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La pandemia dejará registro en el inconsciente colectivo

Todos contamos con un registro celular elaborado por historias emocionales no resueltas, de la propia vida y de la de otras generaciones. Los recuerdos dolorosos, los conflictos no resueltos se guardan como somatizaciones: síntomas que obstruyen el paso de la energía en el sistema nervioso. Accidentes, traumas, asaltos y agresiones, desencadenan un impulso de ansiedad cada vez que nos exponemos a circunstancias similares en el presente. La zona del cerebro donde se guardan los recuerdos se llama amígdala, es el perro guardián, el instinto de conservación.

Es difícil borrar los archivos, la mayoría permanecen inconscientes, se reprimen por ser dolorosos. Los recuerdos emocionales pueden llegar a convertirse en falsas guías de acción, dando prioridad al sentimiento, antes que al pensamiento. La mayoría de las decisiones humanas se basan en reacciones emocionales, en supuestos, sin un análisis racional, algo que resulta incomprensible en la era de la tecnología.

La salud mental es un estado de bienestar general que influye en la forma de pensar, en la capacidad de regular sentimientos y comportamientos. En ocasiones las personas experimentan una alteración significativa en el funcionamiento mental. Muchas las causas: la vida acelerada que vivimos, la inseguridad, el cambio climático, la incertidumbre y, en la actualidad, el miedo a morir por el Covid19.

Las personas pueden perder la capacidad de maniobra debido a los acontecimientos presentes, las noticias alarmistas, el cambio de actividades, el confinamiento y la crisis económica. Cuando se identifica la causa del comportamiento no es adecuada una diagnosis de trastorno mental, la crisis emocional es causada por un factor identificado, los síntomas son reactivos a un estrés postraumático. Si, pasado el tiempo la persona no acepta su realidad, no muestra sentimientos de culpa al hacer daño a otros o a sí mismo, entonces su condición podrá encuadrarse en un trastorno psicosocial. Estado en el cual, los cambios en el pensamiento y los sentimientos, causan angustia o perturban la capacidad para funcionar.

Las normas culturales y las expectativas sociales juegan un papel en la definición de los trastornos de salud mental. No existe una medida estándar entre las culturas para determinar si un comportamiento es normal o cuándo se vuelve disruptivo. Lo que podría ser normal en una sociedad puede ser motivo de preocupación en otra. Las personas necesitan ayuda profesional cuando experimentan cambios marcados en los patrones de conducta, alimentación, sueño, incapacidad para hacer frente a los problemas y a las actividades diarias, pensamiento inusual o “mágico” ansiedad excesiva, tristeza, depresión o apatía prolongada. Y también pensamientos o declaraciones sobre suicidio o daño a otros, uso de sustancias psicotrópicas, cambios de humor extremos, ira excesiva, hostilidad o comportamiento violento. En la situación actual las causas pueden ser el confinamiento y la crisis económica.

Los humanos somos animales sociales, de manera que la felicidad depende de la relación con los otros. Para ser felices necesitamos preocuparnos y ocuparnos de la familia, los amigos y los miembros de la comunidad. Tenemos tantas razones para sentir miedo, pero actualmente nos aterra un enemigo invisible, un virus microscópico, que, si fuera visible, nos sería más fácil destruir.

Hace falta una tribu para criar a un niño, para resolver un conflicto y para curar una enfermedad. Nadie tiene suficientes conocimientos para construir, por si solo, un aeropuerto, un edificio, un puente. Para lograrlo es necesario un grupo de expertos.

El Homo sapiens trabaja de manera conjunta, en eso nos distinguimos de los animales. Las golondrinas son maestras en ingeniería civil, construyen solas sus nidos, pero no tienen sentido de pertenencia, en cuanto termina la reproducción y vuelan sus críos, la madre abandona el nido. Los humanos, en cambio, nos apegamos a las personas y a los objetos.

Para librarnos del miedo y sentirnos seguros no es necesario esperar una vacuna, contamos con la maravilla del sistema inmunológico, la “inmunidad de rebaño” la inmunidad del grupo, en inglés herd immunity, fenómeno que se produce, cuando pasada la epidemia, la mayoría de la población ha desarrollado anticuerpos. La inmunidad protege de manera indirecta a las personas sanas. Tener presente que, un estómago hambriento, un monedero vacío y un corazón roto, enseñan las mejores lecciones de la vida.

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