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La otra educación posible

Entre el 13 y el 15 de abril, se realizó en Billund, Dinamarca, la edición 2015 de “LEGO Idea Conference”, un encuentro anual organizado por LEGO Foundation en el que participaron 300 líderes globales en las áreas de educación, desarrollo social, aprendizaje y juego. El objetivo del encuentro fue identificar las barreras y los problemas que se presentan en los sistemas educativos en todo el mundo para luego plantear soluciones innovadoras y creativas centradas en el juego.

Académicos provenientes de instituciones como la Universidad de Harvard, la Universidad de Copenhagen y Temple University, entre otras; emprendedores sociales, Fellows de Ashoka y directores de importantes organizaciones internacionales como la Fundación Reggio Children, Brookings, el Joan Ganz Cooney Center, Teach for All, International Baccalaureate Organization y UNICEF, además de  representantes gubernamentales de diversos países junto a los directivos de LEGO Foundation y LEGO Group, se dieron cita en este encuentro para crear y proponer soluciones a partir de lo que la fundación llama la “idea LEGO” según la cual: cuando armamos las cosas y las colocamos juntas para luego separarlas y volver a unirlas de formas distintas, no sólo estamos creando, también estamos evaluando, reflexionando y recreando para alcanzar nuevas posibilidades.

La Fundación TAAP fue una de las instituciones invitadas para representar a Latinoamérica en el encuentro en el que tuvo oportunidad de compartir su experiencia trabajando con padres, educadores, niños y adolescentes en Colombia, Venezuela y Centroamérica.

Con más de diez años de experiencia investigando y trabajando en la región, en Fundación TAAP utilizamos las artes visuales y el juego como herramienta para disminuir la violencia en las comunidades vulnerables, por lo que la experiencia de co-creación en la “LEGO Idea Conference” representa una oportunidad única para compartir con los gobiernos, instituciones y familias de América Latina algunas ideas que pueden ayudarnos a transitar ese necesario camino hacia otra educación. Una educación que es posible y, que le permite a los niños y adultos desarrollar habilidades sociales necesarias para afrontar los retos del siglo XXI, para poder entenderse a sí mismos como agentes de cambio, capaces de lograr su propio desarrollo.

En principio tendríamos que preguntarnos ¿por qué el juego? Durante años, el juego ha sido relegado al final de la lista de prioridades en el sistema escolar. Solamente en maternal y preescolar el juego es considerado importante para el desarrollo de los niños. Pero luego, cuando los pequeños entran a la escuela elemental no hay lugar, espacio o tiempo para jugar.

Pensemos por un momento en la experiencia que vive el niño en preescolar, donde canta, pinta, dibuja, juega con tacos y legos, recrea experiencias de la vida jugando a la escuela, al supermercado o la familia; para así aprender colores, formas, letras, lineamientos de socialización, autonomía, etc. Ese niño disfruta la experiencia y se siente seguro porque junto a sus pares trabaja en equipo explorando y creando para desarrollarse cognitiva, social y psicológicamente.

Un buen día, cuando regresa al colegio ese niño no vuelve a su salón lleno de colores y experiencias; entra a un nuevo espacio, mucho más rígido, donde debe sentarse en un pupitre o una mesa desde donde solo puede ver al profesor y la cabeza del compañero que está delante.

En ese nuevo espacio no hay lugar o tiempo para jugar, deben cumplirse los deberes y memorizar las lecciones, repetir lo que el profesor dice y trabajar individualmente, de lo contrario el estudiante es acusado de copiar o de molestar a sus compañeros. En este nuevo espacio el niño no disfruta la experiencia, físicamente se cansa de pasar tanto tiempo sentado, sin poder correr, jugar o bailar. En muchos casos no tienen las condiciones o el permiso para satisfacer sus necesidades. Si tienen hambre, sed o ganas de ir al baño deben esperar a que el maestro decida que pueden ir o a que sea la hora de la recreación porque si quieren ir durante clases estarían atentando contra la “disciplina”.

Creativamente no hay espacio para innovar porque enseñamos a los niños a que existe sólo una respuesta correcta que es la que está al final del libro. Y, socialmente no se promueve la empatía porque al estar aislados uno del otro debido a la distribución de los asientos, es poco lo que pueden sentir de solidaridad frente a sus compañeros, mientras se les incentiva a ser competitivos para destacar en clases.

Frente a este panorama es lógico pensar que exista el acoso escolar, que cada vez sean más los niños diagnosticados con “déficit de atención”, que tengamos tantos problemas por la falta de interés e incluso por el abandono escolar, porque según parece, nuestros sistemas educativos no están diseñados para que podamos disfrutar la experiencia de aprender.

Especialistas como Sir Ken Robinson, David Perkins, Howard Gardner, e incluso Carla Rinaldi, Michael H. Levine y Nikhil Goyal quienes estuvieron presentes en el “LEGO Idea Conference” 2015, han profundizado acerca de este tema para entender porque nuestros sistemas escolares, tal como han sido concebidos, alejan a los niños del disfrute por aprender y resultan ineficientes a la hora de promover el desarrollo de habilidades emprendedoras o de las llamadas habilidades del siglo XXI. En ese sentido no es mucho más lo que podamos aportar en este espacio pero si nos gustaría compartir algunas de las reflexiones que surgieron a partir de la interacción con los especialistas presentes en el encuentro:

El juego no es una estrategia para promover el aprendizaje, es la forma en la que natural y fundamentalmente aprendemos. Todo lo demás es una estrategia.

Si las habilidades que más aprecian los empleadores son la capacidad de trabajar en equipo, la habilidad para tomar decisiones y resolver problemas de formas creativas e innovadoras; la capacidad de planificar, organizar y priorizar el trabajo; las habilidades comunicacionales y la capacidad de obtener y procesar información cabe preguntarse ¿por qué seguimos teniendo escuelas que promueven una educación en la cual los niños deben trabajar individualmente y no en equipos, están inhabilitados para resolver problemas de formas innovadoras o creativas y siempre existe una sola forma correcta de hacer las cosas?. No planifican, organizan o priorizan sus actividades y aprendizajes porque todo está preconcebido y predeterminado por el docente. No desarrollan sus habilidades comunicacionales porque la interacción, el debate y la argumentación no son parte importante de la vida en el aula. Y no disfrutan de investigar, experimentar y procesar información porque se les acostumbró a memorizar y repetir contenidos.

Durante años hemos pensado que el juego, el arte, el deporte y la música no son importantes en la educación. No hay tiempo para estas actividades en la escuela y su aporte al desarrollo y al aprendizaje ha sido poco valorado. Hoy en día miles de estudios prueban que estas áreas son fundamentales para el desarrollo y el aprendizaje, entonces ¿por qué seguimos apoyando sistemas que sólo han sido creados para los niños con habilidades verbales y lógico-matemáticas, excluyendo o condicionando a la mayoría de los niños y afectando así el potencial creativo de todos?

Los niños pasan 80% del tiempo fuera de la escuela, por ello muchos aprendizajes significativos ocurren en lugares que no son considerados educativos. Podemos aprovechar esto para promover ciudades donde el aprendizaje sea divertido y memorable en todos los ámbitos de la vida de los niños.

Hoy en día sabemos que la empatía es una habilidad clave para el desarrollo infantil y para el desenvolvimiento de los adultos en la sociedad. Un ciudadano que es capaz de ponerse en el lugar de otro es menos conflictivo, tiene mayor capacidad de autorregulación, se preocupa por su bienestar y el de su comunidad. Estos elementos son valorados en el ámbito empresarial, personal y social, por ello promover escuelas que formen a los niños para ser empáticos con sus compañeros es una garantía de que tendremos chicos más autónomos, capaces de proponer soluciones y de ser agentes de cambios para beneficio suyo y de los que le rodean.

Estos son algunos de los retos que tenemos por delante. Hoy en día  responsabilizar a los docentes, o a los gestores de políticas públicas educativas  no tiene mucho sentido. Estamos frente a una oportunidad de oro, las investigaciones académicas sobre neurociencia, aprendizaje y desarrollo, la tecnología, las comunicaciones y los retos ambientales y sociales que tenemos globalmente, nos están invitando a pensar y a tener una educación diferente. Esa otra educación posible en la que profesores, estudiantes y padres compartan, jueguen, creen, se diviertan para aprender juntos y entenderse como líderes capaces de aportar soluciones a los problemas en su entorno. Tal como dijo Carla Rinaldi de la Fundación Reggio Children al recibir el LEGO Prize 2015, “nunca duden en que un pequeño grupo de ciudadanos comprometidos puede cambiar el mundo. De hecho esa es la forma en que siempre ha ocurrido”.

En ese sentido, cada familia, cada maestro, cada escuela y cada gobierno puede aprovechar esta oportunidad y reflexionar sobre estas barreras que hoy enfrenta la educación, es hora de aportar nuestra propia experiencia, conocimientos e ideas para generar experiencias desde esa otra educación. Es hora de comprender la importancia que tienen el juego, las artes, el disfrute y la empatía para el aprendizaje.

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