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Las Noches de Arabia

Arabian Nights (La Desolación, volumen dos). El mejor filme del año y de la década, de Miguel Gomes de Portugal (Parte II)

Las noches de Arabia, te caen al dedillo, sos uno de tantos. De Miguel Gomes de Portugal (I)


La voz en Off de Sherezade en Arabian Nights (versión portuguesa) nos acomoda en la sala, para comenzar su historia 470. El asesino de su mujer y toda su familia es el cuento sui generis, de la que no vamos a negarle nada, pues este asesino no es un pastor que lleva un rifle para matar a los lobos que se comen a las ovejas, sino el rifle para defenderse de sus sombras, las almas muertas. Es un personaje para su pueblo, y como es cretino por naturaleza, este aplaude su decisión cuando va preso. Las mil y una noches en todo su esplendor.

Todo lo resuelve con la crisis económica que vivió Portugal entre el 2003-2004, que a nadie le importó, lo mismo que le pasó a Grecia, vectores en cadena, imágenes que registran un abollado momento, apatías que llevan al suicidio, la rutina miserable de la vida de los complejos habitacionales de la clase media vuelta y degradada. Dixie, un perro que juega con su holograma, las ovejas una vez más de nadie.

Un filme barroco para mandárselo a decir, que con la belleza del arte, nos alecciona que entendamos el mensaje cifrado, Las Soledades de Góngora al compás de nuestra espera. Esos planos largos que se derriten en sombras chinescas con el cuerpo nos hace levantar el dedo juguetón, el del porqué les pertenecen las noches de Arabia una vez más. No demoran en hacer su versión de Alicia en el país de las maravillas.

Un filme donde el desnudo de las mujeres sirve de paliativo, del Renacimiento por fuera de los cánones establecidos. ¿Las madonas portuguesas de qué hablarán en su libertad absoluta, del tamaño del pene o de sus cuentos? Todo tan fiel a la voz en Off de Sherezade, que a veces se ahoga en su penosa deslealtad ante el rey sultanesco con pinta de navegante.

La adaptación a esta maravillosa obra de las Arabian Nights, que aquí son días infatigables, coloca a este joven autor, Miguel Gomes, en la perspectiva de que todo lo que hace es maestro: La cara que mereces, Ese querido mes de agosto y Tabú. No exagero al decir que As Mil e Uma Noites de Miguel Gomes es la mejor película del año y de la década.

Sus personajes tienen cara de mortificación, una individualidad que exagera su adocenado espíritu y traumas no resueltos con la música popular. Los capítulos se frenan, para quedarse contemplando la desolación de estas historias entrelazadas. No es Pasolini literalmente adaptado. Más bien las historias de amor a que nos tiene acostumbrado la cinematografía de Portugal. Manoel de Oliveria, que vivió 106 años, con películas inolvidables, El valle de Abraham, Acto de Primavera, A Divina Comedia.

No hemos visto la tercera parte (El embelesado, 125 minutos), somos espectadores retrasados, ya que no la pudimos ver en el Festival de cine de New York, en el último octubre, pero nadie nos dijo que era magnífica, que solo tenía buena técnica, y así nos conformamos. Hoy tenemos pocos días para verla, si, como dicen en un comentario en ViceVersa, solo eso, pero van los viejitos, que pretenden ver un filme de latinos, y que poco entienden de estas versiones a la realidad sistematizada, y a la posición crítica de un director de sueños, que no sabemos que as del tarot tiene ahora entre las mangas.

El episodio posible del cine dentro del cine, solo es para autores de obras maestras, poetas del Cine Verdad portugués, el barroco de ciertos pueblos. Uno no se explica como la fallida y retro de Youth, de Paolo Sorrentino (el napolitano), el mismo que hizo La Grande Belleza, haya ganado el premio de mejor película del cine europeo 2015, y nominada a los Globos, y la de Miguel Gomes no figure por ningún lado. Hasta provoca no volver a escribir sobre cine.

La de Sorrentino en Youth es la imagen de un cine conformista entregado a Hollywood, que no sé cómo no se incomoda con esta falta de conceptos, entre el director de orquesta y el cineasta creando nimiedades. La seudoonírica atmósfera comienza a derrumbarse. Solo el homenaje a Maradona (el biopic) por sus dos copas del Escudeto para El Napoli en los finales de los ochentas convencen en su parodia.

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