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La proyección como defensa

Proyectarse significa proteger al yo de sentimientos de culpa y de vergüenza, y también no querer aceptar los errores. La finalidad es evitar el sufrimiento y la angustia.

Los pensamientos que provocan ansiedad se proyectan en otra persona, el otro se vuelve un espejo de lo que no queremos aceptar. La introyección, la proyección y la identificación son mecanismos de defensa que ayudan al desarrollo de la personalidad y a la diferenciación entre seres humanos. La proyección representa una expulsión simbólica. Es como si lo que está dentro de la persona estuviera fuera de su ego. Todos recurrimos a la proyección como defensa en mayor o menor grado. Se trata de una maniobra que permite percibir o negar las fallas, es la base del fenómeno del chivo expiatorio.

Hablando de patologías, la proyección aparece claramente en la personalidad paranoide. La psicosis y la esquizofrenia paranoide son impulsos que el paciente niega como suyos, y al proyectarlos destabiliza a los demás.

Para afirmarnos los seres humanos tenemos un mecanismo defensivo cuyo objetivo es evitar el conflicto interno y mantener el estado del yo, lo que nos define como individuos y como parte del grupo. Cuanto más se niegue y se trate de reprimir aquello que molesta, más pruebas tendremos de que existe. Con el paso de los años, sobre todo después de los 40, aflora lo reprimido, es lo que pasa a veces en casos de homosexualidad y en las neurosis.

La psique intenta equilibrar al ego mediante la presión creada por el inconsciente no reconocido. Entre más a la defensiva se muestre el individuo en cuanto al acceso a la verdad, más presión creará y eso se evidenciará por medio de síntomas.

El inconsciente tiene varias maneras de manifestarse: a través de los sueños, las proyecciones, el arte, los símbolos como el grafiti, hasta las pinturas rupestres y los rituales en la vida personal. Los dichos explican el significado de la proyección: “lo que te choca te checa”. “Ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en la propia”. El ladrón cree que todos son de su condición”. “Nada es verdad, nada es mentira, todo es del cristal con que se mira”. 

La proyección es enemiga de la razón, la objetividad y la verdad. Otra manera de captar nuestras proyecciones es mediante los actos, las conductas y a través de las reacciones emocionales. Cuando algunos aspectos de las personas o de la sociedad nos afectan y molestan demasiado, podemos reconocer señales de que ese rasgo, defecto, cualidad o actitud está en nosotros. Un ejemplo es la homofobia.

El análisis de las proyecciones es básico en la psicoterapia para conocer el mundo interno y el crecimiento personal, así suponga alterar la tranquilidad del individuo; conocerlas y hacernos cargo de ellas es una forma de mejorar las relaciones con los demás y respetar a los otros. Es además un método para darnos seguridad, para permitirnos crecer y madurar. Las proyecciones son uno de los factores principales en el conflicto de pareja. La no aceptación de los defectos personales es causa de divorcio.

Para entender este mismo fenómeno en política, basta analizar las conferencias mañaneras del presidente López Obrador quien se proyecta, y, como dice el dicho “aquello que le choca le checa”: la mafia del poder, los conservadores, los tecnócratas que hicieron negocios al amparo del poder. Luego avienta la culpa al neoliberalismo. Además, utiliza de manera frecuente otro mecanismo de defensa; la negación, él siempre tiene otros datos.

La época del presidencialismo en tiempos del dominio priista se queda corta ante el poder absoluto que ostenta el actual Jefe de Estado. Se le olvida su etapa de rebeldía, el conflicto postelectoral de varios meses, los bloqueos en la Av. Reforma. La crítica a Porfirio Díaz, es una proyección de su deseo; es obvio que quiere reelegirse. Se muestra como un pobre que tuvo el honor de ocupar el trono del poder. Cada vez que habla ante un micrófono me doy cuenta de que no está a la altura de una presidencia moderna. Necesita terapia, pero, el narcisismo que padece no le permite reconocer sus proyecciones.

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