declaró lo siguiente: : «El asunto del Esequibo será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas y económicas de los dos países (…), el gobierno venezolano no será un obstáculo para cualquier proyecto a ser conducido en el Esequibo, y cuyo propósito sea beneficiar a los habitantes del área”. Una declaración por parte de un jefe de estado de ése talante, genera un precedente muy importante a la hora de evaluar el reclamo, y pues ¿Quién le atribuiría un territorio a un país que declare no estar interesado en seguir reclamándolo o permitir que se otorgue concesiones?

La otra situación gravísima en relación a éste tema, es que cuando Guyana se pone los pantalones y empieza a comandar el Esequibo como Páez a sus latifundios dando concesiones a petroleras internacionales para explotación, parte del bloque Roraima que entrega a Exxon, incluía territorio soberano venezolano que se encuentra en el estado Delta Amacuro, al norte del río Orinoco; esto ya no sólo implica una violación de los acuerdos de Ginebra en relación al uso y disfrute del territorio reclamado, sino otorgación de explotación en territorio sobre el que Venezuela tiene soberanía plena, frente a lo cual, el caudillo que llegó a la política gracias a jactarse de sus habilidades militares, no reaccionó tal y como cualquier persona que viva en la pequeña Venecia, chavecista o no, hubiese esperado de su presidente.

El problema del Esequibo en éstos momentos no es territorial sino electoral; todas las oportunidades que pudimos tener en un momento de recuperarlo, las perdimos tras 15 anos de Estoppel; el reclamo se limita exclusivamente, a tapar con un dedo meñique las consecuencias de dimensiones bíblicas en las que se encuentra hundida Venezuela en éstos momentos, y el Caricom está organizando reuniones secretas en Barbados para burlarse de Maduro a sus espaldas, pues a pesar de  que les sigue regalando petróleo, todavía no le envían invitaciones para sus cumpleaños.

El problema de fondo, es que el chavecismo nunca ha sido consecuente entre lo que dice y lo que hace, de ser así, y siendo teóricamente algunos de sus pilares fundamentales la lucha contra el imperialismo, la defensa de la soberanía y la exaltación de los valores militares, jamás hubiesen regalado la disputa a cambio de ganarse el afecto de Fidel a través de Guyana, permitido el otorgamiento arbitrario de territorio venezolano a petroleras extranjeras, o peor aún, utilizarlo como un recurso de último minuto para aumentar las posibilidades de ganar unas elecciones en las que no están bien posicionados. No tienen un proyecto real, no tienen principios genuinos, y nunca tuvieron intereses más allá de no soltar el coroto, olvidándose que no se puede hacer una revolución desde adentro del sistema, y ahora ellos son el sistema. Pero ellos representan al pueblo, tú sabes.

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