El MoMA traspasó fronteras, una vez más, a través de su muestra “Latin America in Construction, Architecture 1955–1980”; inaugurada el pasado 29 de marzo, y curada por el equipo de Jorge Francisco Liernur, Carlos Eduardo Comas, Patricio del Real y Barry Bergdoll. Abrió un espacio para el debate sobre la Arquitectura Latinoamérica en un periodo de tiempo, donde todas las miradas estaban en el crecimiento exponencial de la región.
Las implicaciones, de esta muestra, las hallamos en las últimas revistas arquitectónicas resonando como ecos; es que la importancia de tener que debatir lo que sucede en la actualidad en Latino América se convierte en una necesidad, y sería justo citar a Nietzsche y decir que el autor debe callar cuando la obra empieza a hablar; incluso más cuando hablamos de Arquitectura, pero la importancia de debatir la obra latina, contemporánea, empieza a cobrar un papel principal en la construcción de un futuro para una Región tan amplia y con un acervo cultural tan rico como diferente entre sí.
No es tarea menor unir a toda una Región, entorno a crear un dialogo latinoamericano, y sin duda la excelencia de esta muestra reside, en gran parte, en exponer nuestra Arquitectura desde un punto de vista crítico generado por nosotros mismos; las mesas redondas y las interpretaciones de manos de Arquitectos Latinos son la guinda en el pastel de este tributo al diseño Latino.
Hay que señalar el crecimiento, en las últimas dos décadas, de Arquitectos latinoamericanos en Universidades estadounidenses de gran prestigio como Columbia, Princenton, Copper Union, entre otras. Ello nos habla de un incremento en la percepción de la critica académica en la región; una conciencia colectiva en donde se busca generar una nueva mirada intelectual y cultural.
Nos queda un largo recorrido, que afrontar, ante el análisis critico de nuestra historia, pero sobre todo de nuestra actualidad, en una profesión donde la teoría juega un papel tan necesario como la práctica, donde ambas se condicionan en la generación de una idea que no sólo nos determina como profesionales, sino como sociedad; se torna prioritario profundizar en la construcción de nuevos lugares de debates en nuestras escuelas de Arquitectura. La creación de mesas redondas que nos permitan contactar con otras disciplinas, y nos acerquen más a la sociedad. La proliferación de estos espacios de encuentros; seguro generarán una Latino América con más conciencia de su legado cultural.
El MoMA nos abre las puertas una vez más para interrelacionarnos con el mundo, y discutir a puertas afuera nuestra creación intelectual. Sobretodo seguiremos “in construction” de una nueva Arquitectura latinoamericana.