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La política internacional de Quino

Mafalda, Quino

La reciente elección de Venezuela para formar parte del consejo de seguridad de las Naciones Unidas, dejó perplejo al mundo entero y no sólo al continente americano, pero quienes siguen de cerca la política internacional de dicho organismo y las elecciones anuales de sus miembros no permanentes, estaban clarísimos de que no podía seguir dilatándose lo inminente.

La respuesta inicial fue una serie de aseveraciones sobre cómo un país donde se violan los derechos humanos, con agotamiento de sus reservas nacionales, la mayor inflación del mundo y un presidente poco a la altura de su rol, va a ser parte del organismo de seguridad más importante y con mayor vinculación en el sistema internacional (ni siquiera vamos a  hablar de que la hija del difunto presidente Chávez será la representante suplente porque mi internacionalista interna saldría a buscar venganza en cualquier momento).

El hecho, es que Venezuela no cumple con el perfil para formar parte del consejo, pero ninguna de las  razones para ello son las acusaciones amarillistas que algunos medios usaron como pivote para sustentar ésta tesis. El hecho de que tenga una inflación brutal, falta de fondos, un líder cuya legitimidad fue cuestionada o que se financie una vida de ricos y famosos a la monarquía Chávez, no es un impedimento para ser parte del núcleo; la única concesión posible es respecto al tema de los derechos humanos porque es fundamental ser un país ejemplificador respecto a la protección de los mismos, pero dejemos un poco de lado nuestro sesgo oposicionista y aceptemos que no somos Corea del Norte.

El motivo real por el cual no somos dignos de dicho reconocimiento, es fundamentalmente por incumplir con nuestros deberes con la carta de las Naciones Unidas en más de un sentido. Para empezar, porque tenemos una deuda de 28 millones de dólares con la organización como contribución al presupuesto, por ser estado miembro,  de los aportes obligatorios, en segundo lugar por ignorar imperativa y categóricamente la resolución del grupo de trabajo sobre la detención arbitraria en el caso de Leopoldo López, y en tercer lugar por estar más que lejos en el desarrollo de seguridad y defensa a través del cual se supone que puedes aconsejar para asegurar la paz y la seguridad internacional, digo yo.

Venezuela es experta en comprar armamento y material militar chino, de calidad dudosa y dudosa fecha de vencimiento; ruso pero sin la capacitación técnica para manejarlo o mantenerlo (los Sukhoi 30 MKV volando por el cielo tropical caraqueño como si cualquier cosa) y dispositivos de guerra manufacturados en Brasil cuyas cifras reales no se encuentran en los registros públicos del ministerio popular para la defensa. Se reformó la constitución en 1999 para otorgar a las Fuerzas Armadas Nacionales atribuciones especiales en la labor fronteriza, pero es hasta la fecha de hoy en el 2014, donde no se han ajustado los mecanismos legales internos para garantizar que se desarrolle con normalidad, por ejemplo, porque sigue sin redactarse la ley orgánica de las fuerzas armadas y su mandato está sujeto exclusivamente a la voluntad de la carta magna.

No es la primera vez que se cuestiona la moral de un país al ser elegido para formar parte de la liga de la justicia de la paz internacional, le pasó a Ruanda en 1994 (pleno genocidio, 1 millón de personas muertas en dos meses por tribalismo), a Siria en el 2002 (Al-Assad lleva más tiempo haciendo de las suyas de lo que la gente piensa), y Libia en el 2008 (porque Gaddaffi siempre hizo lo que le dio la gana).

Es muy fácil echarle la culpa de todos los males de inacción a la ONU como si fuese un súper poder galáctico regente del mundo, y que tiene todas las posibilidades de pararle el carro a los dictadores malcriados, pero frente a éstas acusaciones yo siempre hago dos recordatorios fundamentales: 1) La mayor parte del trabajo lo desarrolla el consejo económico y social, donde se gasta más del 70% del presupuesto financiando el desarrollo de políticas públicas y entrelazando el trabajo de millones de organizaciones alrededor del mundo para garantizar la cooperación humanitaria internacional, y 2) La ONU es exclusivamente el resultado de la voluntad sumada de sus estados miembros (Dato curioso: la FIFA tiene más miembros que la ONU), y toda decisión política por acción u omisión, es exclusivamente lo que se logra con negociaciones bilaterales de acuerdo a los vínculos de inter-dependencia de cada país.

Cuando se quejen de que es una vergüenza que seamos parte del Consejo de Seguridad o el Consejo de Derechos Humanos (PROHIBIDO OLVIDAR), por favor tengan en cuenta que todos los países a los que admiran por ser democráticos lo permitieron (EEUU estuvo desde 1998 bloqueando nuestro ingreso y ¿De repente no?) y que tuvimos 181 votos a favor de los 193 miembros que componen la organización, a los cuales les juro que no compramos en su totalidad con petróleo. La ONU no es la que no funciona, el problema es el mundo. Mafalda siempre tuvo razón.

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