En Venezuela, tendremos el próximo 20 de mayo unas elecciones presidenciales, que irán atadas también a la elección de consejos legislativos regionales y municipales. La idea del Gobierno, en una primera instancia, era ejecutar una gran mega elección. O sea, meter todo en un mismo saco, lo cual no era otra cosa que un zarpazo letal a la institucionalidad del país. La oposición, que la hay –para bien o para mal- ha metido el freno, y tal cosa ya no tendrá lugar.
El tinglado oposicionista, hasta ahora, confluía en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), entidad que –no obstante- ha preferido no presentar candidato alguno en esta contienda. El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha sido vendido por el oficialismo (que lo controla casi del todo) como el mejor sistema electoral del orbe. No todo el mundo piensa lo mismo. La desconfianza es creciente. Por eso, la MUD ha querido pasar por debajo de la mesa.
No hay garantías electorales. Ante esto, y como un llamado de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CVE) ha nacido el Frente Amplio Venezuela Libre. En el mismo, confluye lo mejor de la sociedad venezolana, desde las universidades hasta los trabajadores, pasando por los empresarios hasta llegar a un naciente, hermoso y altamente prometedor movimiento estudiantil. La lucha ahora es otra. Ya no es un asunto netamente electoral: ahora la cosa es rescatar la democracia.
Uno puede votar, pero no elegir
Juan Andrés Mejía es fundador y dirigente de los cuadros altos de Voluntad Popular (VP), partido a la cabeza del cual está el ex alcalde del municipio Chacao, Leopoldo López, quien purga una condena de más de 13 años bajo arresto domiciliario, pero ya cumplió parte de la misma en la cárcel militar de Ramo Verde. “El sistema electoral venezolano permite votar, pero no elegir”, ha dicho Mejía, para poner de manifiesto que el CNE ya no es un ente fiable.
Siendo que la MUD no inscribió candidato alguno dentro de los lapsos de postulaciones, el presidente Nicolás Maduro (quien va por la reelección) se ha sacado de la chistera un puñado de candidatos de cartón piedra. Maduro se medirá “yo con yo”. Con esto, no hace sino dar la espalda una vez más a la Nación, que pide a gritos un radical golpe de timón, ante lo que The Economist pondera como una tragedia económica que ya se acerca a ser una de “las peores de la historia”.
Ataviado con un sospechoso traje de outsider, Henri Falcón es ex gobernador del estado Lara. Viene de las filas del chavismo, pero saltó la talanquera hace tiempo. Hizo vida en el seno de la MUD por varios años, pero terminó por deslindarse, bajo el alegato de que la misma ya “cumplió un ciclo”. De todos los candidatos que se medirán con Maduro, es el único que –más o menos- tiene vida propia. Aun así, mal puede decirse que Falcón refleje el sentir del país descontento.
Lo cierto de todo este cuento, es que –a esta hora- nadie se cree la tramoya de bajo presupuesto que ha levantado la gestión Maduro, archi cuestionada –dicho sea de paso- por la comunidad internacional en pleno. El mandatario galo, Emmanuel Macron, lo mismo que el español, Mariano Rajoy, o la canciller alemana, Ángela Merkel, hablan ya a rajatabla –entre muchos otros- de una “dictadura”. La Universidad de Harvard (rankeada por el Foro Mundial de Davos como la mejor del planeta) cuenta a esta hora a Venezuela entre los casos de destrucción de la democracia.
Un régimen híbrido
The Economist ha dicho –desde hace tiempo- mucho más que lo referido más arriba sobre Venezuela: para la prestigiosa revista británica, especializada en Economía y Negocios, Venezuela se cuenta ya no como una democracia, sino como un régimen híbrido, es decir, un autoritarismo que se legitima –cada tanto- por la vía electoral. Bueno, acá está. Las presidenciales del próximo 20 de mayo son una prueba más de esto.
Desde octubre de 2017, Venezuela entró en una virulenta espiral de hiperinflación (algo impensable en una potencia petrolera) que amenaza con remontar hasta más allá de 30.000% al cierre de 2018. La escasez de alimentos y medicinas se agudiza, y esto hace que cada día más y más venezolanos apuesten por emigrar a todo trance. El doctor en sociología por la Universidad de Londres, Tomás Páez, ha comandado una rigurosa investigación llamada “La Voz de la Diáspora”.
Según este estudio, el doloroso éxodo de venezolano roza los 3 millones de personas. Incluso, proyecciones hechas por la firma Consultores 21, hablan ya de 4 millones de venezolanos en el exilio. Las presidenciales del 20 de mayo no pasan de ser un sainete. Una ópera bufa. El verdadero drama nacional marcha por otro lado. El nacimiento del Frente Amplio Venezuela Libre ha sido recibido por todo el país –que sufre mucho- como una inmensa bocanada de esperanza.
Llueve y escampa. Amanecerá y veremos. El bravo pueblo que retumba en los acordes del himno nacional no ha comprado boleto alguno para el show barato de la gestión Maduro. Y una cosa es cierta: ya los Estados Unidos, Colombia y el mismo Frente Amplio Venezuela Libre –verbigracia- han dicho que no reconocerán los resultados. Maduro se engaña. Le saldrá el tiro por la culata.