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La paz en el Edén y la otra paz

En el patio de doña Alba hay un balde en el que alguna vez hubo pintura. Dentro queda el agua apenas por la mitad, y con suerte en diez días lo podrán llenar de nuevo. Y aunque esto es tanto, no pasa nada. Un día doña Alba y otras víctimas dejaron de quejarse.

Javier Surasky se ha desempeñado como coordinador del Centro de Estudios sobre los Objetivos del Milenio del Instituto de Relaciones Internacionales. El grupo de investigación en Filosofía y Teoría de la Administración de la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales, le hizo una entrevista[1]. Surasky dijo algo valioso: “Cuando yo trabajaba para el estado en DDHH, nos encontrábamos repetidas veces con la situación de estar hablando con pibes de barrios marginales, que eran repetidamente detenidos por la policía, y cuando la policía los detenía sólo les preguntábamos a ellos cómo había sido el momento de la detención, y muchos de ellos decían: ‘No, bien, todo bien, me pegaron un par de pataditas pero nada más’; eso era naturalizar algo que no tenía por qué naturalizarse”.

Al parecer no es sólo de los colombianos eso de que la desgracia tenga tanta frecuencia que luego sea asumida como un suceso natural. Eso de que tener un balde de agua para el día, o la semana o el mes, se acepte como si nada[2]. Eso de que el ruido de las balas por las noches se haya repetido tanto que se mezcle con el ruido de las ambulancias advirtiendo algo que ya no nos importa; que se confunda con el ruido de la novela en el televisor, con el llanto de los hijos de los vecinos, que se mezcle con el ruido de las motos, de los murmullos y del sonido de las vecinas echándole seguro a sus puertas[3]. Es tan natural como cuando a la hora de ir al hospital personas como doña Alba deben prepararse días antes, deben planear las urgencias para suspender la mitad de su día y poder ir a sentarse unas horas en la sala de espera. El celador del hospital ya calcula en qué momento un paciente se va a empezar a marear hasta caer desmayado, y entonces sabe que debe caminar rápido y llevar un vaso con agua. La rutina.[4]

En otros lugares del mundo suceden también cosas normales: los policías matan a otros hombres por ser de color[5], los médicos se niegan a atender a determinados pacientes, los jóvenes forman bandas para matar a otros y ensayar con los vecinos del barrio de al lado, una niña es obligada a casarse con alguien treinta años mayor que ella.[6] Es la cotidianidad del mundo. Entonces no es un defecto nacional, es un defecto humano.

En Colombia, los DDHH se definen como derechos inherentes e inalienables para todos los seres humanos, sin distinción alguna. Basta con existir.

Han pasado cinco días y doña Alba Rodríguez, habitante de Guamito, en los Santos Santander[7], lleva el balde ya no por la mitad sino vacío. Espera tranquila: “Dios proveerá”. Podrá llegar un momento en que la tragedia, ya cotidiana, ni siquiera sea percibida.

Tal vez hagan falta muchos elementos para decir qué implica la paz, no la de la definición clásica, sino la reciente, la política y cultural de la Colombia actual, la nueva forma de la paz. Hacen falta, sin duda, firmas y puntos en común, pero sospecho que debemos como mínimo aceptar que hay dos formas de la paz, la forma universal, la paz de todos, y la forma particular, la paz de doña Alba, por ejemplo. Todos sabemos que la universal se parece mucho a la paz de los evangelios, con armonía y abrazos y árboles de la ciencia y cerditos de Pietrán corriendo libres en el Edén. Todos sabemos también que la paz particular, la que se vive en hospitales y filas para llenar el balde de agua y la de las calles y los matrimonios con infantes, esa paz implica, entre muchas otras cosas, angustia. 

***

En la misma entrevista Surasky dijo: “Los DDHH no nacen a partir de ninguna cuestión inscrita en la naturaleza de la persona, nada tienen que ver con la inherencia, sino que nacen a partir de enormes y sangrientos conflictos (…) son derechos que deben ser conquistados”.

¿Y si los colombianos estamos naturalizando lo crítico y gracias a eso estamos dejando a un lado la idea de la conquista? Si es así, entonces nos merecemos todo. Quizá doña Alba merezca tener su balde vacío, quizá miles de colombianos merezcan sentarse a esperar que los atiendan en los hospitales. Quizá merezcamos que el ruido de las balas sea parte del ambiente.

¿Y si no? ¿Y si eso de que hayamos vuelto cotidiana la tragedia no es culpa nuestra? ¿Y si lo que está viviendo Colombia es una naturalización forzada? ¿Y si es evidente que hemos peleado? Verán: en una noticia publicada el 17 de marzo de 2015 en El Mundo, Leidy Sanjuán, la coordinadora de DDHH de la Escuela Nacional Sindical (ENS) en Colombia, dijo: “la Ley de Seguridad Ciudadana ha hecho que en el país, de alguna manera, se restrinja el derecho a la protesta social, algo que es muy grave porque esta se constituye como la única herramienta que tiene la sociedad civil para generar cambios o transformaciones sociales de acuerdo con sus necesidades (…) Además, en una sociedad que se supone que avanza en la transición hacia la paz, la protesta social es una herramienta para tramitar los conflictos por la vía democrática”.

Doña Alba sigue esperando tranquila. Su calma no es por falta de conflicto. Ella, y sus vecinos, y los vecinos de sus vecinos tuvieron como única salida aprender a vivir con la desgracia. Aprender a quererla hasta el punto de aferrarse a ella. No hay más.


[1] Entrevista realizada por Jose Gabriel Carvajal y Jhon Alexander Isaza en el año 2011, publicada en la Revista Ensayos.

[2] En El Colombiano fue publicada una crónica por Daniel Rivera Marín titulada Sed y abandono matan a indígenas en el desierto. Importa todo, menos morir de sed. (http://www.elcolombiano.com/historico/sed_y_abandono_matan_a_indigenas_en_el_desierto-AFEC_310132).

[3] Niña de siete años resultó herida por balacera de combos en el barrio Castilla. Noticias Caracol publicó esta noticia. Su relevancia es la muerte de la niña, no la balacera. (http://www.noticiascaracol.com/medellin/nina-de-siete-anos-resulto-herida-por-balacera-de-combos-en-el-barrio-castilla).

[4] En el 2012 El Tiempo publicó un video de una mujer muerta en una sala de espera en Cúcuta. Y Noticias Caracol en 2015 publicó: Mujer embarazada se desmayó en plena sala de urgencias y no la atendieron. (http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-11826901) – (http://www.noticiascaracol.com/colombia/mujer-embarazada-se-desmayo-en-plena-sala-de-urgencias-y-no-la-atendieron).

[5] El Diario de España publicó en el 2015: Un policía mata a tiros por la espalda a un hombre negro desarmado en Carolina del Sur. Porque sí. (http://www.eldiario.es/politica/Arrestan-policia-EEUU-hombre-desarmado_0_375162495.htm).

[6] Niña de 8 años muere agredida sexualmente en su noche de bodas. Noticia publicada por El Universal en el año 2013. Es alarmante la muerte de la niña, no la boda a los ocho años. (http://www.eluniversal.com.co/mundo/nina-de-8-anos-muere-agredida-sexualmente-en-su-noche-de-bodas-134238). 

[7]En marzo de 2016 La Silla Vacía publicó: El conflicto por agua de Los Santos. (http://lasillavacia.com/historia/el-conflicto-por-agua-de-los-santos-53285).

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