Nosotros vivimos la angustia de la Venezuela que hoy somos. Nuestra conciencia aborda la condición que hoy nos oprime y se enfrenta al gran reto que representa superarla. Aceptamos la tragedia y cargamos con su peso, no sumisos ni compasivos, sino con rabia y vigor de hombres y mujeres libres, como dignos herederos de la rebeldía de Sísifo.
Este es nuestro sentimiento, la pasión que nos define. Aquellos seres que no pueden etiquetarnos en sus pobres clasificaciones se ven desesperados y nos toman como una amenaza. Nos llaman ‘indiferentes’ cuando nos rehusamos a formar parte de su juego electoral mediocre, o en cambio, nos llaman ‘radicales’ cuando expresamos los valores que nos definen y el norte por el cual luchamos. No cabemos en los esquemas presentes. Nuestro espíritu se niega a ajustarse a las barreras que confinan lo conveniente para los estándares de nuestro tiempo. Somos escépticos, pero con hambre de gloria y ardor por la vida.
Es esta condición humana que compartimos el motivo de nuestra unión. Estamos unidos en la necesidad de forjar con heroísmo una historia distinta, esa de la cual nos sentimos merecedores. Para ello, reconocemos el imperativo de formarnos como una nueva élite venezolana, esa que romperá con los esquemas caducos que hoy nos atan y será la encargada de abrir un camino hacia el progreso de nuestra Nación. Rompemos con el socialismo de todas las denominaciones, esos que nos han rebajado a lo que hoy tristemente somos. A su vez, rompemos con la moral gregaria y pasiva que glorifica la debilidad y nos condena a poner la otra mejilla.
En cambio, abrimos paso a una nueva forma de hacer Política, esa que Venezuela no ha conocido nunca, que pone a la Libertad del ser humano y su Dignidad en el centro. Con ella, combatimos la crisis cultural que nos constriñe, promoviendo la formación en valores para la sustentación de una sociedad de hombres libres y responsables. Este gran reto lo emprendemos conscientes de nuestra realidad como país, a su vez considerando un contexto global que nos define como defensores de la Civilización Occidental. Abogamos por instituciones fuertes que nos identifiquen, con un Estado limitado y una ciudadanía activa y empoderada, que defiende su propiedad privada y forma alianzas para la solución de los problemas comunes.
El llamado es para ti, joven venezolano, te encuentres en tu tierra o estés formándote en el exterior. No permitas que te domine la desesperanza y el pesimismo cuando veas la realidad actual de tu país. Nosotros no somos idealistas ni soñadores ingenuos: somos la generación de jóvenes venezolanos que sacará a Venezuela adelante, más temprano que tarde, con intelecto y sudor.