Los hechos:
Cerca del mediodía del 9 de Agosto, un joven americano de 18 años robó una caja de cigarrillos de un pequeño almacén en Ferguson, Missouri. Estaba acompañado por un amigo. Diez minutos después, un oficial de policía que patrullaba la zona, observó a dos jóvenes que coincidían con las descripciones emitidas por el dueño del almacén. El policía les ordenó que se detuvieran en la acera, “Get the f*** out of the street!.” gritó. Hubo un altercado cerca de la patrulla y uno de los jóvenes huyó.
Luego de este acercamiento, nadie sabe qué pasó. Los testigos tienen versiones irreconciliables de los hechos. Algunos aseguran que el adolescente regresó para enfrentarse al policía. Otros juran que regresó para rendirse, alzando las manos por encima de la cabeza en señal de entrega. Lo cierto es que el joven sospechoso de robar cigarrillos, murió ese día. El policía disparó doce veces.
El joven, Michael Brown – o Big Mike, para sus amigos – tenía 18 años, le gustaba rapear y empezaba la universidad en dos días. Su mamá le había dado permiso de hacer lo que quisiera ese verano, porque era el primero de la familia en llegar a la universidad. Creció sin padre y tenía dos hermanas y un hermano, todos menores que él. Michael Brown era afroamericano. El oficial de policía, Darren Wilson, tenía 6 años trabajando en la fuerza policial de Ferguson y localidades adyacentes. Estaba comprometido y tiene un hijo pequeño. Wilson es blanco.
El trasfondo:
Usualmente cuando la prensa y el público reseñan este tipo de incidentes, el color de piel no es un determinante de relevancia. El debate se centra en brutalidad policial – que también es relevante en este caso. De acuerdo al FBI, en el 2012 hubo 410 muertes “justificadas” de Americanos en manos de la policía. En comparación, el año pasado en Inglaterra, solo tres oficiales dispararon sus armas – sin fatalidades. Pero este caso es diferente. La muerte de Michael Brown exhumó el debate sobre racismo Americano.
Aunque las leyes racistas mas icónicas – como las de Jim Crow, que segregaban a personas de color – fueron ilegalizadas hace cincuenta años, el racismo en Estados Unidos sigue innegablemente vivo. Con la transformación de la economía estadounidense de manufactura a servicios, la discriminación racial ha cambiado de cara. Hoy, se esconde detrás de la pobreza – la provisión de servicios públicos o privados inferiores, acceso limitado a empleos de calidad, a servicios financieros, de educación o salud, entre otros síntomas.
De acuerdo con el censo Americano del 2011, los hogares afroamericanos tenían un valor neto promedio de $6,314, en comparación con hogares blancos, que valían $110,500. Esto ilustra una brecha que lejos de cerrarse, ha aumentado 40% desde los años sesenta. Solo 44% de las familias afroamericanas son propietarias de un hogar, en comparación con 73% de familias blancas.
Las desigualdades no solo se presentan en términos económicos. Un reporte del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, argumentó que “existen notables disparidades raciales en todas las etapas del sistema de justicia de los Estados Unidos.” Uno de cada tres hombres afroamericanos, estará preso por lo menos una vez.
En Ferguson se evidencian estas tendencias. De 21 mil habitantes, 67.4% son negros y 29.3% son blancos. Pero la fuerza policial, no refleja esta composición demográfica. De 53 policías, solo 3 son negros, el resto es blanco.
Estos datos no reflejan “flojera,” o “falta de ambición,” de un grupo, sino un sistema que favorece a unos y castiga a otros. ¿No es esa la definición de racismo?
La muerte de Michael Brown no fue un crimen de odio racial. El oficial Wilson no mató a Big Mike por su color de piel, pero las circunstancias de su muerte evidenciaron que la lucha por igualdad, sigue pendiente. Un joven Americano de piel negra, tiene una esperanza de vida cinco años menor que la de un niño blanco. Si este hecho no ilustra una injusticia institucionalizada, no sé qué lo hace.
¿Por qué te debería importar?
Porque eres una minoría dentro de este país. Si, es así. Lee una revista digital sobre latinos en Estados Unidos, escrita en español. ¿A quién engañas? Aunque seas inmigrante o americano, esto es también sobre ti. Las injusticias de un grupo son una amenaza para todos.
En 1963, Martin Luther King Jr. habló de un sueño para los Estados Unidos a los pies de Lincoln. Cincuenta años después ese sueño sigue pendiente – millones de Americanos no se han podido despertar. Es hora de abrir los ojos.