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La Vida Boheme
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La Vida Bohème: En «Nuestra será la lucha» quedó un tajo de nuestro hígado

A veces se nos olvida que La Vida Bohème son 4 personas diferentes y no una sola multiplicada. Desde sus inicios, un poco antes de ser ganadores del Festival Nuevas Bandas, en Venezuela en 2008, han logrado fusionar las individualidades de Henry D’Arthenay (Guitarra, voz principal, teclados), Daniel de Sousa (Guitarra, segunda voz, teclados, percusiones), Sebastián «Chevy» Ayala (Batería, segunda voz, percusiones) y Daniel «Mono» Briceño (Bajo, segunda voz, teclados), para producir tres álbumes de estudio, un EP y un álbum compilatorio que pueden generar diferentes opiniones pero nunca indiferencia. Los tres trabajos de estudio, Nuestra (2010), Será (2013) y La Lucha (2017), reflejan un concepto que desarrollan y profundizan en la trilogía: su visión de la vida y su sentir como latinoamericanos.

Conversamos con Henry y Chevy sobre su recorrido como banda, su migración a México, los procesos creativos que hay detrás de sus obras y los significados escondidos en algunas frases o canciones.

 

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Imagen cortesía de La Vida Bohème

 

¿Cuál es, en su opinión, la conexión emocional que genera su música con Latinoamérica?

Nuestro propio sentir. Es música elaborada por nosotros y nosotros somos latinos. No es otra cosa más que compartir el orgullo de venir de donde venimos, y el agradecimiento por tener la conciencia de que eso sí importa, al menos en un sentido espiritual. Es el sentimiento más genuino del ser latinoamericano. Solo eso.

 

Entre Nuestra y Será, hay un cambio importante, porque en el segundo comienza a verse más evidente la temática social y el folklore. ¿Qué les ocurrió a ustedes como banda para que se diera ese cambio?

Nuestra la hicimos cuando teníamos 18 años. Los discos son testimonios de nuestra evolución como seres humanos, de nuestro mismo proceso hacia la adultez. Ahí nos tienen desde los 18 hasta los 28 años. Son 10 años de vida importantes para cualquier ser humano porque las cosas cambian muy rápidamente. En especial para quien vive en nuestro tiempo. Para entender mejor la evolución que se refleja en nuestra música hay que recordar lo que estaba pasando en ese momento. La música está muy relacionada con nuestras vidas.

En el momento en el cual grabamos Será, teníamos 22, 23 años. Vivíamos en Caracas y las cosas ya estaban bastante mal. Hubo acontecimientos que nos influyeron. Recuerdo que en esa época, aumentaron los secuestros entre personas de nuestro círculo cercano, y también asesinatos entre conocidos. Nos daba miedo volver a casa a las tres de la mañana después de trabajar. En el ambiente se respiraba una calma tensa.

Hay muchas obsesiones personales dentro del proceso y del disco. Las obsesiones en aquel momento eran el dramaturgo y director José Ignacio  Cabrujas y los ritmos venezolanos. Tuvimos la suerte de contar con personas, como el Negro Álvarez, quienes estuvieron muy cerca de nosotros durante esos momentos. Pudimos investigar con músicos folklóricos las dudas que teníamos y tomar inspiración de ellos. Por ejemplo, Sebas y el Negro Álvarez se sentaban a hacer ritmo de San Juan con unos ceniceros, y así nos dábamos cuenta de que eso era lo que queríamos.

Hay algo que entender de Será. Éramos chicos de 22 años haciendo unas búsquedas sin límites en el estudio de los ritmos y con músicos de gran experiencia.

Fue una súper aventura, casi infantil, porque nos dimos el lujo de aprender, experimentar con los ritmos y divertirnos con nuestros amigos. Desde entonces, ese viaje no ha parado. Será marca una etapa bastante obsesivo-compulsiva durante la cual tuvimos la suerte de contar con profesionales quienes nos consintieron y fueron indulgentes con nosotros. Los trombones del final de Ariadna son de Domingo Pagliuca, quien es uno de los trombonistas de Juan Luis Guerra y hermano de Rudy, co-productor del disco. Rudy le enseñó lo que estábamos haciendo y Domingo no nos cobró nada. Eso no pasa con frecuencia.

Nuestros álbumes son siempre una locura sin sentido, pero Será fue el menos visceral de todos, fue más cerebral.

 

 

¿Cuál fue la inspiración para el vídeo de “Você”?

Era un statement. La pieza de Você, que tiene el intro con la voz del expresidente Pepe Mujica, tomó un buen tiempo. Se hizo en paralelo con el disco. Nosotros íbamos haciendo las canciones, y al mismo tiempo íbamos trabajando en el video.

Você fue una de las primeras canciones que salió del tercer disco, en composición. Henry en ese momento tenía que pasar mucho tiempo en Caracas por cuestiones familiares. Johan Verhook, el director del video, vivía en Caracas así que se encontraban para estudiar las maquetas en las cuales, en esa temporada, nosotros estábamos trabajando en México. Daban vueltas por La Boyera escuchando el disco y hablando de la vida, y de otros documentales… En ese momento ejercían mucha influencia en nosotros el trabajo del director independiente Don Hertzfeldt y las películas: Baraka, Ciudad de Dios, La sal de la Tierra, Sans soleil del director Chris Marker y Cosmos de Carl Sagan… Todo lo que giraba alrededor de la naturaleza, el mundo, la realidad. Queríamos ver la belleza dentro de lo que es real, sin intentar fabricarla ni ponerle un adjetivo. Es lo que buscamos con Será.

Nuestros álbumes son péndulos. Lo que hicimos en Nuestra, lo combatimos en Será, y eso lo rebatimos en La Lucha. Cada álbum es la antítesis del otro. Tras mucha oscuridad, queríamos tener más color. Queríamos ver las cosas por lo que son, y por esa razón crear una pieza de docuficción.

Johan pasó una gran parte de su infancia en Santa Fe de Sucre. Muchos de los amigos de ese tiempo con quien jugaba fútbol, luego se convirtieron en malandros. La vida de Johan, que en la infancia había sido tan parecida a la de ellos, tomó un camino muy distinto.

Comenzamos a hablar de esas cosas de la vida. Nosotros, recién mudados en México, estábamos muy influenciados por sus ideas de la muerte, los guías que tienes después de la muerte, la muerte como otro tipo de plano. Jodorosky nos acercó al mundo mágico. Con todo eso, Johan junto a José Ostos hicieron el guión de Você. Cuando lo tuvieron listo, salieron a grabar procesiones por Santa Fe de Sucre, a buscar niños y personas del pueblo dispuestos a actuar. En ese video los únicos actores son Samanta y el niño ya grande. Todos los demás son personas del pueblo que se unieron al proyecto, a nuestra locura. Por un momento el pueblo jugó a eso, a la película. Nosotros les estamos muy agradecidos. La construcción de la obra colectiva dentro del pueblo es casi más importante que el video en sí mismo. La filmación logró llevar insumos a las dos locaciones donde grabamos, porque allí no tenían nada y cualquier cosa tarda mucho en llegar.

Documentamos la vida, la realidad, a las personas. El niño acababa de perder a su abuelo, así que para él, el documental también fue un momento en el cual pudo procesar sentimientos muy difíciles de asimilar, cuando pierdes a una persona querida. Fue un rodaje terapéutico. Sí, Você es la piece de resistance, muestra el valor curativo de la música y de los procesos de realización.

 

Dado que la trilogía de estos discos se llama Nuestra será la lucha al combinar sus títulos, ¿Cuál es “la lucha” que proponen ustedes?

Es nuestra historia. Son momentos traumáticos de nuestras vidas que nos empujaron a plasmar ese proceso en canciones. Ahí queda un tajo de nuestro hígado.

Hay una lucha que es de La Vida Bohème, otras son de algunos de nosotros. Cada uno tiene su propio proceso. No tienes que ganar la batalla para que la batalla sea una victoria dentro de ti. No tiene por qué significar algo en específico.

Pepe Mujica lo resume mucho. No habla de algo más que de hacer las cosas lo mejor que puedas. A pesar de haber sido Presidente, no usó ninguna palabra diferente de la que diría cualquier otra persona. Despertarse e irse a dormir. Seguir hasta que decidas irte. La lucha es bonita, es poesía. No tiene orden. No es una palabra bélica. Es el mismo proceso que debe realizar un patico cuando nace y tiene que romper el huevo para salir. Al final lo que nadie te quita es lo que pasaste y aprendiste. Lo que te va haciendo como ser humano.

 

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Imagen cortesía de La Vida Bohème

 

¿Por qué escogieron México al momento de emigrar?

¡Gracias México! ¡Qué viva México! Es un país que nos ha dado mucho. Esta es una tierra “cabroncísima”. No ha sido fácil, y tampoco iba a serlo en ninguna otra ciudad. Decidir fue un proceso largo, como de dos años. Al final nos fuimos todos juntos, agarrados de la mano. Fue un proyecto compartido. Nos pusimos como meta quedarnos seis meses, porque sólo teníamos dinero para ese tiempo. Fue muy bueno porque todos queríamos lo mismo. Y agarrados de la mano, nos tiramos a la piscina.

Vinimos a México por la banda pero luego este país nos hizo crecer muchísimo como seres humanos. Nosotros necesitábamos un cambio de aire. Venezuela en ese momento, en el cual estábamos trabajando en Será nos ponía en un mood bien denso. Es lo que se escucha ahí. Cuando salió el disco, fue un choque para mucha gente. Nos decían que era muy dark, comparado con Nuestra. Sin embargo no nos gusta ser esclavos del público. Cambiamos para ser libres y experimentar con la música.

 

En Lejos hay un verso que dice “¿Qué estoy haciendo aquí? Pagando para vivir”, ¿Cómo creen que paga el inmigrante ese precio en el país que lo acoge?

De muchas maneras. Con el tiempo de adaptación, por ejemplo, si bien los seres humanos, como dice Darwin, seamos adaptables. Con el esfuerzo que tienes que hacer para integrarte en un nuevo lugar. Cuando viajas siendo ya una persona adulta tienes un pasado durante el cual has ido conociendo gente, haciendo amistades. Hay una playa, el recuerdo de quien te dio los besos por primera vez, de tu primera historia de amor, tu primer trabajo y el primer despido también, el negocio que montaste con tus amigos, a quien les va bien… De repente, todas esas cosas ya no están, ya no las tienes cerca. De un día para otro, esa persona que eras se ha transformado en un fantasma, en una línea fantasmal sobre la cual dibujas otra. Es como una oración escrita con tiza, se va borrando pero sigue impresa en la pared, le dibujas otra encima y la anterior queda como contorno.

Creemos que el peso con el cual hay que cargar viene del tener memoria. Es bastante difícil vivir dos veces. Yo creo que eso es lo que paga el inmigrante. No es fácil encontrar gente, lugares, amores, comidas que te gusten tanto como las que has dejado. El precio que paga el inmigrante equivale a memoria y nostalgia mezclados con adaptación.

 

¿El arte y la política se mezclan?

El arte está diseñado para curar el daño que hace la política, y la política para controlar el desastre que el arte trae al mundo. Tenemos que estar en relación. No se mezclan, pero sí están en relación, más en las circunstancias que atravesaba Venezuela cuando teníamos 18 o 19 años y todos estábamos politizados. Ninguno de nosotros es político. No nos gusta cantar solo para fines políticos. Nuestra nació del deseo de informar y estimular la gente a abrir los ojos. Será fue algo más introspectivo.

Cuando el arte y la política se unen, es propaganda. La política tiene un fin práctico, el arte no. Se trata sobre si conectas o no. A pesar de estar en desacuerdo con las posturas políticas de Residente, uno de los dos líderes de Calle 13, reconocemos que Latinoamérica, es una canción de gran belleza. Ahí no sólo tienes el ámbito emocional de uno de los mejores músicos de Latinoamérica, sino también uno de los poemas más lindos, dedicado a un continente históricamente muy golpeado. Conectamos con ese sentimiento, y la canción nos anima a comportarnos mejor como latinoamericanos, a nivel político y social. Nos gusta porque genera un sentimiento de amor y empatía con lo que expresa.

Todo es parte de la vida: las hamburguesas, los presidentes, las putas, el huevo revuelto… Nosotros siempre hemos intentado escribir sobre lo que pasa en nuestras vidas. Tuvimos mucha política alrededor. En Venezuela me jode que la gente trate a los políticos como rockstars y a los rockstars como políticos. Juzgan a los artistas como si fueran políticos y dejan que los políticos hagan las cosas más atroces e idiotas. Eso para mí es un despropósito. Hay gente que nos dice que somos muy frontales, otros nos critican porque no somos tan frontales. Nosotros queremos volver a nuestro país, pero queremos tocar para gente que esté bien y feliz, no para un dictador.

 

 

Tienen una canción titulada El milagro del sur, ¿Cuál creen ustedes que es ese milagro?

¡Nosotros! Los latinoamericanos. Mira nuestra historia, la gente. Somos el árbol que sigue partiendo el asfalto. En él se refleja nuestro ímpetu de crecer, de esperanza. Cuando, por ejemplo, los alemanes vienen a Latinoamérica, se sorprenden al ver que siempre nos anima una esperanza. De buenas a primeras, hay una esperanza de bondad. A pesar de lo que hemos vivido, de las masacres horribles, seguimos abriendo las puertas. Tenemos esperanza con respecto a nuestro futuro y también a muchas otras cosas más cotidianas. Por ejemplo nos entusiasmamos en los Mundiales de fútbol y nos anima la esperanza que a nuestras selecciones les vaya bien. Somos soñadores. El latinoamericano es muy soñador. Es algo muy hermoso.

Todos los sacrificios que hemos enfrentado, no han sido en vano. La canción latina suele ser muy desesperanzadora, en el sentido de que los muertos son una tumba, una lápida, pero en realidad son las hojas del árbol. El árbol va creciendo, y posiblemente las primeras ramitas sean las que reciben más golpes, pero, cuando el árbol está grande, 50 ó 60 años después, esas ramas son las que están al tope. ¿Cuántos vientos no habrán tratado de tumbarlas? ¿Cuántos animales no las habrán querido morder? El tiempo es sabio, y pienso que la vida te pide paciencia. Creo que el milagro del sur somos nosotros, es esa rama que sigue creciendo, independientemente de todos los golpes recibidos. Seguimos creciendo. La vida no se detiene.

 

¿Cuáles son sus proyectos para este año?

Acabamos de terminar 3 discos. Han sido 10 años de muchísimo esfuerzo. Nuestros discos pueden gustar o no, pero nadie puede negar que les hemos puesto el corazón y que en ellos están nuestra carne y pellejo.

En los próximo meses haremos giras por Europa y Suramérica. En Estados Unidos estamos en proceso de confirmar fechas para finales de año o comienzos del que viene. Queremos salir de estos discos para crear nuevo material, cosas nuevas. Vamos a matar proyectos que teníamos en la cabeza, cosas como “álbumes alternativos” de La Vida Bohème. Estamos escribiendo y tratando de terminar todo pero enfocados en realizar bien nuestra gira.

La banda está en un punto de vida súper óptimo. Queremos tocar, grabar y sacar nuevos proyectos. Haremos algunos videos de La Lucha antes que termine el año. Como banda, queremos cerrar todo lo que estuvimos haciendo antes de apretar nuevamente el botón de reset.

A pesar que entre nosotros tres mediaba un océano, miles de kilómetros y la pantalla de la computadora, la entrevista se desarrolló como si fuera una conversación entre amigos con muchas afinidades. Quizás sea porque hay el recuerdo de escenas de vida que se desarrollaron teniendo como música de fondo canciones como Flamingo, Hornos de Cal o Você. Será también por la conexión que crea ese sentimiento de añoranza por el terruño, por la Venezuela que vivimos y que ya no existe o que soñamos tener y nunca tuvimos.

Lo que sí quedó claro es que cualquier momento será bueno, siempre, para pulsar el botón de reset, bien sea solos o acompañados con la increíble música de La Vida Bohème.

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