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Sobre el libre albedrío (III)

Cuando pensamos en la naturaleza de la consciencia, encontramos distintas respuestas según las distintas posturas adoptadas: o es algo que está afuera de nuestro sistema físico, pero de alguna manera está jugando un papel en la física (dualismo); o es un subproducto de la actividad cerebral (epifenomenalismo); o está construido al nivel más básico de la física (pampsiquismo). Esta última implica que hay consciencia en todos los sistemas físicos. Es un punto de vista radical, pero, sí, explica este fenómeno como parte de la red física, en vez de algo que interfiere con ella.

Según el filósofo David Chalmers, necesitamos añadir algo más al campo de la física, para realmente entender el concepto de consciencia. Así que si no es dualismo ni epifenomenalismo, necesitamos enriquecer la física. El primero, como sabemos, propone la existencia de un alma, mientras que el problema con el epifenomenalismo yace en que reduce la consciencia a un mero subproducto.

Chalmers, entonces, postula la consciencia como algo fundamental, o tal vez universal. Fundamental, en el sentido de que, al igual que el espacio, el tiempo y la masa, no puede ser explicado en función de algo más. Universal, en el sentido de que todos los sistemas la tienen por lo menos a cierto nivel (pampsiquismo). Con respecto a este último, tenemos la Teoría de Información Integrada, desarrollada por el neurocientífico Giulio Tononi, proponiendo una unidad de medida llamada “phi” que es directamente proporcional al nivel de consciencia que hay en cada sistema.

Tononi explica que la consciencia no es sino información integrada. Cuando una red está compuesta por partes realmente intrínsecas, las cuales al ser separadas no funcionarían de la misma manera, se puede decir que tiene un alto nivel de phi. “Lo que necesitas son especialistas que hablen entre sí, para que puedan comportarse como un todo”, afirma Tononi. Esta teoría aún no puede ser puesta a prueba sobre el cerebro humano (debido a la complejidad de este), pero se ha logrado comprobarla en sistemas más simples, y se cree que hay una conexión aquí con la manera en que nuestros cerebros están organizados.

La película Inside Out (2015) es un ejemplo increíblemente astuto de esto, demostrado de una manera muy elemental: trata de una pequeña joven, llamada Riley, cuya mente está gobernada por una serie de personajes que representan sus diferentes emociones, y quienes dirigen distintos aspectos de su vida. Más allá de esto, sus recuerdos son esenciales en la formación de su identidad, y también está el concepto de las “islas de la personalidad”, las cuales están compuestas por momentos clave de la crianza de Riley, y son los pilares de quien ella es como persona.

Esta película ilustra cómo es que el libre albedrío puede de hecho ser una mera ilusión. Sam Harris, filósofo y autor de Free Will, lo explica llanamente: “No estás en control de tu mente porque tú, como agente consciente, solo eres parte de tu mente, viviendo a merced de otras partes”.

Continuará…

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