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Azucena Mecalco
Azucena Mecalco - ViceVersa Magazine

La voz de la censura (Parte II)

En la entrega anterior (La voz de la censura I) expliqué los elementos que convirtieron a Sailor Moonen una de las favoritas entre el público masculino y femenino, sin embargo ¿cómo fue que esta serie logró su transmisión en México en una época en la que la censura se hacia presente de manera tan radical?

En Sailor Moon, elementos como el estilo de dibujo, la paleta de colores vivos y la música happy mood, contrastaban con los colores fríos de Saint Seiyay su soundtrackmelancólico, y la escases de fan servicedescarado la diferenciaba de la repetitiva fórmula mil veces usada por Ranma ½,ello hacía posible la aparición de escenas siniestras que sin embargo resultaban decorosas en comparación con los animes antes mencionados.

Así, pues, las producciones simbólicas deben sus propiedades más específicas a las condiciones sociales de su producción y, más concretamente, a la posición del productor en el campo de producción que determina a la vez, por mediaciones diferentes, el interés expresivo, la forma y la fuerza de la censura que se le impone y la competencia que permite satisfacer ese interés en los límites de tales coerciones (Bordieu, 1985:110).

Es desde esta perspectiva que podemos entender el doble discurso de censura utilizado para permitir la transmisión casi original de la serie de la marinera de la luna en tanto otras eran mutiladas por menos o quizá por el mismo contenido, porque no podemos olvidar que independientemente de que el cuerpo de Serena y compañía se volviera color blanco brillante durante la transformación, todas aparecían completamente desnudas capítulo tras capítulo, además de que Serena y la archienemiga de todos, Sailor Galaxia, aparecieron al natural ya para el final de la serie, sin luz brillante ni nada por el estilo.

No sólo eso, los monstruos lucían trajes exuberantes que poco dejaban a la imaginación, sin contar con aquellos que se destapaban las partes más curiosas del cuerpo para absorber semillas estelares, o extraer el espejo de los sueños.Aunque claro, la diferencia era que ninguno de los protagonistas ostentaba, el papel de «pervertido» encarnado por el maestro Roshi (Kame-senin), Haposai, o Yokoshima, en otras series. Asimismo, las situaciones «pícaras» en donde una cosa lleva a otra y concluye en un incidente de connotación sexual eran inexistentes, por lo menos en las primeras cuatro temporadas.

Un asunto muy diferente es el de la violencia. La RAE la define como «acción y efecto de violentar o violentarse», lo cual no resuelve nada en términos prácticos. El término de «violencia» tiene tantas acepciones como disciplinas existen;en este texto se entenderá «violencia» como: el «uso de la fuerza para conseguir un fin, especialmente para dominar a alguien o imponer algo» (Diccionario de Oxford, 2018).

Partiendo de esta definición aseguro que en Sailor Moonla violencia era tema de cada capítulo. Todos los episodios contaban con un nivel de violencia distinto, no sólo de violencia física o violencia «justificada» referida por Walter Benjamin como «aquella que sirve para fines justos» (Benjamin, 1998: 23).

No, en Sailor Moonno sólo los «malos» sufrían de violencia física, incluso las protagonistas se veían afectadas por ella. Desde luego resulta obvio al pensar que «luchaban por el amor y la justicia», mas la violencia real no venía de parte de los enemigos, sino de ellas mismas, que a primera de cambios se golpeaban y amenazaban entre sí, eso sí de forma muy cómica. Sin contar con la violencia psicológica presente cada vez que alguna de las amigas de Serena la llamaba «tonta, despistada, floja, haragana, incapaz, irresponsable…» y un largo etcétera.

Entre estos aspectos y la violencia explícita visual no sé cuál es más aterrador. Cada temporada pudimos ver a algún pobre personaje sacrificar su vida en pos de «el ser amado». Tan sólo en la primera temporada Netflyte, Zyocite, Darien y las Sailor scouts sacrificaban sus vidas. En la segunda temporada Zafiro y Esmeralda hacían lo propio. Seguidos en la tercera parte por Haruka, Michiru, y el Trío del Amazonas, para terminar con todas las sailor scoutsde todas las galaxias en la última temporada. Mas, todo ello se transmitió íntegro en televisión abierta, horario doble A, dejando de lado todo lo que pudiéramos entender sobre violencia y censura.

Hasta aquí parece que realmente esta serie de Naoko Takeuchi fue privilegiada. Curiosamente, sí existió un fenómeno de censura para Sailor Moon. Uno tan discreto y sutil que o pocos lo conocen o se toma por insignificante: grave error.

Veámoslo así,  Sailor Moonfue una de las primeras series de televisión transmitida pensando en el público infantil que abordó directamente el tema de la homosexualidad. Ello resulta encomiable, sobre todo si analizamos el contexto en el que inició su transmisión y los todavía actuales ataques en contra de la comunidad gay en México.

No sólo fuimos testigos de la amorosa relación de: Haruka y Michiru, que no tenían reparo en darse conmovedoras muestras de amor en cada capítulo. También presenciamos el inmenso amor que le prodigaba Sailor Star Fighter a Serena, y que hasta el día de hoy, por lo menos yo no logro descifrar si era chico o chica. Aunque realmente su género sale sobrando, sobre todo después de verlo inclinado frente a Serena bajo la lluvia y pidiéndole dejarlo reemplazar a Darien. Además de que todas las referencias a la homosexualidad se realizaban de forma natural, nunca bajo una visión peyorativa. Cada personaje veía y evaluaba la relación del otro sólo con respecto a la armonía existente en la pareja.

La parte oscura surge cuando nos preguntamos ¿porqué si no se censuró la presentación de elementos explícitamente lésbicos se optó por no permitir la aparición de los personajes homosexuales masculinos?El gran cómplice de esta situación fue nada menos que el doblaje.

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