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Johnen Rivas

Las Mil y Una Noches de Makuen

Gerardo Marquez es por naturaleza, un hombre con sentido de pertenencia, y más allá de eso un alma sensible que a través del arte rescata cosas que el pasado busca llevarse, desde su mismo nombre artístico Gerar Makuen, con el cual recupera la herencia trinitaria de su familia. La profesión de Gerardo es «intérprete de Danza Tribal», un arte que fusiona culturas y etnias de diferentes países. Básicamente combina el carácter de las danzas gitanas, lo sagrado de las danzas de la India y la elegancia y estructura del Bellydance o lo que popularmente conocemos como danza árabe. Con los años esta disciplina ha incluido danzas más técnicas como jazz y contemporáneo. Podríamos decir que es una diversidad de expresiones en movimiento con diferentes lenguajes. Gerar la llama Danza Tribal Experimental, para tener la libertad de hacer y deshacer variaciones, perfeccionarla con pieza occidentales contemporáneas y convertir el cuerpo en un lienzo con infinitos trazos.

Como escritor siempre me ha llamado la atención hablar de las cosas poco convencionales, de aquellas personas excepcionales que se atreven a pensar y actuar superando límites y convenciones, capaces de experimenta cosas nuevas sin temor. En el momento en el que me enteré de que existía en Caracas (Venezuela) un chico de 21 años dominando una danza usualmente practicada por mujeres y que adicionalmente era tallerista y enseñaba el arte de la danza tribal a otros, sentí que era la oportunidad perfecta para dar a conocer algo fuera de lo que normalmente estamos acostumbrados a ver en el ámbito artístico. Gerardo en su entrevista afirma que siempre ha sido fiel a sí mismo y a su pasión para la danza, y que, si bien ha recibido críticas por ser un hombre en un arte practicado por mujeres, también ha tenido la satisfacción de dejar boquiabierto a su público tras cada presentación. «Siempre me he sentido muy seguro de mi mismo. He demostrado en casa, con mi trabajo, que la danza va más allá del concepto que muchos poseen, y no solo la danza, lo mismo vale para al arte en general. He recibido más críticas que burlas, pienso que cuando tomas las cosas en serio, no hay comentarios negativos que duren mucho tiempo». Indica Gerardo en su entrevista.

Este encantador caraqueño empezó a practicar danza a los 10 años de edad, inspirado por recitales y shows que había visto de niño, impulsado por una pasión natural a hacer lo que ama, evolucionando con el tiempo hasta llegar a la danza tribal; y si bien se considera una persona retraída, mediante la danza y la cadencia de sus pasos logra manifestarse como alguien disciplinado, auténtico y sobre todo amable. Se mostró como un artista de gustos humildes. Acompañado por su mascota fiel, su danza y sus estudios en gastronomía este danzarín de las tablas Venezolanas tiene todo para sentirse satisfecho con el trabajo que desarrolla. Busca siempre mejorar, dar a conocer su pasión ante el mundo y cambiar la perspectiva de su querido público ante este hermoso género de baile.

La elegante simplicidad que caracteriza a Gerardo se ve reflejada en muchos aspectos de su vida dentro y fuera de la danza. Afirma que no tiene una rutina. En su perenne espontaneidad varía cada mañana entre una taza de café a una sesión de meditación, ya sea al despertar o preparándose para una función. Gerar es impredecible, nos cuenta que su verdadera rutina es su actitud positiva, siempre buscando mantener una sonrisa y proyectar su lado afable.

En su rol de profesor y tallerista de Danza Tribal, Gerar Makuen es verdaderamente una criatura apasionada, afirma que lo que más le gusta de su trabajo es que realmente no lo siente como un trabajo. Disfruta improvisar, experimentar y jugar con lo que hace, dando a sus alumnos la oportunidad de crear cosas nuevas, demostrando que cuando se hace lo que se ama no hay manera de no ser exitoso, y lo que es más importante, de ser feliz.

«Como artista me debo al público, mi arte es para que pueda disfrutarla». Afirma el joven bailarín, el cual descarta las críticas ante su persona y sus performances y se entrega por completo ante un público que está a la expectativa de una mezcla cultural nueva y exótica.

El rol del hombre dentro de la danza es algo que Gerardo expresamente busca rescatar. Considero muy interesante, y por eso me interné en su mundo, la expresión de género en el arte. Creo que más allá de las diferencias de género lo importante en el escenario es transmitir emociones, ideas y conflictos.

Hablando de su ser hombre en el mundo de la danza, Gerar comenta «Amo a las mujeres, son la cosa mas hermosa que existe en la tierra, mas no me siento una… Son bastante críticas la verdad pero eso me ha llevado a ser mejor. Como te mencioné anteriormente, he sido el blanco de muchas críticas en cuanto a mi danza… Afortunadamente siempre cambio el pensamiento de los espectadores y trato de llegar al lado sensible de las personas. En el antiguo Egipto, la danza era ejecutada solo por hombres, eso para mi es muy importante, es todo lo que necesito para sentirme seguro. Me siento orgulloso de mi rol masculino y trato de representarlo siempre».

Cuando se trata de prioridades en el arte, Gerardo confiesa que para él, la técnica pasa a un segundo plano ante la pasión: «la PASIÓN es lo mas importante ¿por que? Porque la técnica la puedes aprender de cualquier buen maestro, pero la pasión es INTRANSMITIBLE, es algo que tienes que buscar dentro de ti. Allí está el meollo del asunto, se encuentra en órbita, alrededor del eje de nuestro ser y solo tu la puedes encontrar.’

En un estrato más personal, Gerardo, fuera de su rol de Gerar, es esencialmente un misterio, lo cual realza la fascinación de la audiencia ante este danzarín que desafía las normas convencionales en ámbitos artísticos, culturales y de género. Matices de sensibilidad (inherentes a cualquier buen artista), romanticismo, empatía, y una timidez bastante encantadora, hacen de Gerardo un ser muy especial que florece en el escenario. Para nuestros lectores el bailarín deja ver pequeños retazos de su vida fuera de las tablas. Descubrimos así su afición para la gastronomía y su búsqueda de inspiración en el mundo más allá de la música.

Ya cerrando la exclusiva, Gerar Makuen nos regala un trozo de inspiración para todos los amantes del arte. «Los invito a que hagan danza tribal, un arte muy bello y milenario. Es un baile nuevo pero tiene la fuerza y la magia de raíces muy antiguas».


Photo Credits: Oreana Foresti

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