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El “Le droit du seigneur” de Donald Trump

En la Europa medieval, droit du seigneur –o derecho de pernada- se refería a los derechos que los señores feudales se atribuían para tener relaciones sexuales con mujeres subordinadas. Sin embargo, el historiador griego Herodoto (484-425 AC) ya había indicado que una costumbre similar existía en la tribu de los Adyrmachidae en la antigua Libia: «Ellos también tenían la costumbre de traer a sus futuras esposas delante del rey, para que él pasara la primera noche después de la boda con ellas».

Voltaire, el filósofo francés, escribió en 1972 una comedia en cinco actos Le droit du seigneur, que sólo fue llevada a escena después de su muerte. Mark Twain, en su novela Un yanqui en la corte del rey Arturo (1889), cita esta práctica cuando dice que el mismo rey Arturo resuelve en favor de la confiscación de la propiedad de una mujer joven, porque ella negó ese “derecho” a su señor local.

Hoy en día, el inagotable caradura Donald Trump parece querer revivir esa vieja costumbre. En las últimas semanas, varias mujeres han presentado graves acusaciones contra el candidato republicano por su conducta sexual inapropiada y agresiva. Trump, sin embargo, permanece imperturbable a pesar de la gravedad de las acusaciones.

Cuando, durante el segundo debate con Hillary Clinton, el moderador Anderson Cooper preguntó a Trump: «Usted se jactó de haber asaltado sexualmente a varias mujeres. ¿Entiende eso? «. Trump respondió, «No, no lo he hecho», y cambió rápidamente el tema de la discusión. Como él le dijo gráficamente en 2005 a Billy Bush, conductor del programa televisivo Acceso a Hollywood, “estrellas como él podían hacer lo que quisieran con las mujeres como ser «tomarlas por la c*****, hacer cualquier cosa.»

En los últimos días, 12 mujeres se han presentado indicando que Donald Trump las había asaltado sexualmente, y probablemente no serán las últimas. Una de ellas, Jessica Leeds, dijo al New York Times que, viendo el segundo debate, le dieron ganas de abofetear a Trump.

Leeds dijo que estaba sentado junto a Trump durante un vuelo que tuvo lugar hace tres décadas. Al principio él trató de tocar sus pechos y después trató de poner su mano debajo de su falda. «Era como un pulpo,» dijo. «Sus manos estaban por todas partes”

La primera dama Michelle Obama, en un discurso apasionado en una manifestación por Clinton, dijo que había quedado horrorizada por los comentarios de Trump. «Esta no fue sólo una conversación obscena», dijo: «No fueron solo bromas de vestuario de club deportivo. Esta fue una conversación de un individuo poderoso hablando libre y abiertamente sobre su comportamiento sexual predatorio”. Trump rechazó estas acusaciones diciendo que eran mentiras orquestadas por los Clinton.

Todos estos incidentes relacionados con la conducta sexual abusiva, unida a otros comportamientos inusuales del candidato republicano, apuntan a una compleja personalidad con características definidas, muchas de las cuales están de acuerdo con lo que se llama “trastorno narcisista de la personalidad”.

Como me dijo el Dr. Orlando García, un psiquiatra argentino radicado en Nueva York,

“Psiquiátricamente le veo marcados rasgos psicopáticos (antisociales) añadidos a su clara personalidad narcisista, con una inteligencia de mediana para abajo. Narcisismo e incapacidad psicopática de sentir culpa suelen asociarse en la conducta criminal. Los menos inteligentes, o los que no tienen dinero para defenderse, terminan tras las rejas”.

En la mitología griega, Narciso era un cazador de Tespia conocido por su belleza. Era orgulloso, e incluso desdeñaba a aquellos que lo amaban. En la antigua religión griega, Némesis era una diosa que promovió venganza contra los que sucumbieron a la arrogancia ante los dioses.

Al darse cuenta de la conducta de Narciso, Némesis lo atrajo a una piscina, donde vio su propio reflejo en el agua. Él se enamoró de su propia imagen, sin darse cuenta de que era solo eso, una imagen. Incapaz de dejar de ver su propio reflejo se quedó mirándolo hasta que murió. De allí el origen del término narcisismo, la fijación con uno mismo.

En 1899, Paul Nache fue la primera persona en utilizar el término «narcisismo» en un estudio de las perversiones sexuales. En 1911, Otto Rank publicó el primer artículo psicoanalítico específicamente dedicado al narcisismo, vinculándolo a la vanidad personal. Tres años más tarde, Sigmund Freud publicó un artículo dedicado exclusivamente a este fenómeno que llamó «Introducción al narcisismo».

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) -la clasificación estándar de los trastornos mentales utilizado por los profesionales en los EEUU y en muchos otros países- incluye los siguientes síntomas de este trastorno, que por lo general no se acompaña de logros acordes: grandiosidad; fantasías de poder y atractivo personal; autopercepción de ser único; necesidad constante de admiración por parte de los demás; sentido de derecho; explotación de otros para beneficio personal; ser intensamente envidioso de los demás y comportamiento pomposo y arrogante.

Quien ha estado observando a Donald Trump desde el inicio de su campaña, no puede dejar de notar la sorprendente semejanza de su comportamiento con esas características, representación exacta del narcisismo. Trump cree que tiene droits (derechos), pero no es un seigneur.

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